En estos días el mundo celebra los 86 años de García Márquez. Imposible no pensar en Cien años de soledad y su pueblo Macondo. A veces me pregunto, con una inociencia increíble, si nuestra clase política busca hacerle un homenaje al Nobel de Literatura 1982 y a esa obra. Un poco buscando inventar razones irracionales como las que ellos nos inventan para pasarse de listos.
El periódico El Nuevo Día publicó un suplemento especial en el que destapa muchas de las artimañas de nuestros honorables para evadir contribuciones. Estos son los mismos que hoy andan anunciando (y cuatrienios anteriores) medidas “antipáticas” para “salvar la casa” porque “todos” tenemos que sacrificarnos.
Nos vieron las caras de tontos (¿se las habremos dado?) y descubrieron que nos la pueden seguir viendo. Desde la Constitución, que les permite hacer leyes para beneficiarse ellos mismos; contadores públicos que se prestan para hacerle el juego; la complicidad del Departamento de Hacienda que escudriña a la clase trabajadora cada 15 de abril y guarda en bóvedas las planillas de los políticos; el Departanento de Estado que no exige cumplimiento con los informes corporativos; la Oficina de Ética Gubernamental haciéndose de la vista larga; la Comisión Estatal de Elecciones, los partidos políticos, la banca privada, concediendo préstamos a estos morosos, mala paga, con gastos exhorbitantes… Ya sabemos por qué no quieren abandonar los estipendios de dietas, autos, etc. mientras nos quieren hacer creer, como escuché del “honorable” Aníbal José Torres, que el volumen del trabajo para fiscalizar al Ejecutivo es casi una cosa del otro mundo. Tan de otro mundo que nosotros los “subhumanos” no podemos entender y debemos creerle por fe. Porque la fe, si es grande, mueve montañas. Pero aquí en Macondo, nada se mueve, nada avanza, ni tan si quiera se estanca, sino que se va en retroceso.
Y mientras las políticas paternalistas de este gobierno de “primero la gente” (pero no toma lo que piensa la gente de a pie en cuenta) impone medidas al Sistema de Retiro que irresponsablemente metieron la mano en los ingresos de los pensionados que ya trabajaron por alrededor de 30 años para que ahora los empobrezcan más y que los jóvenes que recién comienzan en el mundo laboral solo conozcan el empobrecimiento. Así, un país al borde de la quiebra sigue otorgando contratos como este. Para colmo, los alcaldes siguen aumentándose sus sueldos para que en el cálculo de su retiro poder seguir cobrando lo que se les antoja del mismo Sistema de Retiro defraudado, colapsado que hoy nos piden salvar, pero solo a algunos. No tocan ni a los alcaldes ni a los jueces. Entonces, yo me pregunto cuando hablan de “todos” ¿a quiénes realmente se refieren?
La semana pasada el Centro Para La Nueva Economía nos habló de dirigirnos hacia una “concertación social” como alternativa para salir a flote. Un diálogo entre sectores capaces de ceder algunas cosas para conseguir mejorar a Puerto Rico. ¿Cómo hacer eso cuando los primeros que no ceden son los pertenecientes a la clase política y la oligarquía de este país?
Ya lo dijo Yordano Di Marzo en “Por Estas Calles”: “Y los que andan de cuello blanco son los peores porque además de quemarte se hacen llamar señores tienen amigos en altos cargos muy influyentes y hay algunos que hasta se lanzan pa’ presidente.”
Pero nada, silencio, Hugo Chávez ha muerto.
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Ya no trabaja de bibliotecaria, fue aprendiz de socióloga y piensa en voz alta en la sección de PUERTO RiiCO en QiiBO.com
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