Lecturas anteriores: Las tres “P” – Pt. 1 Policía, Pt. 2 Políticos
Para finalizar la trilogía de artículos “Sociedad decadente” hablaré de los periodistas. Posiblemente sería más correcto aludir a los medios de comunicación como empresa en su generalidad, pero los brazos ejecutores no son otros que los que escriben, los que narran en un informativo, o los que hablan en un programa de radio, y casi todos ellos son periodistas.
Partamos de la base de que el propietario de un medio de comunicación, nunca tiene Ph7, o al menos yo no he visto todavía ninguno. Simplemente, carecen de independencia. Son simplemente un mero nexo entre un propietario, que garantiza su supervivencia, en muchas ocasiones perteneciente a la clase política y el pueblo. Esto es: los políticos trasladan al pueblo su propaganda a través de medios afines. Estos medios no son más que instrumentos usados por los políticos para conseguir sus fines, a cambio de garantizar la subsistencia del medio, y una buena vida para sus dirigentes.
¿Cual es la diferencia entre un informador y un periodista? Mientras que un informador o un colaborador se expresa con total libertad de expresión en un medio, al menos la primera vez que es invitado [ya que en caso de decir algo “no adecuado” posiblemente ya no lo sea más – véase el caso de Ramos Perea], la mera unión contractual entre el medio y el periodista coarta su libertad de expresión, y lo convierte en un mercenario del medio de comunicación que lo contrata y de su ideario [véase Iñaki Gabilondo]. Y aquí es donde cerramos el círculo de poder de coacción física y mental.
Cuando leo El Nuevo Día, El País, El ABC, La Repubblica, o cuando escucho la Cadena COPE, o la Cadena SER, siento que hemos evolucionado de la esclavitud física de los campos de algodón, a la esclavitud mental de las redacciones y estudios de grabación. Por ejemplo, los esclavos romanos eran obligados a seguir las ordenes de su propietario para poder sobrevivir, y sólo quedaban liberados de su vínculo mediante la ceremonia de la manumisión. Los periodistas a nómina, son los esclavos del ideario del propietario del medio, que a su vez, es la voz cantante del político de turno que los sustenta, y sólo son liberados de su esclavitud mediante la ceremonia del despido o de la dimisión. Tanto la manumisión suponía, como el despido supone en muchos casos, la ruina física de la persona manumitida o despedida, pero la liberación moral e intelectual más absoluta.
Esta relación Político – Propietario de Medio – Periodista en medios de comunicación privados, y Político – Periodista en públicos queda claramente patente en el hecho de que las noticias más neutrales y objetivas sobre una noticia local, vienen expuestas por medios internacionales. Por ejemplo: En España ante una noticia de subida de impuestos con un Gobierno Socialista, el diario el País, nos enumerara 10 pros y 1 con [escondidito], el Mundo nos enumerará 10 cons. y 1 pro, y solamente un diario extranjero analizará con cierta objetividad las consecuencias de la subida, salvo en el caso de que el gobierno local asociado a este periódico extranjero haya tomado las mismas medidas. En este caso, el periódico extranjero defenderá sin reparos la posición más próxima a la del ente político que lo controla. Pura corrupción mental y adoctrinamiento.
Además, el periodismo es una profesión antinatural. Así como los médicos, los abogados, o los carpinteros, responden a necesidades sociales como la curación, la defensa, o sentarse en una silla. El periodista, o escritor mercenario, ha sido creado artificialmente por los medios propagandísticos de masas para trabajar a su servicio. ¿Había periodistas antes de la creación de la prensa? La respuesta es no. ¿La sociedad necesita periodistas? La respuesta es no. Son los políticos los que los necesitan ¿Qué aporta un periodista a la sociedad? Nada que no pueda aportar un experto en un tema determinado que sepa escribir o hablar.
En mis dos anteriores posts he definido mejor o peor que es un policía, o que es un político. Mi definición de periodista es la siguiente: “Persona con estudios universitarios genéricos, subordinado a un ideario, que habla de todo sin saber de nada” y cuando digo sin saber de nada, quiero decir sin ser un experto en nada. Y hoy en día, habiendo millones de expertos en diferentes áreas, ¿Para qué queremos al intermediario? Yo desde luego prefiero a un economista que me informe de economía, que a un periodista.
Y esta falta de especialización y subordinación a los intereses empresariales, y el exceso de expertos en otras áreas, sin duda llevará al periodismo a la extinción en estos tiempos de blogs, de internet, y de comunicación casi libre… para desgracia de los políticos que por todos los medios y viendo las que se le viene encima intentan controlar/censurar, en uso de su tan manida representatividad democrática y en defensa de los derechos de unos pocos, la libertad de expresión en la red, que tan bien controlada estaba por sus medios afines, y por sus periodistas mercenarios.
Lecutras anteriores:
Las tres “P” (Policía, Político y Periodista) – Pt 1: Policía
Las tres “P” (Policía, Politico y Periodista) – Pt. 2 – Políticos
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