En el segundo apartado de la trilogía “Sociedad decadente”, hemos de hablar de los políticos. En verdad, no se diferencian mucho de los policías, salvo en que son más listos (que no más inteligentes), y ganan más dinero. Mucho más.
De nuevo, cómo dije en mi anterior post, no sería justo decir que todos los políticos son malos o iguales, pero pregúntense conmigo: ¿si no fueran políticos, para qué servirían? Si encuentran una respuesta para esta pregunta es que posiblemente ese sea un político aprovechable, si les cuesta encontrarles oficio nos encontramos con el 95% de la clase política actual.
Siempre he pensado que la mayoría de los políticos actuales son unos idiotas, sin ofender claro, del griego “idiotés”, que era alguien que no se metía en política, y se preocupaba solamente de lo suyo y era incapaz de ofrecer nada a los demás. Alguien se imagina hoy en día a un estadista tipo Julio Cesar, o Alejandro Magno… que si bien eran corruptos, personificaban la entrega por sus países, e incluso dieron su vida por ellos… No busquen, no existen.
Pero la culpa en realidad no es de ellos… o sí. Me explico, en realidad los políticos evolucionan para llegar al poder: primero son unos estadistas que realmente quieren hacer algo por el pueblo; luego son unos comerciales que intentan convencer a su cliente de que su producto es el mejor; más tarde, son el telefonista del servicio del atención al cliente que nunca descuelgan el teléfono cuando las cosas se rompen; y finalmente, ejercen la segunda profesión más antigua del mundo (la política) de manera que casi no se diferencia de la profesión más antigua… que todo el mundo sabe cual es. Como dijo Disraeli: “El mundo esta lleno de estadistas a los que la democracia ha degradado convirtiéndolos en políticos”.
Y digo que la culpa no es totalmente de ellos porque ellos nos engañan, sí. Y nosotros nos dejamos. Nos han vendido la democracia como un logro y en realidad, no es más que la sustitución del nombramiento de un gobernante por una minoría corrompida, privilegiada e incompetente. Nos han regalado el sufragio universal como el “derecho de los derechos”, y sin embargo lo que pretendían es extender el sufragio activo a un mayor número de personas fácilmente manipulables y convencibles. Ejemplifiquemos: La Constitución Española de 1978, establece una monarquía parlamentaria, y además garantiza el derecho a trabajo y vivienda de los ciudadanos españoles, sin embargo las calles están plagadas de sin techo, la edad de emancipación crece por la imposibilidad de pagar ni siquiera un alquiler de los jóvenes, y hay un 21% de desempleo; sin embargo, los Emiratos Arabes Unidos, con un régimen monárquico duro y sin vestigio alguno de democracia, garantiza un salario a sus ciudadanos de aproximadamente $3,500 mensuales y una vivienda, pagada por la familia real. Viva la democracia y los que lo permitimos.
Yo soy un ferviente defensor del ‘sufragio censitario‘, porque generalmente, el ciudadano poco educado, carece de principios comunitarios, y no es capaz de ver más allá de su propio beneficio individual, y por lo tanto, no está capacitado para elegir a alguien que va a representar a la totalidad del pueblo, y el que valora sus privilegios por encima de sus principios, tarde o temprano pierde los unos, y los otros. Y eso es lo que usan los políticos en su propio beneficio, porque ellos al contrario que los estadistas y los hombres del pueblo, no piensan más allá de las próximas elecciones, y garantizarán privilegios de minorías a corto plazo, a costa de sacrificar la supervivencia de mayorías en el largo. La multitud reacciona a hechos, no a ideas y los políticos lo saben.
Concluyo de lo anterior, si hay algo más repulsivo que unos representantes corrompidos son unos representados que asumen y acatan sin protesta los actos y mentiras de sus elegidos… y si por casualidad se protesta, los políticos no tienen ningún problema en usar a su “Guardia Pretoriana” de muchachos poco inteligentes, la policía, para imponer sus decisiones, que justifican en la democracia, aunque una mayoría del pueblo esté en contra; o, en los países más afortunados, a los periodistas, con los que comparten el triste destino de hablar en el día de hoy, lo que posiblemente ni siquiera el día de mañana comprendan. Desafortunadamente, al día de hoy, y hasta que no se reaccione, vivimos bajo el gobierno de políticos (que no son eruditos griegos) y de los medios de comunicación (nunca independientes), y la incompetencia de los políticos hace que en vez de solucionar problemas, traten simplemente de acallar a quien los provocan, ya sea coercitivamente, ya sea a través de los medios…
La única manera en la que el ciudadano puede evitar esto es aislando su educación de la política. La manera del político de controlar al ciudadano es adoctrinándolo y controlando las escuelas y universidades, y sobre todo los medios de
De los “periodistas” hablaré en la siguiente entrega de está trilogía… siempre en QiiBO.
foto | Life
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