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Hora de encender. El debate de la legalización. - QiiBO
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Hora de encender. El debate de la legalización.

Primero de una serie de 3 columnas de opinión relacionadas con el tema de la ‘legalización’ de las drogas.
Segunda lectura relaciionada: Hora de encender II: Otro argumento sobre la legalización.
Tercera lectura relaciionada: La medicina amarga no cambia el enfoque contra la drogas

Hoy puedo informarles sin ningún miedo o remordimiento, que hace un par de años yo, fumé pasto. Sí, así, cool, como si nada. Al que le moleste o le alarme pues que se vaya tomar… En una sociedad que aceptó y acogió en su seno a un presidente de EE.UU. que reconoció haber fumado marihuana y haberse metido perico, creo que es bastante “safe” salir del clóset del consumo de drogas ilícitas. Si establecemos que ser presidente de EE.UU. es de triunfadores, y Obama es presidente de EE.UU, entonces por transitividad haber fumado marihuana es de triunfadores. [Súper lógico].

Dejé de fumar por lo mismo que dejé de emborracharme miércoles, jueves, viernes, sábado, domingo y por lo mismo que dejé de fumarme 3-4 cigarrillos diarios: probablemente por lo mismo que lo dejó Obama, porque me estoy poniendo viejo y uno va adquiriendo nuevas responsabilidades donde ese estilo de vida no encaja. Varios eventos sociales transcurridos durante la década del 2000 y el caso concreto de un país que ha sido exitoso utilizando legislación no punitiva en su lucha contra las drogas, me hacen sentir tranquilo al reconocer mi experimentación con la marihuana y a la vez apoyar incondicionalmente una legislación más inteligente hacia el uso de sustancias controladas.

*El escrito lo enfocaré desde la perspectiva estadounidense y de Puerto Rico como su subordinado porque, queramos o no, es la que más nos compete en términos tanto jurídicos como sociales.* Hace unos días comentaba en tertulia cómo cada vez más en las producciones Hollywoodenses, vemos a los protagonistas envueltos en consumo de marihuana. Por ejemplo, mi esposa fue a ver uno de estos chick flicks tecatos catalogado como PG-13, con Katherine Heigl y Josh Duhamel como protagonistas, en la que los actores se ven consumiendo la “diabólica” sustancia. Aseguraba yo que, es consabido que Hollywood está liderado por judíos, y si Hollywood le está haciendo propaganda a la marihuana, pues, de nuevo por transitividad, los judíos también son unos mafuteros. Así que ya tenemos que los que manejan el Estado, mafuteros; los que manejan el show business, mafuteros; la rama judicial, pues todo el mundo lo sabe, abogados, pfft, un chorro de mafuteros también. Y bueno, si nos ponemos a analizar quiénes son los que verdaderamente manejan el Estado, no terminamos. Al final, todo el estigma que existe sobre la marihuana parece residir en ese grupo religioso y conservador de la sociedad que, aunque numeroso, cada día me cuestiono más su verdadero poder (sí, aunque hayan retomado el “House” ahora en el 2010). En el 2008 en EE.UU., se demostró que el grupo de jóvenes y adultos con un pensamiento más libre y tolerante puede sobrepasar en números a sus contrapartes conservadores. Este grupo más tolerante, es el que más expuesto está a los medios de comunicación y que más producto de entretenimiento consume. Podemos llegar a esta aseveración porque pudimos ver cómo la estrategia de mercadeo de Obama (no olvidemos, un negro, apellidado Hussein, liberal, mafutero y periquero) fue enfocada en cautivar al electorado a través de los canales de entretenimiento y la clase artística. No quiero darles la lección de historia y ya este post se está poniendo muy largo así que voy directo al grano: La marihuana está aquí para quedarse. Durante la primera década del 2000, los medios se han encargado de preparar al público para la aceptación de la sustancia en la vida cotidiana, así que si no le gusta prepárese porque la verdad es que, como dicen en la calle, todo el mundo fuma.

Ahora, no es que los medios (shh, o el estado) están promoviendo el consumo de la marihuana de manera frívola, ni que todo el mundo está fumando porque son unos pecadores, hippies, irresponsables, imbéciles o cualquier epíteto que se les ocurra. Resulta que existen muchas bases, o sea científicas, que apoyan un establecimiento urgente de políticas más flexibles hacia la sustancia como método para resolver graves problemas sociales y económicos. Si usted no cree en la ciencia pues olvídese, sígalo por ahí. Pero está probado más allá de toda duda razonable, confirmado por diferentes universidades conservadoras y liberales, que la marihuana es tan o menos dañina a la salud y al estado, que el alcohol o el cigarrillo. También casos como el de Portugal, demuestran cómo un país con una política no punitiva hacia el consumo de drogas, puede disminuir el consumo mientras relocaliza recursos para atender los problemas económicos y sociales que causa el abuso de estas sustancias.

Examinemos someramente el caso de Portugal. Para analizar la política de Portugal, tenemos que antes definir los términos que estamos utilizando para hablar del tema. Considero que la resolución de los problemas semánticos o de definición que existen en el debate, es neurálgica para poder comunicar de manera efectiva lo que se está planteando. Por desgracia el sector más fanático de la postura pro-marihuana/drogas, acuñó la palabra “Legalización” como grito de guerra. La “Legalización” implica que la legislatura de un país formalmente enmiende sus leyes para ponerle fin a la prohibición de posesión, uso o distribución de la sustancia. Este concepto presenta varios problemas: Primero, la legalización no ha sido acogida por ningún país perteneciente a la ONU, y tampoco es bien vista por esta comunidad. Así que, no, no se puede “Legalizar” la marihuana, todavía. Segundo, pues se oye feo. Desde el punto de vista de relaciones públicas, hablar de legalizar la droga no es bonito. Un término más amigable y que es una política avalada por la comunidad internacional, es la “Descriminalización”. El país que descriminaliza el uso de drogas, conserva sus leyes pero procesa las ofensas a través de procesos administrativos en vez del sistema judicial. Otra política es la “Despenalización”, en el que el país decide no castigar a aquellos que posean, usen o distribuyan drogas. Las leyes continúan existiendo y los ofensores pueden ser arrestados, pero no se aplicarán sanciones ya sean penales o administrativas. Para exponer mi postura, utilizaré el ejemplo de Portugal, porque es el caso más exitoso. Hay una concepción errónea sobre el éxito de la política de Holanda. Holanda optó por una política más parecida a la despenalización. Esta política aunque disminuyó levemente o mantuvo igual el consumo de marihuana, causó un despunte en el uso de otras drogas más fuertes como la heroína, perpetuando así el problema social que supone el consumo de drogas.

Portugal en el 2001, optó por la descriminalización, no sólo de la marihuana, sino de TODAS las drogas. Sí, todas, incluyendo la heroína, la cocaína y todo lo que uno se meta para llegar al nirvana. A diferencia de otros países como España, Reino Unido, Argentina y otros, que escogieron el camino de la despenalización, Portugal decidió invertir sus recursos en ofrecerle a aquellos individuos involucrados en la posesión o uso de drogas (en cantidades de uso personal) asistencia médica. Un típico ciudadano portugués que es encontrado en posesión de sustancias controladas, deberá presentarse ante un equipo constituido de un trabajador social, un sicólogo y un abogado. En esta sesión se le ofrece al ciudadano la opción de entrar a un programa de rehabilitación pagado por el estado. El ciudadano puede decidir si quiere o no entrar al programa. Como es de esperar, al principio gran parte de la comunidad se oponía a la legislación, pensando que convertirían a Portugal en paraíso para el turisteo droguero. La legislatura, sin encomendarse a nadie, tiró pa’ lante y, ¿cuáles fueron los resultados? Cinco años después notaron una disminución considerable en el número de adictos y de casos de HIV pero aún en el 2006 no existía un estudio exahustivo que sustentara las tendencias observadas. En el 2009 CATO publicó ese estudio [ver al final de esta lectura] y los resultados son, siendo modestos, sorprendentes. El uso de marihuana en personas mayores de 15 años en Portugal es de 10%. El número comparable más cercano en EE.UU. es en personas mayores de 12 años que representan el 39.8%. Proporcionalmente, más estadounidenses han usado cocaína que portugueses marihuana. El uso de cualquier droga entre jóvenes de 12 a 15 años, cayó del 14.1% al 10.6%, mientras que el uso de heroína entre jóvenes de 16 a 18 años cayó de un 2.5% a 1.8% (aunque subió ligeramente el uso de marihuana en este último grupo). Los casos de HIV cayeron un 17% y 14,877 personas se trataron con metadona comparado con 6,040 antes de la legislación. La implementación de este plan, le ha permitido al gobierno de Portugal relocalizar sus recursos y hoy pueden ser más eficientes en la persecución de los narcotraficantes. Debemos entender que la droga es un sistema capital, regido por la oferta y demanda. Si reduces la demanda, reduces y debilitas la oferta. Sencillo.

Yo lo que digo es, mano, aquí no hay que reinventar la rueda. Ya otra gente pensó y se quemó los pies por nosotros. Ahora hay menos excusas, no pueden decir que es que “esos pueblos son bien diferentes” como decían de los holandeses y demás países nórdicos. Los Portugueses son súper católicos/religiosos, pariseros y calientitos como nosotros. Su economía también está jodida y esta legislación le ahorró par de pesos. Pero, los portugueses nos llevan una diferencia abismal, y es que son un país que no tiene que pedirle permiso ni a Obama, ni al congreso, ni a Hollywood, ni a los tea junkies para levantarse un día y decir, ¿saben qué? hoy nos vamos a fumar un porro.

CATO: Institute – Drug Policies Portugal

Liinks:

Foto | [REUTERS/Mario Anzuoni] Via | Boston.com/bigpicture
En este artículo colaboró @oajvelez con el título.

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