Un siglo ya, sin que lo parezca, hace que nació el poeta Miguel Hernández. Si a García Lorca se le hizo callar con un fusilamiento en un descampado, a Hernández se le abandonó a su suerte y a la de la tuberculosis en una cárcel de Alicante. Su muerte no fue suficiente, ambos fueron perseguidos incluso más allá de su vida, se censuraron sus publicaciones, y sólo las letras veladas de algunos compositores evitaron que durante cuarenta años sus obras cayeran en el olvido. Hitler censuró la música “subhumana” de Schöemberg, e incluso Stalin hizo lo propio con los escritos de Marx.
Franco, Hitler, Stalin… genios militares y políticos que empezaron quemando libros y acabaron matando personas, no fueron capaces de acallar voces críticas a sus regímenes, a sus andanzas, a sus atropellos. Pero es normal, ¿Quién carajo eran esos señores? ¡Nadie! Al menos en comparación con los nuevos adalides de la democracia y de los derechos civiles: la Lcda. Sandra Torres, y el Alcalde de Cataño: José Rosario Meléndez. Ambos han celebrado el centenario del nacimiento de Miguel Hernández homenajeando al poeta con una oda majestuosa a la censura.
Empecemos por el Alcalde Don José, que ha envíado a la Policía a desalojar a una banda musical porque supuestamente su cantante había realizado declaraciones en contra de su gestión. He hecho lo imposible para recopilar esas supuestas declaraciones, que han provocado la ira del regidor hasta el punto de movilizar a media policía de Cataño para sacar del escenario a tan peligrosos delincuentes, cuando apuntaban con sus micrófono Kalashnikov a las hordas de agitados que se encontraban apoyando ese intento de atentado vocal. Me ha sido imposible: o no dijeron nada, o nadie lo ha reflejado. Sin embargo si he encontrado una noticia en la que el Alcalde de Cataño entregaba viviendas a personas bajas en recursos. Supongo que se entregaría al menos una a sí mismo porque recursos intelectuales más bajos que los suyos no se pueden tener. Don José se basó para envíar a unos cuantos policias a desalojar a “Cultura Profética” y sus familiares y amigos del backstage, en un supuesto código de conducta municipal llamado “Código de Orden Público” elaborado por alguien todavía más pendejo que él para la regulación colectiva de la comunidad, y que Pepito usa de manera personalista para proteger sus intereses personales. Además por contactos personales que tengo con un policía que estuvo en el lugar de los hechos, se les comunicó que difundieran el rumor de que la gente estaba fumando marihuana. ¿Y si lo estaba qué? Detengan a los que fuman y no censuren al grupo. Sin duda Don José es un genio, un demócrata, un visionario.
Pero no vamos a dejar atrás a Sandrita, cuyos amigos llaman “campanilla”, porque es la conciencia de Peter “Pan-tini”. ¿Por qué digo esto? Simplemente porque es alguien que se atreve a vender su prestigio profesional vía radio, incitando a la población a instar vía carta la censura de una puñetera canción por limpiar la imagen de su amo, del mismo modo que una meretriz vende su cuerpo para vivir, diciendo la mayor ráfaga de estupideces que he oido desde que Marconi inventó la radio…
Pero Señores, tenemos mucho que agradecer a estos guardianes de la moralidad, porque nos protegen de “aberraciones” y “obscenidades” como las canciones de Calle 13, o de peligros como Cultura Profética cuyos miembros alientan a multitudes incontroladas a votar a otro alcalde en las próximas elecciones, porque nos mantienen en la vía correcta, porque guían nuestra vida por la ruta adecuada, que no es otra que su ruta… porque son nuestros custodios no solicitados, nuestros protectores, nuestros dictadores de bolsillo.
Después de esta semana de locura, de vulneración de derechos civiles, por parte de nuestros propios políticos electos, de nuestros supuestos protectores… no me queda otra opción que citar a Decimos Junius Juvenalis: “Sed quis custodiet ipsos custodes?”
Ah, me olvidaba… de parte de Don José, y de Campanilla… Felicidades poeta.
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