Ya todos nos hemos enterado de que la nueva estrategia del gobierno de turno para educar correctamente a los niños del país es mediante la limitación de su acceso a cierto contenido que el mismo estado considera inapropiado. Más específicamente mediante la eliminación de algunos textos dentro de la listas de libros recomendados para instruir en las escuelas.
Aparentemente este gobierno (como otros antes) entiende que la juventud, a causa del contenido de algunos libros, crecerá habiendo aprendido valores y principios erróneos y contrarios a los de la mayoría de los puertorriqueños. Entonces para ellos la manera de enseñarles que algo (según ellos) está mal, es sacándoselo de la vista; eliminándolo fulminantemente del panórama; prohibiéndolo.
A través de la historia hemos visto cómo estados, gobiernos y grupos de personas han tratado de fomentar sus ideas en el pueblo mediante su propagación masiva, mientras se elimina casi en su totalidad cualquier idea que pueda contradecir o cuestionar de alguna manera la de ellos. Una vez por ejemplo, la Iglesia Católica pensó que eliminando (quemando) todos los libros que cuestionaban de alguna forma a la Iglesia o a sus doctrinas, podrían lograr que la población nunca llegase a escuchar estas interrogantes, librándose así muy convenientemente de tener que explicarlas.
Incluso en nuestro país no es nueva esta idea de que para que no quieras algo, pues te lo quito. Lo vienen haciendo por décadas. Si sacamos los puntos de los caseríos, la gente no querrá más droga (ajá). Si cerramos los negocios a las 12 de la noche, la gente no querrá beber más (sí). Y si sacamos los libros con malas palabras (o cualquier texto que un funcionario público considere ofensivo) de las escuelas públicas, los niños no hablarán malo. Ni serán malos tampoco. Serán buenos, de hecho.
Obviamente, estas ideas son incorrectas, totalmente incorrectas.
Hoy, el gobierno de Puerto Rico intenta inculcar “valores positivos” mediante la eliminación de algo que pueda parecer contrario a ellos. Lo que piensan es, bueno si les enseñamos solo libros y cosas que compartan nuestra forma de pensar, los niños automáticamente crecerán pensando así. Claramente, están muy equivocados.
Para poder distinguir entre dos cosas, algo bueno y algo malo por poner un ejemplo, hacer falta conocer de alguna manera ambas vertienes del asunto. Hace falta entender, qué es lo que hace bueno lo bueno y, mediante la experiencia, ver qué es lo que convierte a lo malo en malo, en algo que quisiera mantener lejos de mi vida. Así es que funciona.
¿Cómo es que confiamos tan poco en la gente?, ¿cómo es que pensamos que para criar bien a nuestros niños, lo que se tiene que hacer es esconderles lo que para nosotros es considerado“malo”? Lo que realmente hay que hacer es enseñar el bien y enseñar el mal, enseñar ambas cosas, pero más importante, mucho más importante, enseñar la diferencia. En la diferencia está la clave.
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Escritor y copywriter radicado en San Juan de Puerto Rico. Especialista en nada, práctico en todo. Colaborador en QiiBO y rotros medios del archipiélago. Que viva la fiesta.
2 Comments
Escuche al Gobernador hacer un comentario sobre esto. Decia que como padre le preocupa que los niños tengan acceso a libros para jovenes. DITO!! Como padre, no debería preocuparle nada ya que sus hijos no estudian en el sistema público. No me mal entiendan, el tiene un punto, flojo, pero es un punto.
Me parece que es querer tapar el cielo con la mano. Ahora mismo las escuelas estan llenas de chamaquitos “padres”, niñas embarazadas y sin embargo el piensa que quitando libros que hablen de sexo o contengan palabras mala, acabará con el problema. ¿Serio este individuo puede pensar así?
Esto es sencillo caballeros:
Probervios 22:6
“INSTRUYE AL NIÑO EN SU CAMINO, Y AUN CUANDO FUERE VIEJO NO SE APRTARÁ DE EL”
Es cuestión de “going back to basics”
Victor