El proyecto de despenalizar (lean bien: despenalizar, no legalizar) la posesión de cierta cantidad de marihuana no tiene los votos necesarios en la cámara porque…pues, porque es un cambio enorme en la forma en que hemos hecho algo toda la vida. Y no hay nada más que los boricua odiamos/temamos que los cambios grandes.
Somos ovejas amaestradas. Toda la vida nos han enseñado qué odiar, qué querer y a qué tenerle miedo. Y la mayor parte de las veces, obedecemos voluntaria o involuntariamente. Hemos ido cambiando, claro, pero también somos tercos y nos gusta insistir en lo mismo que hemos pensado toda la vida aunque luego nos demos cuenta de que estábamos equivocados. Pero cambiar, jamás.
| Nota: En QiiBO hemos hablado sobre este tema en múltiples ocasiones y exponiendo diversos puntos de vista:
- Hora de encender. El debate de la legalización
- Hora de encender II: Otro argumento sobre la legalización
- La medicina amarga no cambia el enfoque contra la drogas
El que no fuma marihuana en Puerto Rico es porque:
- No le interesa (la marihuana no es un dulce ni un billete de $100, hay gente que no le llama la atención).
- La probó y no le gustó (Tengo un amigo, cough, cough, que debe ser la única persona a quien la marihuana pone de mal humor y le da dolor de cabeza. Así es mi mala suerte. O sea, la de mi amigo)
- Le tiene miedo (no se puede decir que la prohibición no funcione en alguna forma).
En Puerto Rico, NADIE deja de fumar marihuana porque no la consiga. Está donde quiera. Todo el que este leyendo esto conoce dónde y quién le puede conseguir marihuana. Quizás no lo sepas conscientemente, pero te aseguro que conoces a alguien que te la puede conseguir. La prohibición no reduce el consumo, el que se quiere fumar un gallo hoy, mañana y la semana que viene, lo va a hacer sin problemas. Es poco, casi nada, lo que el gobierno puede hacer para detener esa realidad.
El gobierno no puede hacer mucho para detener el uso de marihuana en Puerto Rico porque esto es una democracia, y las prohibiciones no concuerdan con las democracias. Para que la prohibición funcionara como quisieran sus partidarios tendríamos que vivir en una dictadura, o algún otro sistema donde no existan los derechos civiles. No es que nuestro sistema sea perfecto, pero al menos tenemos eso a nuestro favor.
Ya otros han hablado de los beneficios medicinales, de cómo la marihuana ha ayudado a pacientes. Legalizarla es también un asunto de compasión humana.
Podría hablar de lo bien que ha resultado a Holanda o a Portugal desde que la legalizaron pero, eso no nos importa porque para nosotros, en el mundo, solo existe Estados Unidos y Puerto Rico, así que hablemos de Colorado. Por supuesto que legalizar no es una solución mágica pero, los números no mienten: el ingreso público ha subido, algunos crímenes (incluyendo asesinatos) han bajado. Sin olvidar el dinero extra que han podido meterle a las escuelas más los beneficios marginales. Todavía hay mucho que cuadrar pero hasta el momento el experimento ha sido un éxito.
Esto es lo más importante: no ha caído fuego del cielo, la tierra no ha temblado, no han salido criaturas del mar a invadir el estado (eso si me hubiera sorprendido pues Colorado no tiene costas). No ha habido degenere, no hay gente corriendo desnuda en las calles violando niños, ni teniendo sexo con perros. En los ocho meses que lleva legal, solo ha habido un caso de una joven muerta por consumo y fue porque se cayó de un apartamento de edificios, y también tenía alcohol en el sistema.
Queridos políticos de Puerto Rico: tenemos una oportunidad única en este momento. Ya que dejamos pasar el vagón del matrimonio gay, no dejemos que pase lo mismo con legalizar la marihuana.
Si mañana se legalizara la marihuana en Puerto Rico, seríamos uno de solo dos territorios de Estados Unidos donde la gente podría fumar en paz sin miedo a que les dañen el record o los maten en el punto. La diferencia es que aquí es verano todo el año. Imagínense el impacto en el turismo cuando se enteren en los Estados que hay un paraíso de playa, sol y arena donde no se necesita pasaporte y con un buen récord de trato a turistas.
¿Qué clase de personas vendrían a fumar marihuana? Probablemente las mismas que la fuman en Puerto Rico; estudiantes, profesionales, trabajadores. Todo el mundo que yo conozco que fuma marihuana es un trabajador, pagador de impuestos y productor. Los adictos a drogas fuertes no van a venir porque gastan todo su dinero en esas drogas, no en pasajes de avión y hoteles.
Sin olvidar el turismo médico, donde se pueda venir a recibir tratamiento con el cannabis. También podemos añadir a esto, el adelanto en investigaciones que se puede lograr en las universidades del país.
¿Sigo? De la planta del cannabis se puede sacar ropa, soga, madera (sí, madera), y papel entre otros artículos. Todo eso de una planta fácil de cultivar, en un país tan rico en buenos suelos.
Pero, ¿y los niños? Dios mío, ¡los niños! Ese grito de muchos que se oponen. Amiguito(a) que me lees, lo único que tu hijo o hija necesita para fumar marihuana ahora mismo es cruzar algunas calles. Quizás solo una. No importa donde vivas, sea residencial público o urbanización con control de acceso, aplica igual. Si vives en mansiones, mejor todavía porque se la traen en un carro más montao que el tuyo. Puedes taparte la cara, patalear, halarte los pelos y gritar todo lo que quieras, esa es la realidad en la que vivimos. Ahora mismo, el tipo del punto no pide identificación para saber si tu hijo(a) es mayor de edad.
Peor aún, quién sabe qué diablos le meten a lo que venden por ahí. Con la legalización sabes que estas comprando lo que quieres comprar, no grama vieja.
Así que de nuevo, amiguitos políticos: olviden el proyecto ese mongo de despenalización y tiren uno real de legalización. Sean valientes. No trabajen para solo un grupo ni pensando en el próximo cuatrienio. No le tengan tanto miedo a los que dicen que no a todo. Ustedes saben de quienes hablo, los que se oponen a todo lo que huela a progreso social. No tiene tanto poder ni influencia como dicen. Dejen la changuería ya.
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Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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