Seguimos contando muertos.
Seguimos pidiendo más policías.
Seguimos pidiendo más patrullas.
Seguimos pidiendo más cuarteles.
Seguimos pidiendo más chalecos antibalas.
Seguimos pidiendo más helicópteros.
Seguimos pidiendo más mano dura.
Seguimos pidiendo, rezando por un milagro.
Mientras tanto, seguimos contando muertos.
Es más fácil resignarse al milagro.
Es más fácil resignarse a vestirse de blanco.
Es más fácil resignarse a los globos blancos tirados al aire.
Es más fácil liberar una paloma blanca y decir que ahí está la paz.
Mientras tanto, seguimos contando muertos.
Nada es suficiente.
Mientras tanto, seguimos contando muertos.
Ayer Loíza, San Juan, Guaynabo, Bayamón, Fajardo, Ponce, Mayagüez…
Mientras tanto, seguimos contando muertos.
¿Cuándo haremos que el puño no sea dado?
¿Cuándo haremos que el cuchillo no de la puñalada?
¿Cuándo haremos que la bala no sea disparada?
¿Cuándo, como sociedad, haremos un cese y desista?
¿Cuándo nos olvidaremos de los políticos y del Estado y decidiremos cambiar el rumbo del país?
Mientras tanto, seguimos (y seguiremos) contando muertos.
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Ya no trabaja de bibliotecaria, fue aprendiz de socióloga y piensa en voz alta en la sección de PUERTO RiiCO en QiiBO.com
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