Barack Obhatma Gandhi

Si llevas todo el día metido en reuniones, o decidiste pasar las últimas horas en una cueva como parte de un retiro espiritual, no te habrás enterado que a Barack Obama le han otorgado el Premio Nobel de la Paz.

La opinión pública se encuentra sumamente dividida al respecto. Twitter se ha inundado de tweets sobre el tema y hay básicamente dos puntos de vista: los que están de acuerdo, y los que no… Erm…

Los que están de acuerdo tienen como argumento principal que el alcance que ha tenido su discurso va más allá de sus acciones o logros. El mensaje de esperanza y unidad que dominó su campaña, ha penetrado en la opinión, no sólo de los americanos, si no de muchas otras naciones, ampliando así su impacto a nivel mundial. Además, aunque no parezcan evidentes, los logros de Obama han sido varios y significativos, pero los problemas económicos y la crisis, han desviado la atención de los pequeños pasos que su administración ha tomado para subsanar la debacle. Una rápida búsqueda en Google nos muestra algunas de las cosas que ha logrado, algunas aquí.

Los que no están de acuerdo aseguran que los logros no han sido significativos y que una persona que sólo ha ocupado un puesto de poder por 8 meses, no justifica un Premio Nobel de la Paz. Previos Nobelistas han llevado luchas de vida entera por sus ideales, y de momento la otorgación del premio a Obama, pudiera interpretarse como una ofensa a sus antecesores laureados.

¿Mi opinión? Bah, no me importa mucho sinceramente. Pero no puedo evitar sentir algo de admiración por una sociedad que le da un Premio Nobel de la Paz a un tipo que, el hecho de que sea negro, medio musulmán, fume, beba y se haya metido sus motitos, no empañe el alcance de su gestión. Nos falta que gane una Miss Universe casada, con hijos, ex-adicta y sicóloga, para poder llamarnos tolerantes.