Resumen Game of Thrones: Mhysa – episodio 03.10

Wow! Tras de que la semana pasada le rompieron el corazón a tanta gente, en esta nos lo restregaron en la cara. Jon se encuentra con consecuencias, Bran consigue un camino y Arya se pudo desquitar.

Justo donde nos quedamos la semana pasada; la boda roja no terminó con la muerte de Robb y Catelyn, sino que nos presentan la masacre de todos los hombres y soldados Stark mientras Roose Bolton mira desde arriba en el castillo de las Torres. Como si la traición no fuera suficientemente horrible, los hombres de Walder Frey le cortaron la cabeza a Robb y le pusieron la cabeza de Grey Wind, lo amarraron a un caballo y lo pasearon por el área gritando “¡el rey del norte!”. Todo eso mientras la pobre Arya lo veía desde el caballo con el Hound. Si hay una nena en necesidad de terapia psicológica es la pobre Arya. ¿Alguien conoce un buen psicólogo en Westeros? No para ella, para mí.

Al menos la niña está segura…con el Hound, aunque quien sabe por qué se quedó con ella si ya no hay a quién venderla. Esto es ejemplo de los complicados personajes que existen en este mundo. Nadie acusaría a Sandor Clegane de ser un héroe sin embargo, ha hecho más por las mujeres Starks que nadie.

Tyrion pasea con su esposa, tratando de dar la apariencia de un matrimonio feliz. Al menos son civiles y hacen bromas sobre como fastidiarle la vida a gente de la corte. El momento dura poco (por supuesto) ya que Tyrion es llamado a una reunión del consejo donde se entera de la boda roja. Joffrey está que no cabe de la felicidad de saber que Robb y su madre están muertos y quiere que le envíen la cabeza de Robb para regalársela a Sansa. Tyrion le contesta que eso no pasará y comienza un momento de tensión entre ellos, el cual es terminado con Tywin poniendo en su lugar al imbécil rey. Prácticamente lo mandó castigado a su cuarto. Pero, Tywin, siendo Tywin, también le tiró su agua a Tyrion al recordarle que su trabajo es poner un hijo en Sansa, el cual será el lord de Winterfell. El plan del patriarca Lannister salió bien; Robb Stark está muerto y la guerra casi se acabó. El nuevo “guardián del norte”, Roose Bolton, es aliado y la culpa oficial de la boda roja es de Walder Frey.

Como todas sus conversaciones, esta terminó mal para Tyrion cuando su padre le dejó saber que lo que quería hacer cuando nació es tirarlo al mar pero no lo hizo por ser un Lannister —este que no espere un buen regalo de padres, unas medias si acaso— y se fue con esas palabras. Tyrion fue a hablar con Sansa pero cuando le vio la cara roja y llorosa, no dijo nada, ya ella lo sabía.

Tratando de enseñarle a beber a Podrick, Tyrion recibe la visita en su hermana quien comienza a burlarse de su vida matrimonial. Una vez más, las capas de complicación emocional de los personajes de Game of Thrones  se ven cuando escuchamos cómo lo único que mantuvo a la reina de suicidarse fue el amor por sus hijos y por esa razón ella le aconseja a Tyrion que acabe y le dé un hijo a Sansa.

Después de tanto caminar, por fin Bran y compañía llegan a uno de los castillos abandonados de los Night’s Watch en la muralla. El sitio está cayéndose en cantos pero por lo menos pudieron quedarse adentro junto a un pozo. Mas tarde por la noche, escucharon un extraño ruido del pozo. Meera preparó su chuchillo y cuando sale una gigantesca figura en una capa lo ataca…resulta ser Sam y Gilly que encontraron ese pasadizo. Sam reconoce a Bran como el hermano de Jon gracias a su Direwolf y a que esta paralítico. Así Bran se entera que hay una forma de pasar al otro lado de la muralla. Por supuesto, lo menos que Sam quiere es regresar por donde vino pero les enseña el camino cuando no aceptan ir con él al Castillo Black, donde debe estar Jon, si es que está vivo. Sam les entrega algunos de los “cristales de dragón” como el que usó para destruir al White Walker —¡aawww!, este Sam que tipo más nice—. Lo último que vemos de Bran, Hodor, Jojen y Meera es alejándose hacia el norte.

Cuando Sam llega al castillo Black, lo primero que hace es explicar al Maester Aegon por qué llegó con una mujer… y un bebé. Gilly no ayuda mucho cuando dice que este se llama Sam. El viejo consejero le recuerda a Sam que un centinela renuncia a todos los títulos y par de cosas más. Sam le recuerda a él que el juramento es proteger a todos de la noche y oscuridad que se acercan. El Maester aprueba que Gilly se quede en el castillo por el momento y le pide a Sam que escriba una carta que enviaran, con todos los cuervos disponibles para pedir ayuda.

Luego de haberse escapado de la pelea con los Wildlings, Jon está echándose agua en la cara por las heridas que le hizo el águila de Orell en el episodio pasado. Cuando siente alguien detrás, resulta ser Ygritte, que está apuntándole con una flecha. Jon expone su punto: ella sabía quién y que era él. Aun así, le recuerda que la ama y ella también lo ama. Jon le dice que sabe que ella no lo lastimará y se vira para montarse en su caballo cuando ¡flap! Una flecha en su espalda —no sabes nada, Jon Snow— Ygritte dispara dos más, una en la pierna y otra también en la espalda. Para ser justos, ella le prometió que si los traicionaba, ella misma lo iba a matar. Jon se va en su caballo probamente pensando que esa frase que dice “no hay furia en el infierno como la de una mujer despreciada” la escribieron gracias a una mujer como Ygritte, que, con todo y las lágrimas en sus ojos, no falló ni una.

Pero, no se asusten, Jon logra llegar al castillo Black, cayéndose de su caballo justo en la entrada. Afortunadamente, las primeras caras que ve, son las de sus amigos Sam y Pyp que lo levantan para llevarlo adentro del castillo y así decimos adiós por el momento a Jon y los centinelas de la noche.

Walder Frey y Roose Bolton están disfrutando su victoria en el desayuno. Walder no deja de hablar de lo mucho que lo despreciaban los otros señores —me pregunto por qué— mientras Roose reflexiona en ser el nuevo “guardián del norte” y cómo Robb ignoraba su consejo constantemente. Terminan hablando de lo que pasó en Winterfell y cómo Theon quedó en manos de su hijo bastardo Ramsey Snow.

Ramsey Snow, ese es el nombre del desquiciado que ha estado torturando a Theon. Este se come una longaniza de pollo grande y gorda frente a Theon mientras le habla sobre ser un eunuco. Theon le pide que lo mate pero Ramsey no le interesa perder su juguete preferido. Más aun, le ordena que de ahora en adelante, su nombre es Reek (apestoso). Theon se niega pero después de tres galletas bien dadas, acepta que su nombre ahora sea Reek. ¿Y qué? ¿Le perdonamos a Th…eh Reek, lo que hizo en Winterfell la temporada pasada?

En Pyke, el castillo de los Greyjoy, el rey Balon lee una carta enviada por Ramsey donde le ordena, de forma bastante grosera, que renuncie a todas las tierras que ha invadido en el norte o seguirá enviando pedazos de Theon. Así es, en una caja junto a la carta, estaba el Greyjoy de Theon. Su hermana Asha está furiosa pero se pone peor cuando Balon le dice que no le interesa salvarlo. La guerrera decide mostrar que tiene ovarios de acero (como si no lo supiéramos ya) y hacerlo ella: coge una nave y 50 de sus mejores soldados para ir a salvar a su hermano. Por cierto, ¿ese fue Vicarion, el que mostraron? Los que leyeron el libro saben a quién me refiero.

Después de una tremenda temporada, Jaime Lannister tuvo un final algo decepcionante ya que solo lo vimos llegando a King’s Landing junto a Brienne sin decir una palabra y luego encontrarse con Cersei, en una escena que más bien fue incomoda.

La escena de la semana se la lleva Arya: cuando se encuentran tres soldados de los Frey en un campamento en el bosque hablando y burlándose de Catelyn y cómo murió. Ya habíamos visto a la niña matando, pero esta vez lo hizo con premeditación y odio; le enterró su cuchillo varias veces al soldado que decía ser quien le cosió la cabeza de Grey Wind al cuerpo de Robb. El Hound mató los otros soldados y la regañó: “¡la próxima ves que vayas a hacer eso, me avisas primero!”. Una vez más: las capas de complicación se ven: todos queremos a Arya y sabemos que es una chica “cool” pero también presenta una oscuridad dentro de ella que cada vez se hace más aparente. ¿Terminará siendo como el Hound ahora que son compañeros de viaje? Tienen algo en común: una niñez horrible y una rabia interior que no parece terminar. Nuestra imagen final de Arya fue agarrando la moneda que Jaqen le había dado y murmurando “Valar Morghullis”. Así es Arya, “todos los hombres deben morir”.

El protagonista de la semana pareció ser Davos que ahora, al ser la mano del rey Stannis, está practicando su lectura. En un momento tierno, visitó a Gendry en su celda para consolarlo y dejarle saber que el también fue un niño pobre de los barrios de King’s Landing. Luego, leyendo mensajes del reino, encuentra la carta que envió Sam pidiendo ayuda para los centinelas en la pelea que se avecina contra los Wildlings y otras cosas más peligrosas que vienen por ahí. Cuando va a hablar con Stannis escucha la noticia de lo que pasó en la boda roja. Peor aún, Stannis y Melisandre le dan crédito al hechizo que hicieron con las sanguijuelas y la sangre de Gendry.

Como Stannis no escucha su consejo de no quemar al hijo bastardo de Robert Baratheon, Davos decide ayudarlo a escapar, lo saca de su celda, lo pone en un bote y le dice a donde debe remar para regresar a King’s Landing. Cuando Stannis lo confronta, Davos acepta su culpa. Stannis lo sentencia a muerte pero el caballero de las cebollas le deja saber que no debe porque lo necesita y le muestra el mensaje de los Night’s Watch. Melisandre también lee la carta y llegan a la conclusión que esa es la batalla en la nieve que habían estado viendo en las flamas.

Daenerys, su ejército y sus dragones esperan frente las puertas de Yunkai donde supuestamente saldrán los esclavos que fueron liberados en el episodio pasado. Missandei les habla en Valyria como Dany es la que los liberó, pero la reina lo niega. Daenerys se para frente a ellos y les dice que su libertad no le pertenece a ella sino que es de cada uno de ellos y si la quieren tienen que tomarla. Los ex esclavos la miran y comienzan a gritar: “¡Mhysa!” lo cual significa “Madre” en Ghiscari (si, OTRO idioma inventado en esta historia). Daenerys les pide a sus dragones que vuelen y comienza a caminar entre la gente. Su ahora pueblo la agarra, la levanta mientras todos gritan ¡Mhysa! ¡Mhysa! ¡Mhysa! La última escena es desde arriba, donde vemos a Dany en las manos de su enorme pueblo adorándola, su ejército protegiéndola y sus dragones volando hacia la cámara. Daenerys Targaryen: nacida en tormenta, la no-quemada, la destructora de cadenas, la reina. La Madre.

Así termina esta temporada, que comience el conteo para la cuarta. Leyendo algunas reacciones inmediatas en las redes sociales, vi que muchos sintieron este final como decepcionante. A mí me encantó, es exactamente lo que había que hacer: después de una escena tan impactante como la boda roja, prefiriero cogerlo más suave y dejarnos con un momento feliz. Además, Mhysa le recordó a la gente que existen otros personajes, otras historias, el mundo de Game of Thrones es mucho más grande que la boda roja y que aún hay esperanza…más o menos. Si se dieron cuenta, casi todos los personajes e historias se quedaron pendientes a un viaje o una misión. Las piezas están en su sitio y habiendo leído los libros, les puedo asegurar que todo tendrá mucho sentido. Las primeras temporadas se centraron en los eventos de un libro cada una, esta vez fue la mitad de uno con algunas cosas adelantadas del cuarto y hasta del quinto. Admito que hubo muchas escenas a lo largo de los diez capítulos que sentí de más, pero aun así me disfrute cada episodio por distintas razones.

Game of Thrones no es acerca de peleas y sangre, es acerca de personas de las cual nos preocupamos, las odiamos y hasta las lloramos. Aun una temporada débil de esta serie es mejor que mucho de lo que hay en televisión. Una vez más los dejo con el consejo de que lean los libros, no solo porque así sabrán lo que viene sino por lo que se queda afuera. Mucha historia y detalles que no mencionan.

| En QiiBO: Game of Thrones: Tercera temporada

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