Nunca dejaré de agradecer a mis padres y abuelos la insistencia casí diaria, hasta el punto de la obsesión, para que cursara estudios universitarios. La verdad, es que les escuché porque son mis seres queridos, pero objetivamente: ¿Por qué habría de fiarme de dos generaciones que respectivamente llevaron al mundo a la II Guerra Mundial y a la mayor crisis económica de los últimos dos siglos? Posiblemente su perspectiva era buena… para 40 años atrás, en los que los universitarios eran contados, y cuando el licenciado era el pastor del rebaño, y no una oveja más. Quizá no se dieron cuenta de que el resto de padres y abuelos del mundo, le decían lo mismo a sus nietos e hijos. Les he de perdonar porque sus ojos miraban al futuro basándose en el presente. Craso error. El mismo que nos ha llevado a la crisis económica actual.
No cabe duda, ser licenciado o ingeniero es cool, se lo puedes decir a tus amigos, y además puedes presumir de curriculum en el Facebook, para que las mejores nenes/as caigan en tus garras, sobre todo si son de países con una renta per capita menor de $10 mensuales.
Miren a su lado y diganme cuantos de sus conocidos estudian o han estudiado en la universidad. Lo que hace unos años era un valor añadido, hoy en día es un valor común. Todos vamos a la universidad, pero no todos nos educamos en la universidad, a veces vamos simplemente por el “que dirán”. Y ese “que dirán” es el gran problema, porque no estaría mal si fuesemos a la universidad impregnados por una gran motivación por saber, por desarrollar un proyecto concreto, o por aportar algo a la sociedad. Pero no, muchos vamos porque “hay que ir”, y estudiamos “lo que sea” con tal de que nos den el titulito que nuestros papas y abuelos nos han dicho que nos va a abrir las puertas del futuro. El resultado, una universidad masificada, y por tanto, el comienzo del negocio, un negocio, que enriquecerá a unos pocos, y dañará la economía de manera irreparable. Me explico:
La universidad pasa a ser una empresa, presa de las leyes de la oferta y demanda. Crece el número de estudiantes a la vez los fondos públicos disponibles bajan, debido a que la edad a la que las personas empiezan a trabajar es mayor, y por lo tanto empiezan a pagar impuestos más tarde, en consecuencia se produce un aumento del ratio de alumnos por profesor, disminuyendo la calidad educativa; disminuye el dinero disponible en becas, evitando la incorporación de talentos sin posibilidades económicas; se multiplica el número de universidades-empresa, o mal llamadas universidades privadas. Todo esto provoca que la universidad financiada por el Estado -la universidad pública- quiebre. Las soluciones de los gobiernos tienden ser poco creativas: subo las tasas, vendo la universidad, aumento el numero de plazas para obtener más ingresos, bajo el standard de calidad para atraer estudiantes mediocres y así cobrar más tasas… FAIL.
Les ilustraré con un ejemplo cercano a mi, el de la ciudad de Madrid: en 1980 existían 4 universidades públicas (Complutense, Autónoma, Politécnica y Alcalá) y 2 privadas (ICADE, San Pablo CEU). En 2010 existen 6 públicas (las mismas más la Carlos III y la Rey Juan Carlos), y 8 privadas (usualmente más fáciles y con menos requisitos de acceso que las públicas). El business crece, la preparación decrece.
Otro punto a tener en cuenta es el total aislamiento de la Universidad con respecto a la sociedad y a las necesidades del pueblo. Los accesos a licenciaturas demandadas por la sociedad como por ejemplo medicina (en España) son penalizados con notas de acceso increiblemente altas (aprox 8.5/10), y licenciaturas con exceso de profesionales como derecho, periodismo, ciencias políticas, etc… son “subvencionadas” con notas mínimas. Esto, unido al hecho de que hay que ir a la universidad porque sino los vecinos nos miran mal y seremos la oveja negra de la familia, ha provocado situaciones esperpénticas tales como que sólamente en la Universidad Complutense haya más estudiantes de Derecho, que en todo el Reino Unido. Estudiantes que cuando acaben su carrera se dedicarán a trabajar en el Burger King, con la categoría profesional de “meseros-licenciados”, y eso los que tienen la suerte de ser contratados. Por lo general, esto genera un nivel de desempleo tremendo, que reduce el consumo, y provoca el cierre de empresas. Y casi por arte de magia, ya tenemos el circulo vicioso que da lugar a la crisis económica.
Un tercer factor es la atracción que la universidad sobre un alto porcentaje de la población acaba con los negocios “no universitarios”, como por ejemplo un carpintero, o un plomero. Otra vez la oferta/demanda: un sueldo medio por hora de un plomero en Madrid es aproximadamente 30 veces más que el de un abogado. Incomprensiblemente la gente sigue prefiriendo estudiar derecho.
¿Cúal es la solución? Ahí va:
- Imposibilitar el acceso a estudios universitarios a completos imbéciles. Esto es, subiendo la nota media de acceso a la universidad. Yo no puedo jugar en los Lakers porque no mido 2 metros, del mismo modo que alguna gente no puede ir a la universidad porque no alcanza el aro.
- Impedir la creación de nuevas universidades privadas, y equiparar los requisitos de acceso a sus licenciaturas a los de las universidades públicas (requisitos que deben ser uniformes para todas). Sólo así garantizaremos que las universidades privadas equiparen sus standards de calidad a las públicas, y por lo tanto, un alumno rico y tonto, competirá en igualdad con uno pobre y rico.
- Reducir el número de plazas para maestrías y doctorados. A todos nos gusta estudiar, pero se ha multiplicado el fenómeno de “estudiante perpetuo”, que estudia porque no quiere trabajar. La universidad, en mi opinión está destinada al desarrollo profesional del futuro trabajador. Todo el mundo tiene derecho a saber, pero no es necesario colapsar el sistema, si el objetivo no es formar parte de él.
- Racionalizar la distribución de plazas universitarias en función de la necesidad social. Es ridículo tener 1000 plazas de profesores cuando necesito 100, y tener 50 plazas de médicos cuando necesito 1000.
- Fomentar las profesiones no universitarias como una alternativa válida a los estudios en la universidad. Hagamos escuelas de jardinería, carpintería. Fomentemos esos valores y sobre todo, no transmitamos a nuestros hijos lo mismo que hicieron nuestros padres con nosotros.
Amigos… ni Zuckerberg, ni Gates, ni Jobs, acabaron la universidad… Piensenlo!
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