12 de octubre: Lo Cortés no quita lo Atahualpa

En este artículo no voy a a defender los abusos que los colonizadores infringieron sobre los nativos americanos, que los hubo. Hoy sí hago honor a mis columnas Fuera de Lugar y escribo para llevar la contraria, porque escribir en un foro boricua defendiendo al colono es ir claramente contra la opinión mayoritaria local… o no.

Llevo dos días leyendo morralla acerca de la conquista y de los españoles del s.XV. escrita por víctimas de la imaginación y la literatura indocumentada. Textos que multiplican la barbarie de una parte y le otorgan a la otra el papel de víctima del que latinoamérica es santo y seña por el mundo. Los Evos, los Chavez, y las Cristinas del bolígrafo, que van dando lecciones de ignorancia supina, y de persecución universal. Garabateros que tras 500 años de llantina se dedican a buscar el rencor y la rencilla contemporánea hasta el punto del odio por los actos de unas gentes que utilizaron el derecho de conquista, cuando tal derecho era aceptado por todos los pueblos de la Tierra.

Que me venga a mi un juntaletras latinoamericano blanquito como la cal y de apellidos españoles a llamarme genocida, es harto curioso, ya que la mayoría de los padres de los españoles contemporáneos no han salido del país ni de turismo. Sin embargo, los antepasados de los anti-colón, estaban sospechosamente cerca del lugar de los hechos.

Celtas, griegos, romanos, germanos y árabes han pasado por encima de mi tierra, y no de manera pacífica. Y yo presumo del legado que nos han dejado: la lengua, los monumentos, la historia. Me avergüenzo sólo de pensar lo ridículo que sonaría que yo, nacido en un pueblo romano, críticara a Julio Cesar por esclavizar a los enemigos locales para la extracción de oro de Las Médulas. Y es que lo Cortés no quita lo Atahualpa, y no se defiende más lo indígena arremetiendo contra la metrópoli, de una manera tan ignorante que hasta es insultante.

Por no mencionar que la sociedad multirracial y multicultural surgida tras las guerras de conquista fue mucho más justa que la sociedad anterior. Porque lo que no se menciona por todos los ‘indigenistas’, seguramente no por omisión sino por ignorancia, son las costumbres y tradiciones que los pacíficos indios traían al uso. Porque lo que se tiene como conquista no fue en muchas ocasiones más que una guerra civil entre indígenas oprimidos e indígenas opresores. Se ilustra esto perfectamente con el caso de Hernán Cortes, donde el imperio Mexica tenia oprimidos a todos los pueblos vecinos a los que diezmaba con las Guerras Floridas, cuyo único motivo era hacer prisioneros para sacrificarlos a sus dioses entre los tlatanecas, cholultecas y totonacas. Cuando estos vieron venir al españolito osado y cruel, con dotes para la guerra y el mando, suplicaron su dirección para derrotar a los Mexica (Aztecas), esos pacíficos nativos que sólo 40 años antes de la llegada de Cortés, organizaron una cola de dos leguas para sacrificar durante varios días seguidos a decenas de miles de prisioneros en la inauguración del Templo Mayor de Tenochtitlán.

Además de los crueles sacrificios humanos, las brutalidades no tenían límite alguno. En otros ritos despellejaban a las víctimas y vestían sus pieles los sacerdotes antes de que se endurecieran. A esas pieles tan sólo les quitaban cabeza, manos y pies, para poder calzarlas como si fueran vestidos. La quema en hogueras, como nuestra inquisición, tampoco les era desconocida, al igual que tampoco el servilismo y el esclavismo. Sus sacerdotes continuamente se hacían cortes en orejas, piernas y pene para salpicar con su sangre los templos. El sacrificio de los niños era cosa corriente. Unos santos.

Además, hay que tener en cuenta que la mayoría de las muertes indígenas fueron involuntariamente causadas por la viruela, contra la que no estaban inmunizados, y no por las armas ni por el trabajo forzado. Además para que se queden tranquilos los que tenían sed de venganza, nos la devolvieron con la sífilis: a nosotros y al resto del mundo. Que el español, a diferencia del inglés, se mezcla y no extingue, a veces en contra de sus propios intereses.

Para más INRI, y en contra de las teorías exterminadoras, los intelectuales españoles del s.XVI propusieron y llevaron a cabo regulaciones que claramente defendieron a los vencidos. Se prohibieron las encomiendas y la esclavización de los indígenas, a propuesta de Bartolomé de las Casas, que creyó más conveniente la importación de negros de África (supongo que los que defienden a Bartolomé son proindigenas, pero antinegros) que en la época se veía mucho mejor. Curiosamente los importadores no eran españoles, sino portugueses.

Sumado a todo lo anterior, he leído en algún post con tipografía linda por ahí, pero con un contenido de mierda, que “la culpa de que no se pueda hoy en día beber en los ríos americanos es de Cristobal Colón”. Va a ser que Cristobal es culpable también del desarrollo industrial.

Y como estas miles de estupideces basadas en la ignorancia y en un odio enfermizo del hijo del español a lo español: que si los Vikingos llegaron antes cuando lo único que pisaron fue Groenlandia (que no se olviden que es Europa), y un poquito de Canada; que si robamos el oro del continente cuando el 80% se quedo en manos criollas, y a España sólo se traía el quinto de la Corona (20%) y en ocasiones para fomentar el desarrollo local solo el diezmo (10%), etc.

La única realidad es que los españoles dejaron, en la mayoría de Latinoamérica, democracias liberales incipientes en desarrollo cuando fueron expulsados por la fuerza en el s.XIX, y que únicamente debido a la pobreza de los gobiernos que tomaron el mando, que a día de hoy perduran, se han estropeado. Y sino miren lo que es hoy Latinoamérica.

Hace ya 200 años que nos fuimos, para volver sólo a los resorts de vacaciones. Dejen la llantina victimista y asuman que los únicos responsables de la situación actual latinoamericana son los descendientes de conquistadores, de indígenas y de inmigrantes que literalmente asolan su territorio. ¿O es culpable Cesar Augusto de la crisis económica española?

Celebremos cada 12 de octubre lo que nos une hoy en día, y no lo que nos separó/unió hace 500 años.

Foto: Wikipedia

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