Los desgraciados sucesos de la pasada semana de Boston ratifican mi opinion acerca de la estupidez del ser humano, con mención de mérito a los Estados Unidos de América y premio especial a las fuerzas policiales, políticos y fiscales de la antigua colonia Inglesa.
En una operación de “Security Marketing”, con el único precedente de la masacre del 11S, los Estados Unidos han publicitado sin quererlo su ineficiencia, su estupidez, su mediocre seguridad y su nulo respeto de los derechos humanos, aunque de esto último ya teníamos algunas pistas recientes como Guantánamo, Wikileaks, la pena de muerte, Iraq, Agfanistan, etc, etc y etc. Y etcétera.
Hace dos días los ciudadanos de Boston salieron a la calle a aplaudir a sus fuerzas de seguridad y por consiguiente a los políticos que las controlan y les dan ordenes. Y se preguntaran ustedes porque los Bostonians aplaudían con tanto énfasis. Y la respuesta no es otra que, porque son estúpidos, porque no se puede definir de otra manera el aplauso a miembros de las fuerzas de seguridad que fallaron estrepitosamente en el control de un evento multitudinario mientras siguen mirando pampers y tocando tetas en los controles de entrada del aeropuerto. Porque su gestión desesperada es la definición más pura del fracaso de una política de seguridad inconsistente y represiva. Porque cerrar el espacio aereo de una metrópoli, declarar a una ciudad en Estado de Sitio y lanzar a la calle a 1,000 agentes de las fuerzas especiales armados hasta los dientes para cazar a dos Chechenos, que presuntamente se habían burlado de ellos, no es una operación para proteger a la población, sino para desviar la atención de su inutilidad.
Chechenos que hay que decir que son inocentes hasta que se demuestre lo contrario, y lo contrario no son dos imagenes de webcam con sus caras, que es lo que se ha mostrado para tildarlos de terroristas, asesinos y dictar un veredicto que a la policía no le corresponde dictar. Pero ellos ya son culpables. Sin embargo, uno de ellos no se podrá ya defender, porque por coincidencia, murió atropellado por su hermano. O eso dicen, por que el reporte de la policía es altamente sospechoso. Algo como: “El hermano mayor murió cuando estaba siendo arrestado por 5 agentes las fuerzas especiales, cuando el pequeño aceleró el carro y lo arrastró acabando con su vida”. Extraño que ninguno de los agentes que lo estaban esposando sufriera ni la más mínima herida.
Para rematar, Menino podía en duda que se pudiera interrogar al detenido por sus lesiones en la garganta. Como si no supiera escribir, posiblemente lo que quiso decir, es que no le podrán torturar para que hable. Y hoy, la fiscalía federal ha dado la razón a George W. Bush en el bombardeo de Iraq. Han decidido que los hermanos utilizaron en Boston, armas de destrucción masiva, para pedir la pena de muerte. O sea, ollas a presión, rodamientos y tornillos, de los que hay que decir que Iraq estaba lleno en tiempos del malévolo Hussein. Ollas Fagor, por cierto, marca española lo que me da cierta esperanza de que Obama siga los pasos de su predecesor, y, a base de bombas racimo elimine a la clase política que regenta la madre patria y ponga a un Karanka de turno a gobernar. Que porque no, podría ser yo.
Y ellos por las calles aplaudiendo. God Bless America.
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