Antes de comenzar esta reseña de Lemony Snicket’s A Series of Unfortunate Events, quiero aclarar que ni he leído los libros ni vi la película que hicieron con Jim Carrey, por lo que entre sin saber mucho más de lo que han revelado los trailers. No sé si eso ayudó al no tener expectativas pero, la cuestión es que me gustó. Mucho.
Basado en la serie de libros escrita por Daniel Handler, A Series of Unfortunate Events parece la hija perdida de un matrimonio arreglado entre Wes Anderson y Tim Burton pero, con la simpatía del primero.
Los hermanos Violet (Malina Weissman), Klaus (Louis Hynes) y Sunny Baudelaire (Presley Smith, voz de Tara Strong) se convierten repentinamente en huérfanos cuando sus padres fallecen en un fuego. El Conde Olaf (Neil Patrick Harris), alegado tío, y actor fracasado, se convierte en su guardián pero, no tarda mucho en revelar el verdadero propósito de robarles la enorme fortuna que les dejaron. Los Baudelaire utilizan su astucia y respectivos talentos (Violet puede arreglar o construir cualquier cosa, Klaus es sumamente inteligente, y Sunny posee poderosos dientes) para escapar de sus garras mientras investigan el misterio detrás de la muerte de sus padres.
A menos que planeen continuar la historia más allá, A Series of Unfortunate Events no deberá durar más de tres temporadas, ya que cada libro fue adaptado en dos capítulos. Esta primera temporada utiliza los primeros cuatro a lo largo de ocho episodios.
El mismo Daniel Handler adaptó la mayoría de los guiones por lo que su estilo de lenguaje y humor negro se mantiene a través de la serie de problemas que encuentran los Baudelaire con el resto de los personajes, cada uno más excéntrico que el anterior.
El mayor triunfo de esta serie es su elenco de apoyo. Los niños actores hacen buen trabajo pero nada del otro mundo (es difícil destacarse cuando hace tan poco conocimos los chiquillos de Stranger Things), mientras que Neil Patrick Harris lo hace tan bien como uno puede esperar en la piel de Olaf… y nada más. Sus mejores momentos son cuando Olaf se disfraza de distintos personajes para engañar los otros guardianes de los Baudelaire.
Quien se roba el show es Patrick Warbuton como el narrador “Lemony Snicket”. Su talante de humor sin aparente expresión en su rostro, o emoción en su voz funciona a la perfección con los diálogos de Handler. Warburton ronda como fantasma de situación en situación, comentando lo que vemos, añadiendo, mejorando las escenas.
Otra cosa: esto no es el tipo de serie para niños sana o segura, como otras a las que podrían estar acostumbrados. Algunas situaciones son oscuras e incomodas, ya que Handler es de esos creativos que no subestima la capacidad infantil para ciertos temas, algo por lo que este programa se ganó inmediatamente mi respeto.
Joan Cusack, Alfre Woodard, K. Todd Freeman, y Aasif Mandvi entre otros complementan un diverso y talentoso conjunto de apoyo que se ajustan perfectamente a los extraños eventos de esta historia.
No todos los chistes funcionan, y la actitud “deadpan” de casi todos los personajes impide que se llegue a sentir genuina preocupación por los retos que enfrentan los Baudelaire. Otra cosa es que esta serie se mueve lentamente; no esperes la energía caótica de Stranger Things o tantos otros programas modernos para niños , esto es un misterio que requiere paciencia.
En la era del “over-hype” (saludos, Carlos), donde todo tiene que ser “la cosa más grande” o la “porquería más mala”, A Series of Unfortunate Events tiene la mala suerte de caer en ese reglón de “esta chévere, nada del otro mundo”.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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