Me encantan las ironías aunque a veces quisiera vivir sin ellas. Esta es una de esas veces. Stonewall, el nuevo filme de Roland Emerich, debuto su primer tráiler recientemente y de inmediato le cayeron encima chinches por su versión “blanqueada” y anti-trans de los legendarios sucesos que se consideran el principio de la lucha LGBTTQ moderna.
Stonewall se refiere a la barra, propiedad de mafiosos, uno de varios puntos de encuentro para la comunidad LGBTTQ en Greenwich Village, parte de Manhattan en Nueva York. El 28 de junio de 1969, la policía de Nueva York, actuando en nombre de leyes discriminatorias contra la homosexualidad y el transformismo, invadió el establecimiento violentamente, encendiendo la chispa de rebeldía de la marginada comunidad de gays, transformistas y transexuales, la mayoría proveniente de pobreza y abandono de sus propios familiares.
El problema con el tráiler comienza desde la primera escena, cuando el filme alega ser basado en hechos reales pero su protagonista es un hombre blanco del medio de Estados Unidos. Aunque la historia de “Danny” bien pudiera ser la de muchos otros que sufrieron discriminación, lo que sucedió en Stonewall fue gracias al valor de Sylvia Rivera, una mujer trans puertorriqueña, Marsha P. Johnson, un transformista de raza negra, la activista trans de raza negra Miss Major, Stormé De Larverie, y Brenda Howard, feminista bisexual, quienes comenzaron los disturbios al tirar sus tacos, botellas, y puños contra la policía, en protesta por el abuso y hostigamiento que sufrían diariamente.
Distintas páginas han criticado el hecho de Johnson, quien celebraba su cumpleaños número 25 la noche que comenzaron los disturbios, apenas figura como un personaje secundario, Stormé es encarnada por una mujer blanca, mientras que Rivera ni Miss Major siquiera aparecen.
La molestia ha sido tan profunda que ya se ha llamado a un boicot contra el filme por la forma tan descarada que pone de lado a estas figuras trans tan importantes, sin olvidar que son gente de raza negra y/o provenientes de comunidades pobres, discrímenes que siguen siendo tan relevantes hoy como cuando se lanzó la primera botella esa noche.
Aunque desafortunado, no me sorprende. Ayer mismo la Universidad de California del Sur publicó un reporte sobre la representación de géneros, etnias y LGBTTQ en 700 filmes del 2007 al 2014 y los resultados son devastadores:
- El 73.1% de personajes hablantes en las 100 películas más exitosas son hombres blancos, y en el total de las 700 evaluadas, fueron el 69.8%.
- De las 100 películas más exitosas del 2014, solo 21 tuvieron una mujer como protagonista.
- En el caso de la comunidad LGBTTQ es aún peor: de 4,610 personajes hablantes en las 100 películas más exitosas del 2014, solo 19 fueron gay, bisexual o lesbianas.
El informe contiene información más detallada, les recomiendo que le den un vistazo.
Lo sorprendente de todo esto es la forma en que tanto Emerich como los responsables de estos filmes parecen subestimar la inteligencia de su propia audiencia. La mitad de los cinéfilos son mujeres, más del 10% son LGBTTQ, y aun así continúan en baja representación. ¿Acaso todavía piensan que más diversidad significa menos entradas? Lucy, Spy, The Heat, Mad Max: Fury Road contienen mujeres como protagonistas, todas exitosas y queridas por la audiencia.
En el caso de Stonewall se expresa un problema más fuerte: la forma en que la comunidad trans es relegada constantemente, especialmente si son pobres o de raza negra. No importa que personajes como “Sophia Bursett” (Laverne Cox) en Orange is the New Black sean ultra populares, parece que Hollywood sigue teniendo miedo de representar la sociedad como la vemos diariamente.
Es fantástico que Roland Emerich haya querido llevar esta historia a la pantalla grande, es un momento en que una comunidad despreciada decidio luchar por sus derechos, lucha que continua hoy con grandes victorias como la reciente decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos sobre el matrimonio igualitario. Tristemente, esto demuestra que los prejuicios muchas veces tiene que ser combatidos desde adentro, siendo Emerich un hombre abiertamente gay.
Por otro lado, Roland pudo quedarse destruyendo la casa blanca y ahogando la estatua de la libertad, y contratar alguien con la habilidad de traer esta historia sin miedos ni tapujos, alguien como Patty Jenkins, o Steven Soderbergh.
¿Qué piensan ustedes?
(Mil gracias a Pedro Julio Serrano, quien nos ayudó con la información y fuentes de esta entrada).
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Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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