Nunca pensé que diría esto, pero me identifico con Mel Gibson. Me identifico con la indiferencia, el cinismo y el desagrado que tan aparentemente oculta (perdonando el oxímoron) detrás de sus ojos. ¿Qué lo llevaría a tomar este papel? ¿Sería la avaricia, el aburrimiento, la búsqueda de reinventarse? Haya sido cual haya sido la razón, te puedo asegurar que no estuvo motivado por el guión. Daddy’s Home 2 es un desastre narrativo con el potencial de causar depresión a una audiencia en búsqueda de carcajadas.
Quizás era fan de la primera parte de esta aparente saga. Yo no la vi, así que no puedo comentar sobre ella. Pero sí vi The Other Guys, la primera colaboración entre Ferrell y Wahlberg (¿por qué no siento la necesidad de llamar a esos dos por sus nombres completos?). ¿Habrá sido dicha película la razón por la cual Mel Gibson (se me hace imposible decirle simplemente Mel, o Gibson; siento que siempre hay que llamarlo por su nombre completo) accedió a participar en esta? Si es así, no lo culpo. The Other Guys es una comedia inteligentemente construida aún en la estupidez y vulgaridad de sus personajes.
Te preguntarás cómo puedo alabar The Other Guys mientras tan abiertamente desprecio Daddy’s Home 2. La respuesta es sencilla. The Other Guys utiliza su naturaleza fílmica para respaldar y elevar su comedia. Por su parte, Daddy’s Home 2 es el equivalente al especial navideño de un sitcom que no sabías que existía y, luego de terminar, no quieres volver a ver.
Debo hacer un paréntesis y decir que hay una pequeña parte de la película que, por lo menos, se acerca a ser efectiva como comedia. Se trata de la última media hora, o lo que la película llama explícitamente “La atracción principal de la noche”, consciente de que los 70 minutos anteriores son una pérdida de tiempo que solo existe para que la película pueda ser llamada un largometraje y no un sketch fallido de Funny or Die.
En esta última sección de la película tenemos: comedia visual que va más allá del slapstick, niños ebrios, conflicto creíble entre los personajes, una aparición por uno de los tres ex-luchadores convertidos en actores actualmente relevantes (cuyo nombre no mencionaré en caso de que alguien lea esto y aun así decida ver la película), un número musical que sorprendentemente funciona por lo forzado que se siente y, finalmente, ese momento en el que comienzan los créditos, se acaba la película y puedes salir de la sala sabiendo que pudiste más que la falta de respeto a tu intelecto y sentido del humor que se presentó en pantalla.
Y en todas estas, ¿que hay de la trama? Lo mismo que viste en el trailer. Mark Wahlberg y Will Ferrell son un padre y padrastro que se llevan de maravilla hasta que los visitan sus respectivos padres, interpretados por Mel Gibson y John Lithgow. Mel Gibson parece tener tan pocas ganas de estar en la película como su personaje de interactuar con cualquier persona que no sea su hijo. John Lithgow mayormente hace el ridículo, aunque en un momento nos recuerda que, aún cuando la escritura y dirección son pésimas, él es tremendo actor. Linda Cardellini es la madre de los niños, pero es malgastada y casi no participa en la historia. Más nadie importa.
Excepto tú, la audiencia. Al final te iras como Mel (ya me siento más cómodo llamándolo por solo por su nombre de pila), sin mirar para atrás e inmediatamente olvidando todo lo que acaba de pasar, volviendo a pensar en tu propia vida y tus propias preocupaciones, porque ni siquiera conseguiste entretenimiento escapista.
Otras observaciones:
- La película se debió haber llamado Daddy’s Daddy’s Home Too.
- Mark Wahlberg debió haber rapeado en el número músical. No cantado. No tenerlo rapeando es un malgasto de Marky Mark.
- Si quieres una película reciente con Mel Gibson que realmente entretenga, te recomiendo Blood Father. Ahí es mucho mejor padre y actor.
- Y si desesperadamente necesitas ver una película navideña apta para toda la familia con un espíritu optimista y Will Ferrell, Elf sigue existiendo.
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