Que cursi está el título de esta reseña, ¿verdad? Es a propósito. Algún tiempo leí que las críticas más difíciles de escribir son las de las películas que más le gustan a uno. A esto le añado que la dificultad aumenta cuando uno identifica cosas que, sabe, quitan lustre al producto final pero, realmente no importan al corazón. Por eso decidí dejar que mi lado tierno (sí, tengo uno) explicara porque salí tan contento y con una sonrisa tan grande de ver Corazón de León.
“Ivana” (Julieta Díaz) es una abogada con problemas personales y profesionales. Ella es el tipo de mujer que hizo todo lo que se supone que uno haga en la vida: estudiar, tener un buen trabajo, casarse con un buen partido, ganar una buena vida. La realidad es que a sus treinta, está divorciada pero unida a su ex por un negocio en común. Una noche recibe la llamada de un extraño que encontró su móvil perdido, y la convence de encontrarse en una cita a ciegas para devolvérselo. Cuando conoce a “León” (Guillermo Francella), una pequeña persona de 4 pies, Ivana se envuelve, mucho a su sorpresa, en una relación que retará todos los preceptos que tanto nos han clavado en el cerebro desde pequeños.
Debo mencionar que Corazón de León es coescrita y dirigida por Marcos Carnevale, el responsable de Elsa & Fred, uno de los mayores éxitos que han conquistado a la audiencia de Puerto Rico. Carnevale ya tiene experiencia en manejar convincentemente historias de amor no convencional y en este filme lo hace de nuevo aunque tengo algunas reservas. Este filme rompió records de taquilla en Argentina y es bien fácil entender porque.
El mayor éxito de este filme es el tremendísimo trabajo de sus protagonistas; Guillermo Francella, quien por poco se robó El Secreto de sus Ojos con su genial trabajo, interpreta a León, un hombre que ha aprendido a vivir en una sociedad donde su estatura es motivo de burla, desprecio y rechazo. A León no le interesa la lastima de nadie, ha hecho una exitosa carrera como arquitecto y tiene un hijo por el cual se desvive. Por su parte, Julieta Díaz tiene el difícil peso de expresar los prejuicios de Ivana pero, mantenerse simpática a la audiencia y, contra toda marea, lo logra.
Corazón de León es igual parte historia de amor, parte estudio de la naturaleza humana y los prejuicios que imponemos en nosotros mismos como sociedad. Vamos a ser honestos, si viéramos a un hombre de 4 pies junto a una despampanante y hermosa mujer, nos llamaría la atención; tendríamos que mirar. Las preguntas saldrían en brote: “¿será por dinero? ¿Le gustaran las cosas raras? ¿Cómo rayos eso es posible?”. Aceptémoslo, somos una masa indoctrinada en preceptos de lo que es hermoso y apropiado. Corazón de León nos obliga a enfrentar esos prejuicios sin miedo.
Mi lado cínico también necesita su momento: con todo y lo mucho que me gustó, Corazón de León tristemente cae en clichés de los filmes de amor con escenas de reflexión mirando la ventana, música romántica, momentos de mirada sin dialogo y frases cursis sin densidad. Además, Lo primero que se establece sobre León, aparte de su estatura, es que es de dinero, ¿Se hubiera enamorado Julieta de una pequeña persona que fuera pobre?
Ok ya. Como mencioné, lo mejor de Corazón de León es el trabajo de sus protagonistas y tengo que volver a mencionar a Guillermo Francella, que hizo un personaje que, a primera impresión se ve impenetrable; León mantiene una sonrisa que parece nunca desaparecer, justo junto a una mirada triste y cansada de tanto luchar contra la corriente de estupidez social. Cuando llega el momento de demostrar su invulnerabilidad, Francella nos rompe el corazón con una orgánica expresión de derrota. Sencillamente brillante.
Corazón de León es lo que viene después del “…y vivieron felices para siempre”, es la historia de la princesa que descubrió que, después de todo, el enano era mejor para ella que el supuesto príncipe azul. La relación no es una deducción de mi parte, en un momento de la película, alguien se burla de Ivana diciéndole “Blancanieves” y así entendí que Marcos Carnevale quería contar un cuento de hadas a su manera. Y que manera. Aunque Corazón de León es una comedia, prefiero decir que es un drama de amor con mucho humor que hay que ver. Gigantescamente recomendada. Vayan a verla ahora mismo.
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Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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