Todo el mundo tranquilo: la segunda temporada de Hacks es tan buena como la primera. Quizás hasta mejor pues, ahora que ya conocemos los personajes principales, la serie aprovecha para expandir sus personalidades. Siempre es complicado llevar un personaje hacia nuevos niveles sin perder lo que los hace especial, sin embargo los creadores Lucia Aniello, Paul W. Downs y Jen Statsky triunfan enriqueciendo ambas protagonistas, manteniendo la dinámica de la primera temporada, simultáneamente presentando nuevas maneras de interactuar.
Comenzando justo donde nos quedamos el año pasado, Con Ava (Hannah Einbinder) y Deborah (Jean Smart) preparándose para lanzarse a una gira alrededor del país en la que desarrollarán el nuevo material más personal de Deborah luego de haber fallado en su última presentación de su antigua posición permanente en Las Vegas. El problema es que, justo antes de reconciliarse después de su fuerte discusión donde Deborah abofeteó a Ava, esta envió un revelador correo electrónico repleto de información sucia sobre el comportamiento de Deborah a unos productores planeando usar dicha información para escenas de una serie sobre una Primer Ministro problemática. Con esa espada de Damocles encima, Ava intentará evitar que la usen, o que Deborah se entere de su traición.
Entre los muchos aciertos de esta segunda temporada, el asunto funciona como otro catalítico afectando la tierna/toxica relación entre ambas. La diferencia de edad, perspectivas de mundo e ideas sobre la comedia continúan siendo el mayor punto de inflexión entre el dúo pero, sin repetir las dinámicas del año pasado, más bien aprovechando la libertad que una relación más personal ofrece, al poder interactuar en términos más profundos de lo que pudiera ocurrir entre dos personas acabadas de conocer.
Smart nuevamente es la jugadora más valiosa del equipo. Su Deborah Vance afronta la realidad de prácticamente regresar a un punto de su carrera que pensaba haber dejado atrás, teniendo que presentarse en pequeños lugares, ferias de granjeros y hasta un crucero, frente a audiencias que ciertamente han cambiado a través de las décadas que estuvo fija en un gigante salón de hotel. Todo eso agravado por el hecho de ser una mujer en un campo dominado por hombres, adicional a una industria depreciando aquellos de mayor edad. Por su lado, Einbinder busca nuevas formas de trabajar a Hannah sin caer en clichés de personajes jóvenes. Aunque Hannah ciertamente sufre los ataques mezquinos de Deborah, tampoco le permite dejarse dominar completamente aun en los peores momentos, especialmente cuando decidió arreglar su vida, a pesar de que sus tendencias auto-destructivas asoman la cabeza de vez en cuando.
El resto del elenco recibe menos atención este año –al menos en los seis episodios presentados a prensa- pero intentan sacarle el mayor jugo a lo que le permiten; Marcus (Carl Clemons-Hopkins) decide disfrutar más de la vida luego de su triste ruptura con Wilson (Johnny Sibilly), mientras Jimmy (Paul W. Downs) continua lidiando con su inepta, imprudente y ridículamente graciosa asistente Kayla (Megan Stakter). También se une la siempre genial Laurie Metcalf como “Weed”, una manejadora de camino sin paciencia para los caprichos de Deborah.
Hacks elegantemente demuestra como evitar los tropiezo de hacer una segunda temporada, expandiendo las relaciones entre personajes sin cambiar personalidades, buscando nuevas maneras de desarrollarlos, ya sea usando nuevas localidades o enfrentándolos con su pasado o demonios personales. La química entre Smart y Einbinder aumenta todavía más el disfrute gracias a las excelentes interpretaciones del elenco. Los primeros dos episodios estarán disponibles a partir del 12 de mayo 2022 en HBO Max (Región US), con dos episodios cada semana siguiente. Inmensamente recomendada.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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