“Películas tan malas que son buenas”. Ese cliché existe porque es verdad y le aplica a uno de los estrenos de esta semana, The Transporter Refueled. Un filme de acción que trata de refrescar una franquicia sin incluir lo que la hizo especial en primer lugar.
“Frank Martin (Ed Skrein) recibe la visita de su padre (Ray Stevenson), también llamado Frank, cuando es llamado para un nuevo trato. Cuando su cliente traiciona los términos del trato –rompiendo la regla #1 de Frank – el exsoldado de fuerzas especiales se ve envuelto en una conspiración que lo envuelve con un antiguo compañero de armas.
Digo, eso es lo que recuerdo de la sobre-complicada y absurda trama de The Transporter Refueled. El resto es una mezcolanza de patadas, tiros, escenas sexistas, ridículos diálogos, que deberían haberme hecho odiar este revolú. Todo lo contrario, hace tiempo no me reía tanto disfrutándome tanto disparate cinematográfico corrido.
Ver The Trasporter Refueled es el equivalente de una noche de janga en la que te quedas a pie, te asaltan, nadie te hace caso, te vomitas encima, y terminas preso pero, despiertas sintiendo que fue la mejor noche de tu vida.
Las películas de Transporter siempre han sido famosas por los embustes y esta no te decepcionará (mi favorito fue el brinco casi mutante de Frank mientras maneja un Jet Ski). El problema es que en las anteriores se perdonaba simplemente porque el carisma de Jason Statham es tan inmenso, que le permitimos las cosas más ridículas con una sonrisa. Skrein no cuenta ni con la mitad de lo que hace a Statham especial, y aunque Ray Stevenson tiene su encanto, no es suficiente para tapar un guion repleto de hoyos mal ejecutado.
Como quiera, cuando salí de la sala, estuve quince minutos riéndome junto a otros de las loqueras que vimos, y con ganas de volverla a ver. Es una película perfecta para un “roast”. Tan mala que es buena.
[adrotate banner=”29″]
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
Comments are closed here.