En 1987, John McTiernan nos presentó a quien luego se convertiría en uno de los monstruos más icónicos del cine, Predator. Ahora, Shane Black, quien también trabajó en la cinta original revive al temible cazador alienígena con The Predator, y lo hace con un estilo muy diferente y ambiguo.
Se trata de la cuarta entrega de la saga, siguiendo a Predator (1987), Predator 2 (1990) y Predators (2010). La cinta protagonizada por Boyd Holbrook, Trevante Rhodes, Sterling K. Brown, Keegan-Michale Key, Olivia Munn y Jacob Tremblay goza de personalidad propia. Toma algunas referencias de los primeros filmes y los traslada a una puesta en escena que por ratos es cómica, otra veces grotesca, alocada y bastante torpe. Sí, The Predator es todo esto, pero sobretodo es arriesgada. Y es precisamente aquí donde encontramos el gran choque. Pero vayamos con calma.
Su trama es simple. Un pequeño y simpático niño con autismo (Tremblay) activa accidentalmente un dispositivo que hace que uno de los depredadores vaya tras él. Sin embargo, en la cacería se topará con el padre de este, un condecorado francotirador Quinn McKenna (Holbrook), un peculiar grupo de ex-soldados que rayan en la locura y con la científica Casey Bracket (Munn).
Todo se complica para cada una de las partes, incluido el primer depredador, cuando un segundo y evolucionado cazador entra en acción.
Muchos recordamos a la original Predator. Una cinta memorable que, como dije, nos presentó al cazador más letal de todo el universo. The Predator guarda algo de esta, pero así como ha evolucionado el depredador, también la cinta lo hace. El grupo de veteranos nos da ese toque alocado y muy cómico, el pequeñín McKenna nos da un lado tierno, el depredador nos trae algunas escenas de acción fuertes e inesperadas y el director, trata de unir todos estos elementos resultando en una película imprudente.
Quienes vayan buscando una cinta más en línea a la original, les diré que aquí no la encontrarán. Esto no necesariamente es malo, pero sé que a muchos no les agradará el giro que toma esta saga.
The Predator no es perfecta, aunque no pretende serlo. Tampoco es la cinta más memorable de la franquicia. En todo caso, Black, cual científico experimentando, ha cogido el ADN de la saga y lo ha cambiado. Eso es de valientes, y lo reconozco.
Como todo experimento, hay unos fallidos y otros que salen bien. The Predator cae en el medio, pues si bien para algunos falla estrepitosamente, para otros, incluyendo a este servidor, funciona.
Entonces, ¿vale la pena verla? Claro que sí. Solo así sabrás si la evolución te gusta o si la entierras para siempre.
Founder & Commander-in-Chiief de QiiBO.com. Tras más de una década como publicista decidí seguir mi propio camino profesional. Ahora sigo el consejo de un genio, hago el trabajo que me gusta.
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