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Crítica: The Acolyte es misterio y crimen en la Galaxia

Si una de tus quejas principales sobre todo lo lanzado de Star Wars en la era Disney es demasiada dependencia en “La Saga Skywalker”, The Acolyte, la nueva serie original de Disney Plus, llega para calmar esa sed de más galaxia, menos referencias. Creada y manejada por Leslye Headland (Russian Doll), The Acolyte es una intrigante historia de crimen y ley expandiendo el universo, ofreciendo nuevos personajes caminando en la delgada línea de lo gris, que pocas veces se atreven con esta propiedad.

Ocurriendo unos 100 años antes del Imperio galáctico, durante la llamada “Alta Republica”, un periodo de “paz” donde la Republica galáctica domina casi todo el universo conocido, con la Orden Jedi firmemente en control de los asuntos políticos y sociales. Pero una cosa es decirlo, y otra muy distinta es aplicarlo. Mucho se ha discutido sobre la verdadera cara de la Orden como un estado policiaco, entrometiéndose en asuntos que no necesariamente le competente, adueñándose de La Fuerza como religión, impidiendo otros usos no aceptados por su perspectiva.

Cuando la Maestra Jedi Indara (Carrie-Anne Moss) es sorprendentemente asesinada, la sospechosa es Osha Aniseya (Amandla Stenberg), una ex jedi que ahora trabaja de mecánica clandestina. Sol (Lee Jung-jae, de El Juego del Calamar), su antiguo maestro, es enviado junto a su Padawan Jecki Lon (Dafne Keen) y el Jedi Yord (Charlie Barnett) a capturarla, pero rápidamente descubren una extraña conspiración envolviendo una misteriosa figura capaz de usar La Fuerza en oscuras maneras, prohibidas por la Orden, temidas por todos.

En los cuatro episodios presentados la prensa, Headland logra un balance entre correr el misterio sin tomar demasiado tiempo, mantenerlo interesante, con excitantes escenas de acción, y fascinantes personajes. Al igual que Qui-Gon Jinn en Episodio I, Sol sufre conflictos entre la manera tan política que la Orden Jedi lidia con la situación, mas preocupados por mantener su alta posición en la jerarquía de poder de la Galaxia, que resolver de la mejor manera posible. Aunque el código Jedi prohíbe los lazos afectivos, Sol no puede evitar preocuparse sobre su antigua estudiante, influyendo en sus decisiones.

Por su lado, Stenberg aprovecha con Osha la oportunidad desperdiciada por Ahsoka, de reflexionar sobre los efectos del código Jedi en los sobrevivientes de tragedia, y un estricto entrenamiento exigiendo una desconexión emocional que sencillamente no es práctica, por no decir cruel.

Contrario a otras producciones de Star Wars, a The Acolyte no le interesa presentar los Jedi como un ente completamente benefactor, dejando claro que cualquier institución interesada en preservar su estatus es blanco fácil de la corrupción moral, perdiendo su verdadero propósito. Si Headland consigue mantener en The Acolyte ese mismo balance entre desarrollar el misterio y sus personajes, sin caer en la tentación de redimir los defectos de los Jedi, siendo honesto sobre estos, podríamos tener una de las mejores producciones en la galaxia muy, muy lejana. Galácticamente Recomendada.

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