En uno de las peores temporadas veraniegas, y Suicide Squad es la película perfecta para representarla: suficientemente entretenida pero sin ningún momento memorable que nos haga recordarla cinco minutos después de terminarla.
El Escuadrón Suicida siempre fue una apuesta grande para Warner Bros. y su universo compartido; un filme protagonizado por villanos, lo peor de lo peor, en el que tuviéramos que aceptarlos como los héroes de la historia. Su principal problema es que nunca los establecen convincentemente como villanos, ni como héroes, ni como equipo, ni mucho menos como amigos pero, actúa como si lo hubieran hecho. Es el equivalente de Donald Trump convencido que será un gran presidente sencillamente porque él lo dice.
Habiendo dicho eso, cuando Suicide Squad hace las cosas bien, las hace muy bien. Las escenas de acción, el humor, y la química entre los actores, la mantienen entretenida a través de sus (innecesariamente largas) dos horas.
La llegada y muerte de Superman ha causado sus propios problemas, específicamente con la revelación de que existen los “meta-humanos”. Todas las naciones del mundo quieren tener sus propias “súper armas”, y Estados Unidos no puede quedarse atrás. “Amanda Waller” (Viola Davis), la directora del grupo secreto ARGUS, propone una riesgosa idea: formar un grupo de villanos para llevar a cabo peligrosas misiones ultra confidenciales y tener un detente en caso de que el próximo “Superman” no comparta sus ideales. Si cumplen sus objetivos, recibirán reducciones en sus sentencias, si fallan, el gobierno puede negarlos por completo y hasta culparlos de cualquier problema.
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Es una idea estúpida pero, ese es uno de los puntos positivos de Suicide Squad, pues con esta película el universo fílmico de DC no tuvo miedo de abrazar conceptos absurdos de los comics, al igual que lo sobrenatural, algo que otros estudios han mantenido de lejos.
En papel, David Ayer es la persona adecuada para escribir y dirigir este filme. Sus trabajos anteriores demuestran habilidad para manejar elencos compuestos (FURY), acción caótica (Sabotage) y protagonistas con complejos dilemas morales (End of Watch), por lo que le achaco el mejunje final que es Suicide Squad a intervención externa (¿recuerdan los reportes de grabaciones adicionales luego de completada?).
Como filme, Suicide Squad es un revolú. El ritmo es incómodo, como estar en un carro que acelera y frena de cantazo varias veces, la misión nunca está completamente clara, y el villano final es pésimo aunque, eso último se puede decir del cine en general. Suicide Squad es lo que le hubiera pasado a Deadpool si hubiera sido PG-13, escrita y dirigida por gente que no entiende porque a tantos les gusta el personaje aunque, con buena música.
Donde se destaca esta aventura es en sus héroes villanos. O mejor dicho sus intérpretes.
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Posiblemente todos los ojos están puestos en Margot Robbie como la uber popular “Harley”, personaje que, de haber comenzado como una secuaz más del Guasón en la fantástica serie animada de los 90’s, se convirtió en una estrella propia. Cuando la cámara apunta a su cara y no sus nalgas, Robbie presenta el personaje tan bien como el guion y la dirección le permite; su extraña mezcla de locura y dulzura, la villana traviesa que disfruta del caos casi como lo hace una niña. Bueno, una niña con un revolver, un bate y un marrón. Me quede con ganas de ver más de ella, especialmente en manos de mejores creativos.
Siendo uno de los pocos personajes casi desarrollados, “Harley” proyecta el dolor de ser quien es debajo de sus alocados diálogos y su violencia. Mi escena favorita fue ella exhortando uno de sus compañeros a bregar con sus errores del pasado, una rápida ventana a la humanidad, la “Doctora Harleen Quinzel”, que dejó atrás cuando fue seducida por el Príncipe Payaso del crimen.
Es imposible no comparar el Joker de Leto contra el de Heath Ledger (y en cierta forma, del de Mark Hamill en los juegos de Arkham y las series animadas). La frase anterior es más larga de lo que hace el personaje en la película, sirviendo apenas como un cameo glorificado, en el que Jared Leto presenta su propia versión de un gánster con pintura blanca, metal en los dientes, y pelo verde. No me fascinó pero, tampoco es justo juzgarlo con tan poco tiempo de escena. Por cierto, la relación entre él y Harley parece ser reciente, por lo que imagino que veremos el desarrollo en otras entregas de la franquicia.
Will Smith interpreta al Will Smith que prefiero; ni muy serio ni muy ridículo, demostrando porque sigue siendo una de las estrellas del cine. La sorpresa fue Hernández como “El Diablo”, un personaje que apenas existe en los cómics, y aquí fue lo más cercano al concepto de “malos buscando redención” que caracteriza este tipo de historia.
Viola Davis como “Amanda Waller” es fenomenal; el personaje brincó de las páginas a la pantalla, encarnada perfectamente con la frialdad que la caracteriza, completamente convencida de que hace lo correcto no importa a quién tenga que llevarse de frente.
El resto del equipo…está ahí.
Suicide Squad es mejor que Batman v Superman, mayormente divertida, con buenas secuencias de acción, y aunque su desarrollo es un enredo, sus protagonistas son tan simpáticos que se los perdono.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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