Todos en la vida hemos tenido un contrincante. Esto puede ser en el ámbito personal o profesional pero de que los hay, los hay. Este es el caso de Billy ‘The Kid’ McDonnen y Henry ‘Razor’ Sharp, dos boxeadores con una riña tan fuerte que ni el paso del tiempo ha logrado apaciguar su enemistad.
Aun habiendo pasado 30 años desde su último combate, ‘The Kid’ todavía espera por la oportunidad de vencer a ‘Razor’ quien lo dejó prácticamente plantado en el ring en lo que sería la pelea de sus vidas. Estos habían tenido ya dos combates y esta tercera pelea, decidiría quién de los dos era el verdadero campeón.
“Kid” quien es interpretado por Robert DeNiro, se ha aferrado a su pasado y ha decidido sacar provecho de su fama como boxeador. El tiempo ha pasado pero éste quiere mantener su gloria y que todos le reconozcan por sus méritos. Por otro lado, “Razor” (Sylvester Stallone), se retiró hace 30 años de la noche a la mañana y aunque quienes están a su alrededor quieren reconocer que en su pasado fue un campeón, quizás el mejor de sus tiempos, éste prefiere pasar desapercibido y dejar atrás lo que ya no es.
Cuando se le presenta la oportunidad a “Razor” de hacer un pequeño “comeback” en el que puede hacer un poco de dinero, dinero que necesita, este lo acepta con la condición de no tener ningún contacto con “The Kid”. Surge que a pesar de que su representante hizo los arreglos para que estos no tuvieran que enfrentarse y trabajaran por separado, terminan encontrándose y los demonios del pasado vuelven a salir. Ambos tendrán que bregar con los asuntos que dejaron pendiente en el pasado.
Grudge Match intenta traernos una historia en donde las segundas oportunidades son las orden del día, esto ligado con un tono cómico y el soporte de dos veteranos de la actuación. El problema con Grudge Match es que a pesar de la dirección de Peter Segal (Get Smart, Anger Management), quien está acostumbrado a dirigir comedias de este tipo, el guion no es lo suficientemente sólido como para hacer sobresalir a ninguna de sus estrellas.
Este filme logra dejarnos ver sus buenas intenciones con el espectador pero falla grandemente en capturarnos a pesar de que sus estrellas son conocidos y que de seguro les guardamos cierto afecto por su historial. Esto queda demostrado no tanto con Stallone y DeNiro quienes llevan el mayor peso dramático del filme sino que vemos a Alan Arkin y Kevin Hart tratando de sacar más el lado cómico con chistes forzados, en especial Hart.
La primera mitad de la película es un poco lenta y tediosa, ya después se vuelve un poco más amena cuando vemos a dos nuevos actores incorporarse en la trama y la historia comienza a correr un poco mejor.
Desde muy niña descubrí que el cine sería una de mis más grandes pasiones y aspiro a transmitir la misma pasión a cada testigo de mis escritos. Amante del cine en toda su gloria y traiciones. Siempre busco esa obra que logre evocar grandes emociones, ya sea a través de su dirección, su historia o sus actuaciones. Cuando estas últimas se alinean en armonía todo se vuelve magia y la espera habrá valido la pena.
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