¿Alguna vez has salido con una persona solamente por su físico? Quizás con la esperanza de que, una vez converses con esa persona, descubras que debajo de toda esa hermosura posee conocimiento. Excepto que no sucede, y terminas la velada con alguien que no sabe explicar lo que piensa pero, por lo menos se ve bien. Hoy estrena Ghost in the Shell en nuestros cine.
No es una mala película, es que nunca se atreve a ir mas allá de lo que propone. Quizás porque no sabe cómo, quizás porque piense que la audiencia no lo va a entender. Lo segundo seria irónico, cuando el anime original es uno de las mayores influencias de The Matrix.
Luego de un ataque terrorista, el cerebro de “Mira Killim” (Scarlett Johansson) es trasplantado a un cuerpo completamente cibernético. Es el futuro, las mejoras cibernéticas son la orden del día. Todos están conectados a todo a través de redes omnipresentes. Inmensos hologramas comparten espacio con gigantescos edificios, la ciudad entera es un arcoíris de magia tecnológica en cada rincón.
Un año después, “Mira” es ahora “La Mayor”, una agente de la Sección 9, una agencia del gobierno en conjunto con Hanka, la empresa responsable de tantos avances. El futuro ha traído sus propios problemas pues Sección 9 debe combatir contra “hackers” queriendo infiltrarse en las redes para ganancias o adelantar distintas causas.
Cuando una misteriosa figura comienza a controlar robots de la misma Hanka para asesinar sus científicos, “La Mayor” se envuelve en una intriga que la llevará a descubrir la verdad detrás de su milagrosa salvación.
Rupert Sanders (Snow White and the Hunstman) vuelve a probar su arte para lo visual. Ghost in the Shell es una exquisitez para los ojos en cada momento, cada tiro amplio de cámara regalándonos color e imaginación.
El elenco es otro positivo de Ghost pues, aparte de Scar-Jo, Pilou Asbæk (Game of Thrones), Takeshi Kitano y Juliette Binoche tienen la oportunidad de brillar como aliados de “La Mayor” contra la conspiración de Hanka.
Sin embargo, es obvio que ni Sanders ni los guionistas Jamie Moss y William Wheeler sabían lo que tenían en las manos. Ghost in the Shell no fue la primera historia en comentar sobre el efecto de la tecnología en el espíritu humano pero, es una de las más influentes. Por tanto, resulta sarcástico que el filme se sienta una copia de Blade Runner cuando la inspiración fue al revés.
En papel, Ghost habla sobre los temas de inteligencia artificial versus alma, la modernidad acaparando la humanidad, el control corporativo en nuestras vidas pero, nunca se siente genuino. Sanders sabe cómo componer una escena; no sabe darle emoción. No sabe manejar actores, y tuvo suerte de tener elenco con talento que lo hizo por sí mismos hasta donde pudieron.
Y sin hablar de la poca acción. El anime original contiene varias secuencias, dos especialmente memorables. ¿Recuerdan la emocionante persecución del camión de basura? Bajen sus expectativas.
Ghost in the Shell es otra víctima de la nueva fascinación de los estudios con crear franquicias en lugar de buenas historias. Aunque no ser un “remake” escena por escena le da más libertad, Ghost desperdicia esa oportunidad para ser la precuela de una película que, quizás sea mejor pero, posiblemente nunca veremos.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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