La primera vez que vi un tráiler de The Other Side of the Door, pensé que su premisa era estúpida: enviar una persona extraña a las creencias propias con la instrucción de no abrir una puerta solo para que eso mismo suceda y cause problemas. Sin embargo, mientras veía el filme entendí que la historia de horror era en realidad una alegoría al imperialismo de los grandes poderes en naciones subyugadas. Lo anterior se escucha bonito, y la intención se ve clara pero, la ejecución falla por completo, y nos terminamos quedando con una película apenas entretenida.
Sarah Wayne Callies (“Lori” en The Walking Dead) interpreta a “Maria”, una mujer en depresión crónica luego de la trágica muerte de su hijo “”Oliver” (Logan Creran). Después de un intento de suicidio, su empleada doméstica “Piki” (Suchitra Pillai) le revela una forma en que “Maria” pueda despedirse de su niño y comenzar a aliviar ese dolor. A pesar de que “Piki” le explica lo inmensamente urgente que es “no abrir la puerta” “Maria” abre la dichosa puerta porque si no, sería un cortometraje y esta reseña sería mucho más corta.
Si no sabes mucho acerca de la India, debes aprender esto: fueron una colonia inglesa sobre más de 100 años, un hecho que aun los afecta e influye en su presente. Con The Other Side of the Door, el guionista/director Johannes Roberts trata de montar una conversación sobre el encontronazo de culturas, la imposición de clases, la espiritualidad, y la tristeza ante la tragedia pero, nunca encuentra las palabras correctas. En su lugar usa muletillas que, en esta metáfora, se refiere a sustos fáciles, subidas repentinas del volumen, y técnicas rayando en la xenofobia.
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The Other Side of the Door usa los mismos trucos que hemos visto mil veces: apagón de luces, juguetes que cambian de lugar, muebles que se mueven solos, niños maquillados horriblemente. El problema comienza cuando quieren que nos asusten hombres cubiertos en ceniza solo porque son de piel oscura, hablan en otra lengua, adorando sus dioses. India es un hermoso país repleto de ricas tradiciones y creencias, muchas de ellas fascinantes. Su actitud hacia la muerte es muy distinta a la de nosotros pero, el filme reduce todo eso a “gente rara haciendo cosas raras, uy, mira que feos se ven, que estarán diciendo, eah rayo un monstruo de cuatro brazos”. Ese tipo de cosas se puede entender en películas de hace 40 años atrás; hoy en día demuestra vagancia, bordeando en racismo.
Callis hace todo lo que puede con su “Maria” para mostrarla como una persona real. De todo lo que puedo hablar en The Other Side of the Door, ella es la MVP pues su tristeza se siente genuina. Por otro lado, Jeremy Sisto (quien hizo tan buen trabajo en la serie Six Feet Under que todavía hoy, 10 años después que se terminó, me cae mal), apenas está presente como “Michael” para algo más que dejarnos saber lo mal que esta el matrimonio de ambos.
La película tiene sus buenos momentos de tensión, y es una pena que el mensaje detrás del horror se haya perdido. No por completo pues algo se ve de vez en cuando; “Maria” y “Michael” se mudan a vivir a la India porque les gusta, y porque es de donde el negocio de “Michael” saca más provecho pero, las acciones de “Maria” demuestran que no respeta el país que los cobija. Su egoísmo es tal que, insiste en ver como enemigos aquellos que le tratan de advertir las consecuencias de su acto.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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