Yo no sé para que ustedes ven películas de superhéroes, pero yo las veo para lo mismo que leo comics: escapar de la realidad. En esos mundos de aventura las reglas no siempre son consistentes, y la mayoría de las veces las mejores historias son también las más extrañas.
¡The Flash es un tripeo! Una divertida película de superhéroes con acción, humor y corazón; sin miedo a tirarse par de locuras, pero sin nunca perder su enfoque emocional. Me reí, lagrimé, y ciertamente aplaudí más de una vez. Absolutamente me encantó.
No voy a mentir: una gran razón fue ver a Michael Keaton nuevamente como Batman, en cierta manera cerrando un circulo que abrió en 1989, la primera vez que lo vi en el traje murciélago, porque definitivamente fue glorioso verlo divertirse en el rol una (probablemente) última vez.
Y aunque participa por menos tiempo de lo que hubiera querido, la colombiana Sasha Calle deja gran impresión como Kara Zor-El, Supergirl, en una versión mucho más agresiva de lo que estamos acostumbrados ver la última hija de Krypton.
Ezra Miller es un gran actor y hace excelente trabajo como Barry, pero nada de eso perdona las asquerosidades de las que se les ha acusado. Buena labor en este filme, Ezra, pero puedes desaparecer, preferiblemente pagando las consecuencias de tus actos en vida real.
En lo que parece ser la última entrega dentro del antiguo DCEU, antes del nuevo DCU, Barry Allen (Miller) apenas logra balancear su vida privada con la de superhéroes, especialmente cuando lo tienen -como el mismo se llama- de limpia desastres de la Liga de la Justicia. Durante una misión apoyando el Batman de Ben Affleck (que también lo hace muy bien y es una pena que nunca tuvo su propia película), Barry descubre que puede viajar en el tiempo.
Con esa nueva habilidad, Barry decide cambiar el momento que su vida entera cambio por completo: el asesinato de su madre Nora Allen (Maribel Verdú), por el cual su padre Henry Allen (Ron Livingston) fue injustamente acusado y aprisionado.
Pero una movida como esa produce consecuencias catastróficas en la línea del tiempo, mucho peores de las que Barry imaginó, llegando a un mundo donde, no solamente ya no existe casi ningún otro héroe, el pasado también fue modificado. Cuando llega la invasión del General Zod (Michael Shannon), Barry busca la ayuda de Batman, descubre que la versión de ese mundo es un Bruce Wayne retirado (Keaton). Adicional a eso, Barry tendrá que lidiar con el Barry de ese universo, más joven, sin poderes ni experiencia.
El guion de Christina Hodson utiliza mayormente el concepto de “Flashpoint” una de las historias más famosas del velocista escarlata, aunque agarra otros elementos de otros eventos, como La Crisis de las Tierras Infinitas, Crisis Infinitas, y algo de Nueva 52. El director Andy Muschietti (It: Capitulo 1, It: Capitulo 2) mantiene ritmo, combinando hábilmente la acción, con drama y humor, y aunque el segundo acto reduce algo la velocidad, una vez acelera no se detiene hasta el final.
A mí me gusta cuando un filme de género abraza el absurdo de su concepto, y The Flash lo hace sin pena alguna. En una película de superhéroes se permite la demencia, siempre y cuando el corazón se mantenga presente. Yo entiendo completamente a Barry; si tuviera la oportunidad de salvar seres queridos que he perdido, lo hago y que se fastidie el universo. Pero por eso Barry es un héroe y yo no, y The Flash maneja ese conflicto a flor de piel, con momentos que genuinamente me conmovieron, gracias al trabajo de los actores.
Prefiero mil veces una película de superhéroes que se divierta con lo que está haciendo, a una queriendo venderme drama exagerado para verse más elegante, y The Flash complace esa vena en mí, ¡velozmente recomendada!
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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