En una de esas extrañas coincidencias que nos da la vida, estoy escribiendo esta reseña el día después de la muerte de Liam Payne, cantante ingles que saltó a la fama durante su adolescencia como miembro de la banda juvenil “One Direction”, y es espeluznante cuan relevante es la trama de Smile 2 relacionado a esta tragedia.
¡Smile 2 es aterrorizantemente fantástica! En un momento me hizo reír, para unos minutos después hacerme brincar del susto. Perturbadora, sangrienta, sin piedad; una experiencia de horror, grabando en carne viva su propio legado, con una inquietante banda sonora y el espectacular trabajo de la protagonista Naomi Scott.
Aunque comienza seis días después de la primera, no necesitas haberla visto para entender lo que pasa, y tampoco es que sea muy complicado: una entidad sobrenatural posee las mentes de sus víctimas, volviéndolas locas hasta que terminan con sus propias vidas. La entidad brinca a la próxima persona, que haya visto la anterior viva por última vez. Sencillo.
En la segunda película le toca a Skye Riley (Scott), una cantante de música popular, a punto de comenzar su gira de regreso, luego de un año alejada debido a un accidente automovilístico donde murió su novio (Ray Nicholson), y ambos estaban bajo efectos de drogas y alcohol. Skye no solamente desea recuperar su carrera, sino demostrar su sobriedad y nueva actitud frente a la vida.
El problema es que los dolores de cuerpo debido al accidente la obligan a consumir fármacos mas fuertes de los que le prescriben, llevándola a comprarle ilegalmente a Lewis (Lukas Gage), un antiguo compañero de escuela. Con la mala suerte que Lewis es la más reciente victima de la sonrisa mortal.
El guionista y director Parker Finn regresa detrás de la cámara, demostrando que la primera película no fue un golpe de suerte. Mientras que la original usaba la maldición de la sonrisa como analogía de enfermedad mental, en Smile 2 eleva el concepto, añadiendo los efectos de la fama y las presiones que Sky enfrenta, siendo la persona principal de la que depende un batallón de trabajadores, incluyendo su madre (Rosemarie DeWitt).
Una cantante rica, joven, bonita y famosa no será el tipo de personaje con el que la audiencia pueda identificarse rápidamente, pero entre el excelente trabajo actoral de Scott, y la mano firme de Finn presentando el descenso contundente de Sky al abismo de la tortura mental de esta maldición, Smile 2 es un festival de sangre, pedazos humanos, y demencia.
Sky vive al limite constante de su sanidad mental, empeorando a medida que el ente aprieta cada vez más, expresados en tiros caóticos de cámara, trucos de edición, y una música amplificando la constante ansiedad de Sky. La situación es difícil de por sí, pero debido a su pasado de abuso de drogas, el mundo entero vigila a Sky esperando su caída, y la similitud con historia reales de cantantes habiendo pasado por lo mismo es inmediata; ya sea Britney Spears rapándose la cabeza, o la reciente muerte de Payne.
Smile 2 requiere algo de paciencia durante el principio, pero una vez el viacrucis de Sky comienza, no hay descanso ni misericordia hasta los intensos últimos 20 minutos, dejándonos con una escena final que definitivamente no esperaba, y me alegra saber que todavía hay quien se tome riesgos como estos. ¡ESPELUZNANTEMENTE RECOMENDADA!
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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