A la hora de escribir mis reseñas, no tiendo a darle mucho peso a la opinión de otros. Pero me encuentro sorprendentemente confundido por el rechazo que ha recibido el release más grande de la semana, por lo que me veo obligado a ir directo al grano y dejar algo claro. Red Sparrow es la mejor película en la carrera de su director, Francis Lawrence, y un buen aporte al repertorio del género del espionaje.
Una de las críticas principales que se han levantado es sobre el ritmo que lleva. Sí, la película toma tiempo en desarrollar su trama, pero en ningún momento la sentí lenta. Estuve las 2 horas y 20 minutos enteras de la película enfocado en la pantalla, intrigado por sus personajes, capturado por su mundo. Red Sparrow toma lugar en una Rusia ambiguamente contemporánea, y sigue un elenco de personajes enredados en una telaraña de espías, agentes dobles e intereses personales, todos centrados en Dominika Egorova, interpretada por Jennifer Lawrence. No entro en mucho detalle sobre la trama porque me parece que mientras menos sepas sobre lo que ocurre, mejor. Además, como Roger Ebert dijo famosamente en una ocasión, lo importante no es sobre que habla una película, si no cómo habla sobre ello. En el caso de Red Sparrow, Francis Lawrence (su director) parece haber estudiado con cautela el visual y narrativo de David Fincher y tomado de este lo que mejor le servía. El frío siberiano se transmite a la audiencia a través del juego tentativo con el chiaroscuro, el resto llega a través de la severidad de los personajes, todos viviendo en constante paranoia.
¿Acaso todo blockbuster que salga esta década debe seguir la fórmula de mezclar acción con comedia? No se ustedes pero, por mi parte, yo aprecio un poco de seriedad en mi entretenimiento. Y la seriedad le cae como anillo en el dedo a una película Hollywoodense sobre espías en Rusia realizada en un momento donde la relación entre los Estados Unidos y Rusia es tan insegura y confusa.
Pero volviendo a la película, todos los personajes rusos hablan inglés con un acento ruso, sin importar cuál lenguaje se supone que están hablando. ¿Eso te deja claro que tipo de película es? Porque si no déjame repetirlo, es entretenimiento. Y por toda su duración, yo estuve entretenido. Estuve entretenido por Jennifer Lawrence ofreciendo una actuación diferente a la que nos tiene acostumbrados (igual que hizo el año pasado con mother!), por cómo consiguió el balance entre la inexperiencia de su personaje y la frialdad con la que se defiende, estuve entretenido con todos el reparto que la acompañó (Joel Edgerton, Matthias Schoenaerts, Jeremy Irons, Charlotte Rampling, Mary-Louise Parker), por la tensión constante, la frecuencia con la que veíamos los diferentes personajes, con lo fácil que que habita y ajusta las convenciones del género y, sobre todo, con cómo al salir de sala me dieron ganas de seguir viendo thrillers con estéticas parecidas.
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