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Crítica de Pachinko: el sacrificio a través de generaciones

A dos años y medio de su maravillosa primera temporada, Pachinko finalmente regresa con ocho hermosos episodios en Apple Tv Plus continuando la historia de Sunja y su familia, contada a través de dos generaciones.

Es 1945, siete años después de la ultima vez que la vimos, Sunja (Minha Kim) sobrevive en el pequeño Corea dentro de Japón, junto a otros inmigrantes coreanos, tan despreciados por sus colonizadores japoneses. Trabajando con su cuñada Kyunghee (Jung Eun-chae), ha logrado establecer su humilde puesto de comida para mantener sus hijos Noa (Kang Hoo Kim) y Mozasu (Eunseong Kwan), quienes asisten a la escuela, mientras Yoseb (junwoo Han) el esposo de Kyunghee, trabaja en una fabrica de municiones en Nagasaki. En plena Segunda Guerra mundial, el espectro de una posible invasión estadounidense permea constante sobre todos los ciudadanos, aunque para Sunja la prioridad es alimentar su familia y asegurarse que Noa pueda concentrarse en sus estudios. Es un chico brillante, la esperanza de todos hacia un buen futuro.

Ese futuro lo vemos en 1989 con Solomon (Jin Ha), nieto de Sunja (Yuh-Jung Youn de adulta), hijo de Mozasu (Soji Arai de adulto). Luego de salvar la propiedad de una anciana contra las intenciones de su banco, Solomon descubrió rápidamente que ninguna buena acción se queda sin castigo, al perder su trabajo. Su mas reciente proyecto se derrumba debido a Abe (Yoshio Maki), el mismo cliente que le costó su posición, por lo que Solomon decidió dedicarse a una estrategia de negocios para vengarse, una actitud separándolo completamente de la nobleza de su abuela.

Mientras la primera temporada se concentró en el tema de la lucha del inmigrante y la resistencia pasiva contra el invasor, la segunda temporada de Pachinko se enfoca en incomodas preguntas: ¿vale la pena el sacrificio por las próximas generaciones? ¿Las futuras generaciones están obligadas a reconocer y apreciar dicho sacrificio? Pachinko nunca las contesta completamente, porque quizás no haya forma real de hacerlo, simplemente metiéndonos en el proceso de ambas perspectivas.

Con la guerra empeorando, reaparece Koh Hanso (Lee Minho), antiguo amor de Sunja, y verdadero padre de Noa, quien continúa siendo una influencia en la familia, lo quiera Sunja o no. Koh obliga la familia a mudarse a una granja de su propiedad en el campo, lejos de la ciudad a punto de ser destruida por los estadounidenses.

A través de una hermosa sinfonía de cinematografía, banda sonora y edición, Pachinko nos lleva por multitud de emociones, apoyada en las sublimes actuaciones de ambas actrices interpretando a Sunja. Ambas tienen la envidiable habilidad de transmitir grandes emociones con una mirada, un simple gesto o ligeros cambios en el tono de voz, sea la joven Sunja de Kim convenciendo a Noa de una importante decisión, o la anciana Sunja de Youn demostrando una gran decepción.

Pachinko es una historia de resistencia, lucha y sacrificio que, a pesar de ocurrir en otro continente y otra época, trabaja temas universales de familia, soledad y expectativas de un futuro incierto al, de todos modos, le dedicamos nuestro esfuerzo constante. Una maravilla de serie que todos deben darle una oportunidad, ¡INMENSAMENTE RECOMENDADA!

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