Crítica de Only Murders in the Building (Cuarta temporada) - QiiBO QiiBO

Crítica de Only Murders in the Building (Cuarta temporada)

Cuando un programa comienza a convertirse en parodia de sí mismo, normalmente marca el comienzo del fin y su descenso a la mediocridad, pero, si hay algo en lo que Only Murders in the Building se destaca, es en romper expectativas y barreras convencionales. Esta divertida comedia creada por Steve Martin y John Hoffman siempre ha funcionado en un nivel de su propia existencia; un concepto que nunca debió funcionar tan bien como lo hace, consigue mejorar en su cuarta temporada porque simultáneamente regresa a lo que la hizo especial desde el principio, mientras expande su universo de manera orgánica, con el humor intacto.

Mi temporada favorita desde la primera; Only Murders in the Building regresa con un entretenido nuevo misterio criminal, mientras se burla de la industria del entretenimiento, con un elenco invitado gozando de cada oportunidad para vacilarse su mundo, aunque tampoco llega a niveles demasiado incomodo. Mono sabe que palo trepa, después de todo.

El asesinato es más personal que nunca; al final de la tercera temporada, vimos la muerte de Sazz Pataki (Jane Lynch), antigua doble de riesgo de Charles-Haden Savage (Martin) durante sus tiempos interpretando a Brazzos. Sazz recibe un balazo en el apartamento de Charles, y todo aparenta que el disparo vino del edificio oeste del Arconia. Una nueva localidad significa más estrambóticos personajes, sean una excéntrica familia guardando una sorpresa en su baño, o un ermitaño con parche en el ojo.

Es un nuevo acertijo que resolver para el podcast de Charles junto a Oliver Putnam (Martin Short), Mabel Mora (Selena Gomez), justo cuando Hollywood se prepara para desarrollar una película basada en sus previas aventuras. La productora Bev Melon (Molly Shannon) es superficial, las directoras Trina (Catherine Cohen) y Tawny (Siena Weber) son insoportablemente artísticas, y los protagonistas Zach Galifianakis, Eugene Levy, y Eva Longoria (todos interpretando versiones exageradas de si mismos) tienen motivos escondidos para aceptar sus roles.

Con tanto ocurriendo al mismo tiempo, Only Murders in the Building arriesga perder su esencia, pero Hoffman y Martin aprendieron de sus errores en la tercera temporada, por lo que el trio nuevamente es el motor de todo, manteniéndolos tan juntos como orgánicamente se pueda, mientras cada uno lidia con sus situaciones particulares. La muerte de Sazz pega duro a Charles, que finalmente deja ver un lado emocional de si que llevaba guardando desde la primera temporada, mientras Oliver intenta manejar su relación con Loretta (la gran Meryl Streep), cuya carrera asciende a pasos agigantados, dejándolo atrás. Mabel quizás es la que menos destaca en esta ocasión, pero el carisma de Gomez la mantiene sobre los defectos de lo que el guion le ofreció este año.

Entre constantes chistes, giros sorpresas y un genuinamente intrigante misterio que resolver, Only Murders in the Building ofrece una adictiva experiencia televisiva, demostrando que no es la cantidad sino la calidad, ¡Inmensamente recomendada!

 

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