El 14 de junio del 2000, el mundo conoció a Hugh Jackman como el único Wolverine que hemos tenido en el cine. En el 2017, nos despedimos de él con LOGAN, una historia tan épica, que será difícil ver a otra persona sacando las garras.
Esta es la película de Wolverine que siempre quise ver; violenta, sucia, salvaje y emocional… como él. Lo que The Dark Knight hizo por Batman, lo hace LOGAN por Wolverine. En un mundo perfecto, sería la última entrega de la franquicia, con el estudio volviendo a empezar desde cero en un par de años.
En el 2029, Wolverine sobrevive conduciendo distinta gente con una limosina rentada en un servicio a lo Uber, mientras vive en Méjico ocultando a Charles Xavier (Patrick Stewart). Por alguna misteriosa razón, hace 15 años dejaron de nacer mutantes. La mente más poderosa del mundo se ha convertido en un inmenso peligro debido a un padecimiento degenerativo en su cerebro, que obliga a Logan a medicarlo, químicamente reduciendo su amigo a un anciano senil, balbuceando incoherencias, apenas recordando mejores días. Es un final triste para estos viejos guerreros, que tanto hicieron por el mundo.
Logan quiere conseguir suficiente dinero para comprar un bote y pasar los últimos días de ambos en el mar, lejos de todo. Sus planes se descarrilan cuando llega “Laura” (Dafne Keen), una niña buscando protección de quienes quieren usarla como arma. En contra de sus deseos, Wolverine tendrá una última misión que lo llevará a enfrentar nuevos peligros, incluyendo la enfermedad consumiéndolo, pues su regeneración instantánea está dejando de ocurrir.
Tal como hizo “Deadpool”, LOGAN demuestra que algunos personajes sencillamente no pueden funcionar amarrados al PG-13. Este filme es increíblemente violento, con tantas malas palabras, que hasta un marinero mercante diría “anda pal’ carajo, ¡que muchas malas palabras!” Que los niños se queden en casa, esto es para una salida adulta.
Eso no significa que el guión de James Mangold (también director), Scott Frank y Michael Green, aprovechó la clasificación “R” para elementos gratuitos. Cada fuerte diálogo, cada pedazo humano volando por los aires está justificado al demostrar que, por más lejos que corra, la violencia es parte natural de Logan, una maldición de la que no puede escapar.
Al mismo tiempo, vemos el efecto físico y mental que una vida de guerra le ha causado a Wolverine. Él es el vaquero cansado, el samurái derrotado, el veterano abandonado que enfrenta sus pecados en sus pesadillas. Después de 17 años, Jackman encuentra formas de traer el personaje de una forma fresca, mostrando el dolor en cada gesto de su cuerpo. El dolor de un hombre que ha pasado una injustamente larga vida buscando una paz que siempre termina escapándose de las manos, viendo a todos los que ama desaparecer de su vida. el actor se mueve entre las ganas de Logan de desaparecer del mundo contra su instinto de ayudar los que lo necesitan.
Igualmente, Stewart nos presenta un Profesor X que nunca antes hemos visto. Atrás quedó el correcto maestro, este Charles es un hombre cuyo mayor poder, lo que le permitió ser un gran líder salvando a tantos, se ha convertido ahora en su peor debilidad, expresando su rabia y frustración sin pelos en la lengua, que solo se tranquiliza cuando llega “Laura”. Es inmensamente tierno ver su actitud cambiando ante la joven mutante, sintiendo una leve esperanza de volver a ser el protector que una vez fue. No me sorprendería una nominación a mejor actor de apoyo en la próxima temporada de premios.
Dafne Keen es tan perfecta en la piel de X-23, que voy a tener que pedir su certificado de nacimiento porque todavía no estoy seguro si hicieron o no alguna brujería para sacarla directamente de los cómics. Aún cuando aquí es más joven que en las páginas, donde es una adolescente. Al no tener líneas, Keen depende completamente de su cara y cuerpo, expresando molestia, alegría, tristeza, etc, con tan solo sus ojos y muecas, incluso, a veces, en la misma escena sin ningún problema. Yo quiero ser como X-23 cuando sea grande.
Me estuvo extraño cuando anunciaron a Stephen Merchant para el mutante “Caliban”, solo para rápidamente recordarme que los comediantes tienen una luz especial interpretando personajes dramáticos al verlo en escena. Boyd Holbrook como el villano “David Pierce” es efectivo aunque, el resto de los “Reavers” solo sirven para carne de cañón.
En lo poco que falla este filme es que algunos momentos que se sienten repetitivos, y a pesar de su larga duración, la relación entre “Logan” y “Laura” es menos profunda de lo que esperaba.
Por otro lado, lo que diferencia a LOGAN del resto de la franquicia es que no veremos el mismo hilo de “mutante peleando contra mutantes frente a una pantalla verde repleta de efectos especiales”, ya que se trata de una película de persecución enfocada en sus personajes. Los X-Men fue un comic inspirado en la lucha por los derechos civiles de la época de los sesenta, sobre defender aquellos que son distintos, discriminados y perseguidos. En este filme es precisamente lo que ocurre, con “Wolverine” y “Charles” arriesgando su propia seguridad para proteger a “Laura”.
James Mangold dirige con la firmeza de quien sabe provocar sentimientos con la atmosfera que crea, con lo que vemos ocurriendo en escena. En LOGAN, la luz melancólica del atardecer es tan personaje como los frenéticos tiros de cámara durante las secuencias de acción. Su experiencia con personajes atormentados (Girl, Interrupted, Walk the Line) en situaciones indeseadas (Cop Land, 3:10 to Yuma) lo prepararon para darnos la mejor película de vaqueros/samurái/soldado que he visto en mucho tiempo.
LOGAN es una historia sobre la familia, la amistad, la dignidad, el deber contra el deseo, naturaleza versus crianza, la deshumanización corporativa, el arrepentimiento y la redención. Es una de las mejores películas de superhéroes, definitivamente la mejor X-Men. Más importante aún, la primera gran película del año.
¡Inmensamente recomendada!
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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