Si eres el servicio de transmisión digital que cambió radicalmente la forma en que consumimos contenido, qué más da cambiar la historia de uno de los personajes globales más queridos del mundo. Eso es lo que intenta Klaus, el encantador filme original de Netflix, dándole un nuevo giro a la historia del gordo colorado que nunca me trajo un Falcón Milenario.
Se trata de una exquisita combinación de estilos; hermosos colores, líneas limpias, trasfondos espectaculares, y formas obviamente inspiradas en Pixar y Estudio Laika, con la comedia física de Looney Tunes. No debería funcionar y, sin embargo, termina haciéndolo tan bien que acabe preguntándome como no lo habían intentado antes.
Jesper (voz de Jason Schwartzman) es el mimado hijo del millonario dueño de una compañía privada de correo. Desperrado ante la actitud indolente de su hijo, el padre lo envía a Smeerenburg, una isla holandesa que bien podría llamarse “el fin del mundo”, con una amenaza: procesa 6,000 cartas en un año o lo pierdes todo.
A su llegada, Jasper rápidamente descubre que Smeerenburg no es solamente una esquina olvidada del planeta, es el epicentro de una poderosa rivalidad entre clanes que mantiene el pequeño pueblo dividido. Tan intenso es el odio entre las dos familias, que ni siquiera envían sus hijos a la escuela para que no compartan entre, por lo que Alva (voz de Rashida Jones) la única maestra en la isla, tuvo que abrir una tienda para vender pescados.
En su desesperación por entregar al menos una carta, Jasper encuentra una cabaña solitaria con un solo habitante: un gigantesco leñador llamado Klaus (voz de J.K. Simmons) dedicando sus días a construir casas para pájaros y mantener docenas de juguetes en su almacén.
Aunque Klaus comienza como la clásica historia de “pez fuera del agua”, se trata de una nueva versión del origen de Santa Claus. Luego de una confusión, Klaus envía un juguete con Jasper a uno de los niños del pueblo, causando que otros chicos envíen sus propias cartas. Jasper ve esto como su oportunidad para cumplir con la misión impuesta por su padre.
El tema principal de Klaus es “un acto de bondad provoca otro”. La generosidad de Klaus empuja los niños –libres del viejo rencor permeando sus mayores – a compartir con sus pares, comenzando un proceso de sanación entre los ciudadanos del pueblo.
El debut directoral de Sergio Pablo, quien tiene una respetable carrera en animación, incluyendo ser el co-creador de Despicable Me, es sencillo pero agradable. Probablemente sabes lo que ocurrirá pero, esto es uno de esos casos donde lo importante es el viaje, no la llegada.
Los personajes son simpáticos, las secuencias de comedia son inofensivas pero donde mayormente triunfa es en su tono. Klaus no tiene miedo de tocar temas que normalmente no se ven en películas para pequeños, como guerra, prejuicios y hasta perdida de un ser querido, entre otras, con sensibilidad pero sin insultar la inteligencia infantil.
Hay que ser arrojado para pretender re-escribir la historia de un personaje casi universal como Papa Noel pero, Klaus asume el reto con astucia, simpatía y humor, resultando en un agradable rato para toda la familia, y sospecho que será una de esas películas que los niños de la casa tendrán en repetición constante.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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