En la industria del cine hay pocos nombres que inmediatamente halan la atención hacia cualquiera de sus proyectos, por distintas motivos. Charlie Kaufman es uno de ellos por más que merecida razón, siendo el cerebro detrás de desafiantes historias como Being John Malkovich, Eternal Sunshine of the Spotless Mind, y Adaptation, por nombrar algunas.
Pero todas esas películas fueron dirigidas por otros creativos, capaces de convertir la prosa de Kaufman en inolvidables experiencias cinematográficas. Si tan solo Kaufman hubiera aprendido mejor de ellos en vez de su propio ego.
El problema no es que I’m Thinking of Ending Things es pretenciosa masturbación filosófica, es que es aburrida. Esta es la película que ciertos cinefilos, y estudiantes de cine usarán de ahora en adelante para explicarte porque “tú no sabes de cine” y después de decirte que “mejor sigue viendo tus peliculitas de Marvel” o algo así.
Basada en el libro homónimo de Ian Reid, I’m Thinking of Ending Things es teatro de lo absurdo (no es un insulto, es un genuino genero) combinado con realismo mágico, rellenado de las mismas ansiedades sociales que hemos visto en trabajos anteriores de Kaufman, mucho mejor manejados –incluyendo la altamente superior Anomalisa, su anterior filme – por lo que estoy consciente de es capaz de hacerlo bien.
Esto es otra historia escrita por un hombre blanco estadounidense de mediana edad, convencido que sus traumas emocionales son fascinantes.
Lucy, o Louise, o simplemente “joven mujer” como es acreditada (Jessie Buckley), está de camino hacia la casa de los padres de su novio Jake (Jesse Plemons), con quien solamente lleva seis semanas. La relación parece más de amigos que romántica, por lo que Lucy está considerando terminarla, algo que nos enteramos inmediatamente pues la mayoría de los diálogos de Lucy son monologo interior.
Los pensamientos de Lucy son constantemente interrumpidos por Jake, hablando de temas mundanos, que no parecen tener ninguna correlación entre si. Cuando finalmente llegan a la casa, comienzan extraños sucesos. Los padres de Jake, magistralmente interpretados por David Thewlis, gozándose cada escena, y la siempre genial Toni Colette en su forma más hiper emocional desde Hereditary.
Pero la visita es extraña desde el principio; los padres de Jake envejecen y rejuvenecen de una escena a otra, un perro aparece de la nada, los estudios universitarios de Lucy –y su nombre- cambian sin explicación, y hay un sótano al que Jake no quiere que Lucy baje, todo eso con escenas entremedio de un anciano conserje de escuela durante un día de trabajo.
¿Por qué? Porque Kaufman es más inteligente que tú, y no tiene que explicarte nada. ¿No entiendes? El es brillante; hay hasta una repentina escena de baile con todo y ballet. No preguntes tanto, solo déjate volar la cabeza, pedazo de inculto.
Y para que no se te olvide, la conversación del viaje de vuelta está repleto de referencias a libros, poesías, y autores que probablemente ni sabias que existen. Dobla esa rodilla, ríndete ante su genialidad.
En sus mejores momentos, I’m Thinking of Ending Things es una cínica reflexión sobre la vida entera, envejecer, morir, vivir con el miedo de no cumplir tus sueños pero ser demasiado cobarde para intentarlo, mantenerte en relaciones sin amor por miedo a la soledad, y la incapacidad de enfrentar defectos. Cuando no superas tus frustraciones pasadas, siempre serán parte de tu presente, como un espectro sentado permanentemente en tus hombros.
Más que molestarme, fue frustrante porque Kaufman es capaz de hacerlo mucho mejor pero, es obvio que necesita quien aguante las riendas de sus malos instintos. No es el primero, único ni último. Lo sé por experiencia, aunque no pediría dos horas y media de tu tiempo para explicarlo.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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