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Crítica: Cobra Kai completa el círculo para los fans

En papel, el concepto de Cobra Kia nunca debió funcionar; la continuación de una franquicia de 1984 que terminó con una secuela tan mala, casi nadie la recuerda (o pretende no recordarla), una adaptación que pasó sin pena ni gloria, y protagonistas con casi ninguna relevancia, no se supone que fuera exitosa, mucho menos tan querida. Pero, al igual que la historia principal de The Karate Kid, Cobra Kai desafió todas las expectativas, y se volvió tan popular, sobrevivió un servicio de streaming para llegar al mas importante de su momento, para convertirse en uno de sus programas iconos. En otras palabras “Cobra Kai nunca muere”.

Pero si tiene un final y, aunque no todo fue perfecto (tampoco se supone que lo sea, ese es el punto), Cobra Kai termina su historia dándole cariño a la franquicia, sus personajes y los que hemos seguido esta absurda serie desde el principio.

Saliendo de lo negativo primero, los últimos cinco episodios de Cobra Kai resuelven algunas sub-tramas usando la pésima estrategia de “deus ex machina”, es decir, resolviendo elementos de guion con improbables soluciones. Otra manera de decir que sacaron de la manga para resolver asuntos que se supone tuvieran más desarrollo.

Por otro lado, nadie ve Cobra Kai por su brillante escritura, sino para divertirse y pasar tiempo con los personajes que nos caen bien, y eso lo cumple a cabalidad. Las escenas de acción no están a la altura de los mejores momentos, pero se dejan disfrutar, y la interacción entre Johnny (William Zabka) con el resto del elenco sostiene los peores defectos, incluyendo algunas secuencias genuinamente conmovedoras.

Luego de la trágica muerte de Kwonn a manos del imparable Axel, el torneo Sakai Takai fue cancelado, y algunos intentan volver a sus vidas, especialmente Daniel LaRusso (Ralph Macchio) metiéndose de lleno a su negocio. Pero el asunto sin resolver es demasiado para Terry Silver, usando todas sus maquinaciones para reactivar el torneo, haciendo que los maestros y estudiantes vuelvan para un último enfrentamiento.

Si nos dejamos llevar por el concepto original de Cobra Kai, Johnny Lawrence convirtiéndose en maestro para recuperar su gloria pasada, mientras va aprendiendo que su crianza y entrenamiento fueron precisamente la causa de sus malas decisiones, los últimos cinco episodios de la serie consiguen cerrar exitosamente el circulo. Es el resto del elenco que apenas recibe algo de cariño literario, y hasta algunos asuntos resueltos con dos o tres líneas de dialogo.

Pero, seamos honestos, uno ve Cobra Kai por la nostalgia, y estos cinco episodios aprietan ese botón descaradamente. A mi no me importó, la pasé bien viendo el fin de Cobra Kai, hasta se me aguaron los ojos y disfruté las peleas finales, y quedé contento con el final (¿?) de la historia de Johnny. Al final del día, Cobra Kai nunca muere.

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