Queramos, o no, cuando escuchamos que va a estrenar una película de autos, pensamos en Mad Max: Fury Road. Vivimos, en un mundo post-Fury Road, y es que no es cosa fácil separar los conceptos “autos”, “película” y “Mad Max”. Aún así, el cineasta Edgar Wright, se atrevió a hacer una película de carros, llamada Baby Driver. Y, hasta el momento, es la película más divertida del verano.
Sabemos que Edgar Wright, director de películas como Shaun of the Dead, Hot Fuzz, y mi favorita, Scott Pilgrim vs. The World, es un cineasta con un estilo único. Esto es algo que no falta en Baby Driver; desde transiciones similares a las de Scott Pilgrim, hasta balazos que van al ritmo de la música, esto, como en muchos de sus otros filmes, es lo más que me disfruté de Baby Driver. Es lo que hace a Wright, uno de los mejores auteurs del cine contemporáneo. El director, cinéfilo al fin, toma prestado algunas cosas de otros filmes, como el estilo musical de Guardians of the Galaxy, o los close-ups extremos similares a los de Sergio Leone, pero Wright le inyecta una dosis de su estética cómica y visual, y lo hace sentir como algo nuevo.
El guion, que fue escrito por él, es uno de los guiones más entretenidos del año. Sí, es una historia que ya se ha contado antes, pero el grupo de personajes que crea Wright es uno súper interesantísimo, especialmente el protagonista, Baby (sí, se llama Baby). Él tiene una serie de peculiaridades que hacen a su personaje único, como por ejemplo, el hecho de que nunca se quita los audífonos ya que tiene un problema de audición debido a un accidente que sufrió en su infancia. O el hecho de que casi nunca habla, probablemente porque su padre adoptivo es sordo-mudo y se comunican por lenguaje de señas. Ahí ven todos los detalles que pude sacar del personaje, y esto gracias al buen guion que hizo Wright, quien siempre crea personajes reales, y los pone en situaciones irreales.
Si vieron Mad Men, saben que Jon Hamm es un SÚPER actor. Me encantó verlo interpretando un papel antagónico. Creo que Hamm debería interpretar personajes malvados más a menudo. Ayuda el hecho de que el actor tiene una personalidad intimidante, ya sea por su forma de ser (Buddy es un personaje que parece ser chill, pero tiene algo que te hace sentir inquieto), o por su mirada penetrante. Es como ver una versión psicópata de Don Draper.
La música es otro personaje en los filmes de Wright. Eso es algo evidente, desde Shaun of the Dead, donde le caen a palos a un zombie al ritmo de Don’t Stop Me Now de Queen, hasta Scott Pilgrim, donde una de las peleas del filme es una batalla entre bandas. La música no falta aquí; desde The Beach Boys, hasta Simon & Garfunkel, Wright tuvo que haberse gastado una gran parte del presupuesto pagando permisos para utilizar las 71 canciones que hay en el filme. La música le da el tono a la mayoría de la película. Desde lo romantico de la misma, hasta las escenas de persecuciones, Wright tiene algo para todo momento.
La película abre con una persecución que te dejará al borde del asiento. (Los primeros minutos también son un tributo a otro trabajo de Wright, el video de la canción Blue Song, que dirigió en 2003, video que también sale en el filme por un segundo). El trabajo de los stunt drivers es una maravilla. Hasta el punto en que me preguntaba, “¿un carro puede hacer eso?”. Y, sí, se siente como el principio de Drive, pero mientras Drive usa el score de Cliff Martinez para darle tono a la escena, Baby Driver usa Bellbottoms de Jon Spencer Blues Explosion, que contrario a la música de Martínez, le añade adrenalina a la, ya intensa, escena. Claro, Queen también tiene una canción en la película, Brighton Rock, la cual suena durante el climax del filme.
El personaje más débil es Doc, interpretado por Kevin Spacey. Spacey es un actorazo, y siempre va a dar un buen performance, sin importar si su personaje es el menos que se desarrolla en la película. De Doc no sabemos casi nada, salvo el hecho de que es un hombre muy poderoso en la ciudad, que incluso tiene conexiones con la policia. Doc es el que planifica los robos, similar a su personaje de 21, o similar a Joe Cabot de Reservoir Dogs, y salvo dos escenas, siempre lo vemos en la misma locación, con la misma ropa. Aunque Spacey siempre es una maravilla como villano (o “antiheroe” en este caso), su personaje es lo menos memorable de la película.
Aunque sus películas no son tan populares como deberían ser, Edgar Wright es uno de los directores más originales de este siglo (si después de ver Scott Pilgrim hay duda de eso, no sé que consideran original). A fin de cuentas, Baby Driver es, por ahora, mi película favorita del año. Es una película súper entretenida, y, primera vez que utilizo esta palabra en el verano, ORIGINAL. Wright es el único escritor en esta película, la cual no es adaptada, basada, rehecha, whatever, todos los terminos que Hollywood tiene gastados. Y por eso, Edgar Wright, le aplaudo; porque en una era donde los veranos son reservados para basura reciclada, usted se atrevió a hacer algo diferente.
Vivo en el cine.
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