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Crítica: Alexander and the Terrible, Horrible, No Good, Very Bad Day - QiiBO
Crítica: Alexander and the Terrible, Horrible, No Good, Very Bad Day - QiiBO QiiBO

Crítica: Alexander and the Terrible, Horrible, No Good, Very Bad Day

Que levante la mano quien no haya tenido un mal día en su vida. Exacto, esos días que, por obra de la naturaleza o alguna otra cosa tan graciosa como ella, todo sale mal, pésimo, horrible, estúpidamente horroroso y que no queda otra que haberse quedado en la cama. En la nueva cinta de Disney, a Alexander y su familia, los Coopers, su día le va horrorosamente mal, pero a quienes están del otro lado de la pantalla no.

Alexander and the terrible, horrible, no good, very bad day

Alexander and the Terrible, Horrible, No Good, Very Bad Day está basada en el libro homónimo de Judith Viorth, y en ella se cuentan las andanzas de Alexander (Ed Oxenbould), un niño de 11 años que a días de cumplir sus 12 primaveras todo comienza a salirle mal. Desde el chicle que amanece pegado en su pelo sin aparente razón y ser la burla entre sus amigos y la chica que le gusta porque han tomado la foto de su rostro y la han colocado en todo cuerpo existente en el Internet, hasta la imagen que ven arriba cuando casi quema un salón de clases. Sí, uno de esos “adorables” días, sin duda alguna. Pero por si con esto no fuese suficiente, las cosas para Alexander empeoran cuando sus amigos deciden no ir a su fiesta de cumpleaños por que Philip Parker también dará una fiesta ese día. Desde luego, la fiesta de Parker será a todo lujo y Alexander sabe que no puede competir con eso; su papá (Steve Carell) lo abochornó en su última fiesta y Philip Parker tiene jacuzzi y ADHD.

Al resto de la familia de Alexander no le va nada mal, tiene un hermanito pequeño a quien solo le interesa su bobo de abeja, su hermana Emily Cooper (Kerris Dorsey) que será nada más y nada menos que Peter Pan en una obra de la escuela y su hermano mayor, Anthony Cooper (Dylan Minnette) se prepara para anotar de home run en su noche del prom a la cual irá con su hermosa novia. A su madre (Jennifer Garner) también le va excelentemente bien en el trabajo y actualmente es quien lleva las riendas de la casa porque su esposo perdió el trabajo recientemente y en lo que consigue otro atiende la casa y hace de “fommy” (padre y… bueno no importa, ya entenderán).

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En la vida ocurren cosas raras e inexplicables, pero digamos que a Alexander le visitó un hada madrina mientras dormía porque el día de su cumpleaños todo comienza a salirle maravillosamente bien, mientras a su familia… mejor que se quedaran durmiendo.

La película dirigida por el puertorriqueño Miguel Arteta (Youth in Revolt y Cedar Rapids) es entretenida de principio a fin. Y gran parte de esto se debe al pequeño Alexander. Oxenbould es el alma de esta cinta, y no porque su nombre esté en el título y, “sea su culpa” que este horroroso día esté pasando, sino más bien en todo el sentido de la palabra. Desde su primera aparición en cámara, este chico se hace notar en cada escena que aparece y logra llevar todo el peso de la película sobre sus hombros como todo un titán de la llanura. El resto de la familia, desde Carell hasta Garner y pasando por sus dos hermanos mayores quienes tienen sus momentos de lucidez, van realmente bien en toda la cinta. No brillantes, no excepcionales, pero bien.  Desde luego, Carell sigue siendo Carell, ese actor que sin importar el papel que tenga nos sabe sacar muy buenas risas. Aunque en esta película lleva un papel más maduro, recordemos que tiene que hacer de “fommy”.

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Quizás el terrible, horroroso, nada bueno y muy mal día que tienen los Cooper no resulta tan malo como lo que puede ocurrir en la vida real —aunque, quién discute eso con un niño de 11 años—, las ocurrencias en el guión adaptado de Rob Lieber se conjugan en un todo para llevarnos un mensaje de optimismo que al final —aunque un poco resuelto a la ligera— se logra. Después de todo, como dice el lema, no hay mal que por bien no venga.

Al final en Alexander and the Terrible, Horrible, No Good, Very Bad Day tenemos una cinta de Disney para disfrutar en familia. Quizás cuenta con todos los clichés habidos y por haber y el final bien sabemos como terminará, sin embargo aquí es donde la combinación de todo lo antes mencionado entra para hacer de esta cinta una muy agradable. Nunca está demás ver una película totalmente sana, divertida y refrescante. Si estás en esas este fin de semana, esta es la cinta a ver.

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