El look del personaje principal del filme parece sacado de un student film. La premisa suena a la del filme Ghost (sí, la de Patrick Swayze). El estilo parece el robado de Terrence Malick. Aún con todo eso, David Lowery logró hacer un hermoso y original filme con A Ghost Story. Antes de que sigan leyendo, un consejo: si les interesa este filme, aunque sea cosa mínima, salga a verlo en cuanto antes porque dudo que dure mucho en la cartelera.
A Ghost Story cuenta una historia que se ha contado una y otra vez. Es la historia de una pareja, C y M, protagonizados por Casey Affleck y Rooney Mara respectivamente, que son separados por el obstáculo más grande de la vida: la muerte. Lowery acecha esta historia, no pensando que C y M son personajes en una película, sino teniendo en cuenta que ellos son la personificación de alguien cercano al espectador, porque todos hemos pasado por esta situación. La paciencia en el ritmo que utiliza el director para contar la historia, y la intimidad con la que lo hace, es lo que a fin de cuentas hace que te llegue al corazón.
El guion del filme, que también fue escrito por Lowery, explora los temas de la pérdida, el tiempo, nuestro legado en la Tierra cuando morimos, y nuestro lugar en el universo. Lo que sale de esto es un producto que está destinado a dejarte pensando por días y días. El guion, similar al de Nolan en Dunkirk, es más técnico que literario. El filme es una pieza casi muda, en el que se usa más la atmósfera, el tono, y más que nada, las actuaciones, para contar la historia. De la hora y media que dura el filme, hay diálogo por, quizás, 20 o 25 minutos. Cabe mencionar que algunas de las imágenes presentadas en A Ghost Story son de las más memorable del año.
En la actuación tenemos, como mencioné, a Rooney Mara y Casey Affleck, quienes son espectaculares en sus respectivas escenas. Aunque, como dije, Mara y Affleck son buenísimos, la mejor actuación del filme la da Will Oldham, quien, aunque ha hecho varios filmes, es conocido más por ser cantautor que por su trabajo de actor. El personaje de Oldham sale en una escena, donde tiene un monólogo que sintetiza los temas que Lowery toca durante todo el filme. El monólogo quizás se siente demasiado in your face, pero con su performance, y la energía con la que el actor lo lleva, Oldham hace que esta falla sea perdonable. A fin de cuentas, aún con su fallas, esta es de las escenas más honestas que he visto en pantalla por un largo tiempo.
El ritmo y estilo del filme es similar al de los filmes de Malick, especialmente los que el cineasta ilinoisiano ha hecho desde The Tree of Life, pero aún así, Lowery encuentra como darle su propio toque a la historia, y hace que se sienta como algo fresco. El ritmo del filme podrá llegar a ser tediosamente lento para muchos, especialmente a los que solo están acostumbrados a ver cine hollywoodense donde todo pasa en un abrir y cerrar de ojos, pero, similar a Sofia Coppola con The Beguiled, Lowery está tratando de hacer que crees una relación con estos personajes, y esto toma tiempo más requiere paciencia. Si eres paciente, y estás dispuesto a pensar un poco, el filme, como dicen en inglés, pays off, llevando una experiencia existencialista al nivel del cine de Bergman o Tarkovsky.
Aunque la película nunca llega a tener un ritmo de película comercial de Hollywood, el ritmo de la misma se siente más rápido cuando pasa de la media hora, que es cuando el guion pasa el punto de construir los personajes, y se dispone a contar la historia. Luego de esta media hora es donde el fantasma títular, toma las riendas del filme y nos lleva en un viaje por tiempo y espacio, que es de lo más original en el cine este año.
La musicalización, a cargo de Daniel Hart, captura perfectamente el tono melancólico/sobrenatural que Lowery quiere llevar con el filme. Contrario a muchas películas Hart no trata de obligarte a sentir algo con su música. Sino que, simplemente, deja que los elementos visuales y sonoros se mezclen y te lleven a sentir lo que TÚ quieras sentir, no lo que el compositor o director estén tratando que sientas. Debido a esto funciona, y A Ghost Story dejara tu corazón hecho pedazos varias veces, especialmente cerca del final del filme.
De una forma muy minimalista, Lowery ha contado la historia más humana en el cine del 2017. La ironía de esto no se me escapa, ya que es un filme sobre un fantasma, lo más inhumano posible. Pero aún con su elemento sobrenatural Lowery se enfoca en lo más humano: en ése momento en que hacer una acción tan sencilla como comer puede hacerte pensar en ese ser querido que haz perdido y llega a destruirte. Lowery también comprende que pedazos de nosotros se quedan cuando partimos, en las pertenencias que déjamos en el mundo físico, y a fin de cuentas son esas cosas que se quedan las que terminan de destruir, y a la vez reconstruir, a nuestros seres queridos.
Con A Ghost Story, Lowery cuenta una historia de amor, y como este sentimiento puede cruzar la línea entre la vida y la muerte. Una historia sobre buscar nuestro lugar en el tiempo y en el cosmos. Una historia sobre dejar atrás, y olvidar, pero a la vez no olvidar. Una historia, que a fin de cuentas, no solo hemos visto, sino que la hemos vivido ya anteriormente. Y esto es lo que hace que A Ghost Story un filme digno de apreciar en la pantalla grande.
Vivo en el cine.
Comments are closed here.