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Crítica de Chevalier: Una Exclusión Forzada recupera su Historia

No tenía ni idea de quien era Joseph Bologne hasta que me invitaron a ver Chevalier, nuevo filme de Searchlight Pictures estrenando esta semana en cines, y entonces descubrí sobre este prodigio musical (entre otras cosas) que prácticamente fue borrado de la historia, luego que Napoleón Bonaparte reinstituyera la esclavitud en Francia y ordenara destruir toda la obra de Bologne.

Joseph Bologne era un hombre negro.

Aunque Chevalier se toma demasiadas libertades creativas, lo esencial se mantiene, presentando la historia de Bologne logrando ser parte de la corte de María Antonieta gracias a su talento como músico y compositor, adicional a sus destrezas atléticas como esgrimista e inteligencia militar (Bologne dirigió su propio regimiento durante la revolución Francesa), que le consiguió el título de “Chevalier de Saint-Georges”, algo raramente otorgado a miembros de su raza, equivalente a ser nombrado Caballero de la corte inglesa.

Nacido de un dueño de plantación en la isla caribeña de Guadalupe, y una esclava adolescente, Joseph (Kelvin Harrison Jr.) es inscrito en una prestigiosa academia francesa, con un importante consejo de su padre: “debes exaltar en todo, pues eso siempre será tu mejor defensa”. Bologne lo toma bien a pecho, eventualmente consiguiendo la atención de la más alta clase, incluyendo la reina.

Chevalier es una exquisita obra cinemática con drama, romance, intriga, traiciones, y redescubrimiento personal, con Harrison Jr. liderando un excelente elenco gracias a carisma natural, logrando mantenerse del agrado de la audiencia aun en los momentos más bajos de su personaje. Bologne es tan arrogante como arrojado, pero su soberbia viene acompañada de los atributos para sostenerla.

Desafortunadamente, sus logros también colocan un objetivo en su espalda y, cuando decide solicitar el puesto de director de la Opera de Paris, enfrenta el límite impuesto socialmente al color de su piel. Chevalier añade un romance con María Josefina de Comarieu (Samara Weaving), una cantante de ópera protagonizando su más reciente composición –romance que fue rumorado pero jamás confirmado – enfrentándolo directamente con otra alta figura en la corte. Eventualmente, Bologne reconecta con sus raíces caribeñas, y un sentido social que lo mueve hacia el lado de la bullente revolución produciéndose en las calles.

El guion de Stefani Robinson (Atlanta, What we do in the Shadows) construye un fascinante arco, manejado hábilmente por la dirección de Stephen Williams (Watchmen, LOST), manteniendo constantemente la atención desde los comienzos de Bologne, su caída y su eventual renacimiento mental. Un ejemplo de buen cine en el 2023: inmensamente recomendada.

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