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Crítica: Stranger Things regresa más agresiva que nunca

Si crecer normalmente es un problema, crecer en Hawkins Indiana es un peligro de muerte. Si la pubertad es una experiencia complicada, vivir en una ciudad donde monstruos intenta matarte todos los años no la hacen más fácil, pregúntenle al corillo de Stranger Things, que en su cuarta temporada regresa más violenta y oscura.

Sospecho que la idea de los hermanos Duffer ha sido crecer el tono del programa a la par con su audiencia y, seis años después de su estreno, la misión va por el camino correcto aunque eso signifique dolor para sus protagonistas, pues Stranger Things 4 nos enfrenta a imágenes genuinamente perturbadoras, entrando más que nunca en terreno del horror. Mucho se ha hablado del costo de $30 millones, algo que pude comprobar en los efectos mejorados, y la ambición de la historia contada estos nuevos episodios, sin olvidar que cada uno dura sobre una hora, con los últimos dos episodios llegando en julio, con sobre tres horas.

La clave de esta temporada es prepáranos para el final, que llegará con la quinta temporada, y de una vez comenzar a contestar preguntas que tenemos desde el principio.

Seis meses después de los eventos de la tercera temporada, el grupo esta esparcido por el mundo. Eleven, Will, Jonathan están viviendo en California con Joyce, mientras Mike, Dustin, Lucas, Max, Nancy, Joe y Robin se quedaron en Indiana. Aparte de Jim Hopper aprisionado en una cárcel de Rusia. La distancia no es el único problema afectando relaciones como las de Nancy y Jonathan, o Eleven y Mike, ya que Lucas intenta balancear su amistad con Dustin y Mike entre su nuevo equipo de baloncelistas luego de entrar al equipo de la escuela, y Max sufre de severo trauma luego de presenciar la muerte de su hermano al final de la anterior temporada.

Pero la maldad no descansa en el Upside Down, con una nueva amenaza atacando residentes de la peor ciudad para vivir en Estados Unidos. Una extraña criatura utiliza los miedos de personas para atacarlos en el plano normal, comenzando nuevo terror entre ciudadanos. Los chicos saben que debe tener algo que ver con acontecimientos previos, por lo que activan el protocolo Scooby-Doo para investigar alrededor del pueblo.

La influencia de la cultura popular de los 70’s y 80’s ha sido fundamento de Stranger Things desde el principio. Mientras la tercera temporada uso la proliferación de centros comerciales como principal empuje, en esta ocasión la mayor inspiración sale de dos principales fuentes: Nightmare on Elm Street, y el infame “pánico satánico” arropando la cultura estadounidense durante esa década, por lo que el primer sospechoso de las recientes muertes es Eddie Munson, un rebelde nuevo amigo de los chicos, líder del grupo local de Calabozos y Dragones, que en vida real fue uno de los contenidos más atacados por organizaciones conservadoras, acusándolo de promover satanismo, ocultismo y violencia.

Aunque en algunos momentos la ambición de los Duffer se interpone con el ritmo de la trama, el cariño hacia los personajes ayuda sobrepasar sus defectos, especialmente porque el misterio de lo que ocurre en Hawkins envuelve desde el principio, dándonos otro adictivo volumen de episodios obligando a darle “comenzar” al próximo tan pronto termina uno. Stranger Things 4 es divertida, repleta de brincos de miedo, continuando siendo una de las mejores producciones de Netflix. ¡Inmensamente recomendada!

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