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Crítica: Marilyn Monroe merece mejor que Blonde

Comienzo esta reseña aclarando algo importante: Blonde no es una película biográfica. Es una adaptación del libro homónimo escrito por Joyce Carol Oates, publicado en el 2000. Carol Oates escribió varias historias ficticias usando elementos reales en la vida de Norma Jean, mejor conocida por el mundo como Marilyn Monroe. De hecho, tanto el libro como el filme le cambian sutilmente el nombre a Norma Jeane para establecer la diferencia entre su protagonista, y el icono Hollywoodense.

Marilyn Monroe, Norma Jean y Ana De Armas merecen algo mejor que Blonde; el director Andrew Dominik hizo un “Trauma Porn”, que se supone uno admire porque tiene algunos buenas transiciones y tiros de cámara “profundos”, como si nunca hubiéramos visto un anuncio de perfume en nuestras vidas.

Podrán decir lo que quieran de Quentin Tarantino pero, usó Once Upon a a Time in…Hollywood para darle una humanidad y personalidad a Sharon Tate que la cultura popular le negó por 50 años. En otras palabras, Tarantino, de todos los directores que uno imaginaria en este planeta olvidado por los dioses, fue más compasivo con la víctima de una tragedia que Dominik.

Mientras tanto, Dominik adaptó un libro que admite ser ficción, para llevarnos por un camino de amargura de casi tres horas, usando a Norma como muñeca de trapo, como si la única característica digna de representar de la actriz fuera sus sufrimientos. No pretendía ver una crónica rosada, Norma Jean definitivamente es una historia triste pero, también escribía poemas, apoyaba causas sociales, y decían que tenía gran sentido del humor. Jamás lo sabrían si lo único que vean sobre ella es esta pretenciosa saga de escenas apenas hiladas cohesivamente entre sí.

Blonde nos lleva desde la niñez de Norma soportando el abuso físico y emocional de su madre, paciente de enfermedades mentales, a través de relaciones amorosas (algunas reales, otras inventadas), siempre buscando compensar la falta de su padre, como si la ausencia paternal fuera la única gran motivación en la vida de una mujer.

¿Se puede criticar la explotación cuando es exactamente lo que estás haciendo? Al menos Blonde no lo logra. Hay algunos momentos donde Dominik consigue denunciar el inmenso peso de la fama, y las manipulaciones constantes de sus alrededores, mas preocupados por sacarle beneficio a la figura de Monroe, pero las inclinaciones artísticas de Dominik ganan al sentido común, llevándonos siempre a desagradables momentos.

Lo único genuinamente admirable de Blonde es el magistral trabajo de Ana De Armas, metida en la piel interna y externa de Norma, a un nivel capaz de estremecer a cualquiera. Sin embargo, Dominik mete el pie, obligando a De Armas interpretar la actriz como niña en cuerpo de mujer, voz aguda incluida, pues aparentemente el único valor de Monroe para el director son las tragedias. Ojalá Ana De Armas tenga la oportunidad de hacerlo nuevamente bajo una dirección más humana y respetuosa.

 

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