Supercopa de España [Ida] Real Madrid 1 – Atlético 1

A falta del Teresa Herrera de este año, el Balón de Oro 2014 se decidía hoy en la Final de la Supercopa de España en el Santiago Bernabéu. Horario extraño —las 11 de la noche— para un partido de fútbol. Ambiente frío, sin caretas, sin fútbol y como es habitual sin Cristiano, que sigue desaparecido en todos los encuentros con un rival de mayor calidad que el Elche, y que suma otra penosa actuación a su lista, esta vez con nocturnidad.

Tras una pretemporada calentita en las redes sociales, Arbeloa, que casi le arranca la pierna a James en el entrenamiento del martes le negó el saludo a Casillas en el túnel de vestuarios. Todo un ejemplo de compañerismo del ‘espartano’, que de seguir así va a acabar jugando con Morata el año que viene en el Getafe.

Declaración de intenciones en los onces iniciales de Ancelotti y Simeone: sin Griezmann, sin James y con un Di Maria atestiguando de nuevo desde el banquillo como la meritocracia del Madrid murió con Florentino. En su lugar Xabi Alonso, que se desquitó de sus dos últimas finales no jugadas y no decepcionó al público presente con uno de sus ya famosos hachazos al tobillo del rival, que esta vez, para sorpresa del respetable, fue sancionado con una tarjeta amarilla. Hoy no arbitraba Mateu, reservado por la RFEF para partidos del Real Madrid contra rivales menos toscos. Cuando rascan más que ellos, que ya es difícil, mejor un trencilla que pite. Dicho y hecho, en el minuto 10 el Atleti ya tenía dos tarjetas más que merecidas, casi tanto como la roja que Ramos no vio por sacudirle un puñetazo a Mandzukic en la cara. No pensemos mal, son puras coincidencias.

Tras un primer tiempo que provocó más de 50 suicidios y 10 millones de bajas de Canal Plus, Cristiano Ronaldo abandonó el terreno de juego, no sabemos si tocado o avergonzado. Simeone quedó apesadumbrado por la noticia hasta que le informaron que su sustituto sería James. Si el portugués estuvo horrible, sería imposible encontrar la palabra que describa el juego de la multimillonaria supernova colombiana. Lo hizo todo mal: controles, centros y hasta el remate a dos metros de la puerta que le dio ventaja al Madrid, que habría ido un metro fuera sino llega a golpear en Ansaldi. Eufórico, se arrodilló en la banda para celebrar a lo Ronaldo con sus incondicionales un gol que no fue suyo.

Sin embargo, la alegría duró poco en Chamartín. Cinco minutos después y a la salida de un corner, Raúl García remataba a gol la prolongación de un cabezazo de Mario Suárez, ante el que Casillas no pudo hacer nada más que lamentarse del fallo defensivo de Pepe y Bale. Se repetía la historia de la Final de la Champions pero a la inversa.

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El colegiado añadió —esta vez sí— los tres minutos de rigor que se añaden cuando no son necesarios, e incluso en ese tiempo, pudo señalar un penalti por manos en el área del Atlético, tras un tiro a bocajarro de Carvajal que se iba fuera. No lo hizo. Queda un partido. Dios nos de fuerza para soportarlo.

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