Volvió el Barça a la Champions para perder su récord de invicto y de imbatido ante un sólido PSG, que mejora año tras año y que sin su estrella Ibrahimovic, fue capaz de plantar cara a los azulgrana, con una destacada actuación de Lucas y Pastore, pero con un Cavani que acabó silbado en el Parque de los Príncipes, estadio que no conoce la derrota local en Europa desde 2006.
Salió Luis Enrique con Alves y Con Alba, es decir, con dos laterales ofensivos que son incapaces de tirar un buen centro. Pese a la buena llegada de los azulgrana por las bandas, cuando los balones llegaban a los laterales, en funciones de extremo, se perdían sin remedio. Además, flojos en defensa, los tres goles rivales fueron consecuencia de errores de ambos jugadores. El primero, una perdida de balón en la salida de Alves, que acabó cometiendo una falta lateral que acabó en gol de David Luiz; el segundo, error de Alba en la salida, que acaba en córner, y gol de Verrati tras una mala salida de Ter Stegen y una perdida de Rakitic en la marca; y en el tercero, Alba deja demasiado espacio al extremo, que centra para que Matuidi, gane la espalda a Alves. Lo que el Barcelona necesitaba no eran centrales, sino laterales.
Los dos golazos de Messi, tras una gran jugada al primer toque con Iniesta; y Neymar, que tuvo de nuevo una gran actuación, no fueron suficientes para que el Barcelona puntuara, y pese a que gozó de suficientes ocasiones para empatar e incluso para ganar, los goles no entraron.
Buen partido de dos equipos que dan un soplo de aire fresco a La Champions, especialmente después de habernos tenido que tragar la final del año pasado, más digna de Wimbledon que de Wembley.
El empate entre Ajax y Apoel (1-1) deja a los parisinos líderes del grupo, seguidos del Barcelona, que buscará la revancha contra los franceses ya con Suárez e Ibrahimovic en el campo.
| Foto: AFP
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