Comenzó la jornada 5 con susto en el Bernabéu adelantándose en el marcador con un penalty de Cristiano Ronaldo en tareas defensivas, despejando la rodilla del rival, que se le adelantó en la lucha por el balón. Sin embargo, los blancos reaccionaron rápido con la inestimable ayuda del portero del Elche, y la cantadita habitual de los porteros que juegan contra el Real Madrid ante un remate fácil de Bale, y como no, con la colaboración inestimable de Clos Gómez, que en un homenaje a Muñiz Fernández les regaló un penalty escandaloso por un piscinazo de Marcelo – que ya tenía una amarilla – que se lanzó a tierra a un metro del defensor y a otro del referí, que pitó antes de que tocara el césped. Expulsión perdonada, penalty inexistente en contra. El Madrid por delante, partido acabado.
Completaría Ronaldo la goleada con otros tres goles. Uno de los de saltar mucho sin saltar mucho; otro de penalty que convirtió la tunda en tanda; y el último, a ver si lo adivinan, empujándola. Celebraciones enloquecidas para cada uno de ellos, como bien corresponde a una victoria inmensa contra un equipo grandioso, de los que le gustan al portugués, que ya acumula 38 penalties en 5 temporadas vestido de nata, 20 más que Gerrard en 13 años en el Liverpool. Puras coincidencias. 7 goles en 2 partidos, uno en fuera de juego, dos de saltos de 2m. 60 cm., dos más de penalty (uno inexistente y el otro exagerado), y dos más de empujarla. No hay nadie más versátil que el luso en la definición.
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Otro partido más el Real Madrid se lleva con la ayuda del árbitro que tapan el debate que Ancelotti ha vuelto a iniciar con el portero. Parece que al italiano le aburre su propio juego y tiene que organizar de vez en cuando algún jaleo en el vestuario. Nueve puntos ante Córdoba, Deportivo y Elche, que señalan al Madrid como un claro candidato al sextete. Escándalos que ya no son escándalos por la frecuencia con la que suceden. El Real Madrid, amigos.
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