El pasado 21 de mayo de 2014, el asturiano, ex-jugador del FC Barcelona, Luis Enrique Martínez fue presentado como timonero del Club Azulgrana de cara a la temporada 2014-15 de la Liga de Futbol Profesional Española. Trescientos sesenta y un días más tarde, Luis Enrique se convierte en el 9no DT en la historia de esta entidad en conseguir un campeonato en su temporada debutante.
Pero el camino a la gloria no fue un paseo por Park Güell. En una temporada tumultuosa, tanto dentro de las canchas, como extra deportivamente, Luis Enrique encontró el equilibrio necesario para no solo lograr hacer campeón al FC Barcelona, sino también hacerlo manteniendo a sus jugadores frescos y con la moral en alta. También vale otorgar mérito a la nueva directiva que sabiendo que están ahí por un golpe de suerte, y que su tiempo puede ser limitado, se encargó de devolverle el protagonismo a los jugadores e intentar pasar lo más desapercibidos posibles durante el transcurso de este año.
Yéndonos un poco más atrás en el tiempo, al pasado enero, el entonces presidente de la entidad catalana, Sandro Rosell, dimite a su puesto como presidente dejando a su mano derecha Josep María Bartomeu a cargo. El ‘Caso Neymar’ continuaba arrastrando largas y Rosell decidió que lo mejor sería apartarse del Club.
Adelantando el reloj unos meses, ya con Bartomeu al mando del Club, en abril de 2014, la FIFA sanciona al Barcelona con dos periodos sin poder fichar jugadores debido a una infracción a las políticas de contrataciones de menores. Luego de apelar con la FIFA, el Club logró aplazar su castigo un periodo, y lograron fichar ese verano. Ese mismo mayo, el 17 para ser exacto, el FC Barcelona pierde la Liga empatando como local contra el Club Atlético de Madrid en el Camp Nou, y cerrando una liga ‘seca’ bajo los estándares del Club, donde solo lograron obtener la SuperCopa de España.
Ese verano, el entonces Director Deportivo, Andoni Zubizarreta, logró fichar a varios jugadores al que los culés recibieron con sentimientos encontrados. Ivan Rakitic llegó del Sevilla, laureado como el sucesor de Xavier Hernandez, quien se encuentra en su última, o quizás penúltima temporada con el Barça. El croata logró –después de un tiempo de ajuste– hacer una transición impecable y que poca gente echará de menos al capitán de capitanes. El pistolero Luis Suarez, aun cumpliendo su sanción por los eventos del pasado mundial, fue fichado del Liverpool por 86 millones de euros, y aunque este no pudo comenzar a jugar hasta octubre (su debut fue en ante el Real Madrid), este puso números de un auténtico crack. Con 24 goles y más de 20 asistencias en su primera temporada, el uruguayo fue un alivio bienvenido a la carga que hasta entonces llevaba Lionel Messi. Claudio Bravo y Marc Andre Ter Stegen llegaron de la Real Sociedad de Anoeta y el Borussia Monchengladbach, respectivamente, y entre ambos han hecho olvidar a Victor Valdés quien decidió el verano anterior buscar nuevos horizontes. Bravo, pedido expresamente por Luis Enrique, se consagró como Zamora de La Liga, permitiendo que su portería se quebrantara solo 19 veces en los 37 juegos en que ha participado, y Marc Andre – titular indiscutible en Copa y competiciones Europeas –tiene al equipo en la cúspide de lograr ambos títulos. Jeremy Mathieu llegó del Valencia por 20 millones de euros, y a sus 30 años de edad, y con una hoja de salud que lo llama fumador habitual, muchos pensaron que el zaguero fue una ganga… para el Valencia. Sin embargo el francés fue clave en mantener las rotaciones defensivas, dándole merecido descanso a Mascherano, a Piqué, e incluso a Jordi Alba, manteniendo las garantías defensivas.
Sin embargo no todos los fichajes del Barcelona fueron acertados. Andoni Zubizarreta contrató al central belga Thomas Vermaelen del Arsenal, prometiendo que este sería un central de ‘rendimiento inmediato’ y debido a una misteriosa lesión, Vermaelen hasta el momento no ha participado ni un solo minuto. También se contrató al lateral diestro Douglas del Sao Paulo, este siendo visto como el sustituto de Dani Alves en el carril derecho. Sin embargo, Douglas no dio el rendimiento esperado –si es que en algún momento se esperó rendimiento– y sus minutos y convocatorias se han visto sumamente limitadas. Por razones como estas, y dada la sanción que se avecina, se vio como que Zubizarreta se “durmió en los laureles” y no fue tan diligente en el mercado como se le esperaba y fue destituido en las vísperas de Reyes de este pasado enero.
Deportivamente las cosas tampoco comenzaron con el pie derecho. Luis Enrique llegaba al timón culé con una hoja de vida ya maculada por pasados sucesos. Aunque el antes director del Celta de Vigo lució muy bien frente al equipo azul cielo, durante su pasado en la capital italiana, como director técnico del equipo Giallorosso, Luis Enrique fue destituido por intentar derrocar la jerarquía que ya existía en el vestuario. Hay ciertos equipos donde algunos jugadores trascienden, como fue el caso de la Roma, donde se topó con el eterno Gladiatore y su lugarteniente, Francesco Totti y Daniele De Rossi, y los encontronazos con estos le costaron el puesto al asturiano. En el Barça por poco comete errores similares.
El 24 de agosto, el Barça marcó su primera victoria de la campaña, un 3-0 frente al Elche donde el protagonista del encuentro fue el gato negro que cruzó la cancha. Augurio, para muchos, de mala suerte en el camino. El Barça logró mantener su récord de 100% de puntos conseguidos hasta septiembre donde dejó puntos en un empate sin sabor frente al Málaga. Aun con el Barça ganando, muchos fanáticos y analistas no entendían a qué jugaba el Barcelona y hasta decían que ganaban jugando mal. Un pecado capital en la catedral azulgrana, donde se exige año tras año no solo ganar, sino ganar dando espectáculo. Muchos escribían de las ‘Luis-Enricadas’, los cambios muchas veces sin sentido en el juego, o incluso de que el Barça ganaba ‘a pesar de Luis Enrique’. Y así fue, el Barcelona poco a poco comenzaba a perder norte, y los malos resultados se comenzaban a notar más y más, mientras que sus rivales al otro lado de la autopista A-2 deleitaban al mundo con un fútbol ofensivamente desequilibrado, que hasta su victoria en el mundial de clubes, no encontraba rival. Uno de las primeras víctimas del nuevo estilo de juego fue Segio Busquets, el medio centro catalán no lograba encontrar espacio en el nuevo juego tan vertical del Barcelona, y muchas veces, especialmente al principio de la temporada, se veía perdido, sin entender su lugar. A veces sintiéndose como estando de más. El vestuario se comenzó a enfurecer y la presión que se estaba desarrollando necesitaba donde salir.
Año nuevo, vida nueva
El Barcelona comenzó el 2015 con el pie izquierdo y en la primera semana de ese nuevo año pareció que todo venía abajo. El 4 de enero el Barça perdió por la mínima en Anoeta, con un gol en propia puerta de Jordi Alba, esa derrota no les permitió rebasar al Madrid en la lucha por el primer lugar, que horas antes también había perdido ante el Valencia. En ese partido, Luis Enrique habría decidido dejar a Messi en la banca, quien solo ingresó en el segundo tiempo, tras el equipo verse incapaz de revertir el déficit en los primeros 45 minutos. El día 5 se anunció la destitución del director deportivo Andoni Zubizarreta, y unas horas más tardes, Carles Puyol –ex capitán y asistente al director de futbol– anunciaba su dimisión al puesto. Pero la derrota en Anoeta marcó mucho más que solamente una ‘L’ en la quiniela para el cuadro azulgrana. En el tradicional entrenamiento abierto del día de Reyes, el astro argentino se ausentó del Mini Estadio por una supuesta gastroenteritis. El asturiano decidió abrirle una carpeta disciplinaria a Messi, y los otros pesos pesados del vestuario tuvieron que intervenir. Xavier Hernandez, Sergio Busquets y Andres Iniesta, se interpusieron ante Luis Enrique, quien originalmente no le habría dado credibilidad a las palabras de Messi. Los capitanes entendían que una multa disciplinaria solo agravaría la ya delicada situación en el vestuario. Cabe recalcar que solo unos días antes, ya el DT español le había abierto las puertas de salida al argentino, declarándolo prescindible en sus planes. En ese momento se disparó la rumorología de cuál sería el próximo destino de la “Pulga”.
La MSN celebra el gol de la victoria en el Santiago Bernabeu
Entendiendo Luis Enrique que no podía cometer el mismo error que ya le había costado su trabajo una vez, decidió entonces que lo mejor era dar un paso al lado, para permitirle a la jerarquía del vestuario expresarse. Con pequeños cambios, claro. Desde ese 5 de enero, Messi, ni el resto de los integrantes de la MSN, volvieron a ser suplentes, sin embargo movieron su posición de 9 (o falso 9, según los puristas) a extremo por la derecha, permitiendo que Luis Suarez ocupara la parte central de la delantera, ofreciéndole así un nuevo dolor de cabeza a las defensas que ya entendían como reducir la ráfaga que es Lionel. Con Messi como extremo, y a veces hasta retrasando su posición en el campo, el argentino explotó una faceta de su juego pocas veces vista –su increíble habilidad como creador. Aun con eso, los números del astro no bajaron, y en esta temporada ha presentado nuevamente los números que tanto su hinchada, como él mismo –como expresó en una carta abierta el verano 2014– esperaban. Para darle espacio a otros delanteros, primordialmente a Pedro, cuando el canario entra a la cancha, Messi se mueve al centro del campo, ocupando la posición de interior. Así, Luis Enrique ha mantenido a sus tres tenores felices, mientras ofrece descanso y oportunidades al resto de su plantilla. Por otro lado, también se vio una mayor equilibrio en el centro del campo, con Sergio Busquets entendiendo el paso movido del juego, adaptándose a este e incluso siendo decisivo al punto de que a sus pies, el Barça consiguió una trabajadísima victoria frente al Valencia.
Desde ese pasado 5 de enero, el Barça encajó un brutal récord de 29 victorias, 3 derrotas y un solo empate en todas las competiciones, y exactamente un año después que vieran como Diego Godin les arrebataba el título en su propia casa, el Barcelona consigue su 23ra Liga en territorio colchonero. Con un saldo de 99 goles a favor y solo 20 en contra, manteniendo su puerta cerrada en 18 ocasiones (números desde enero 5 de 2015), y por si eso fuera poco, en su camino al campeonato Liguero, y las finales de Copa Española y Europea, le ganaron a los campeones de la liga Chipriota (APOEL), Holandesa (Ajax), Inglesa (Manchester City), Española (Atlético de Madrid), Alemana (Bayern Múnich) y a los previos campeones Europeos (Real Madrid). Si vencen a la Juventus, el próximo 6 de junio en Berlín, llevarán esa cuenta de campeones a 7. Si lo logran, habiéndose coronado una semana antes como campeones de la Copa doméstica, se convertirán en el primer equipo del mundo en repetir la conquista del tan codiciado triplete.
Antes el Barça creaba espacios para encontrar su juego, y con un fútbol que en aquel entonces cautivó la imaginación de tanto hinchas como particulares, pavimentó su camino al primer triplete. De la mano de Pep lograron no solo ganar todo lo que se interpuso a su paso, sino que también llevó al Barcelona a ser emulado por muchos por el estilo de fútbol que jugaban. Adelantando el reloj 6 años más tarde, hoy día el Barça crea juego para encontrar su espacio, con un fútbol menos bailado, más directo, y definitivamente mucho más letal, el Barça está encaminado a repetir la hazaña que lo llevo una vez al olimpo del deporte. Qué sucederá en las próximas dos semanas, queda por verse, pero el mérito que tiene el asturiano por entender la capacidad de su plantilla, aprender a manejarlos e incluso sacarle nuevamente los lustros que una vez se habían perdido, no pueden pasar desapercibidos.
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1 Comment
Yo fui uno de esos que criticó a Luis Enrique pero al final, hay que admitir que logró el cometido. De tres posibles campeonatos, ya solo faltan dos.