“Quisiera que todo el mundo fuera rico y famoso por lo menos una vez en sus vidas para que vean que esa no es la solución a sus problemas”. Eso lo dijo Jim Carrey y aplica perfectamente a lo que vemos en Behind The Candelabra. Aunque el tema no es directamente eso, fue lo que me vino a la mente mientras era testigo de las altas y bajas de la relación entre Scott Thorson y Walter Liberace. Basada en el libro autográfico de Thorson, Behind the Candelabra cubre los seis años de relación entre estos dos hombres de mundos y edad completamente aparte –Liberace tenía 56, Thorson 17- desde que se conocen en el camerino luego de un espectáculo del pianista.
Behind the Candelabra es un proyecto que Steven Soderbergh quería llevar a la pantalla hace mucho tiempo pero no había conseguido algún estudio que lo financiara, hasta que llegó un acuerdo con HBO. Si es verdad que esta es su última película, nos dejó con una excelente historia contada desde una íntima perspectiva aunque corta de las múltiples capas de drama y temas a los que nos tiene acostumbrados.
Lo interesante del filme es que después de dos horas y contrario a otras biografías, sentí que realmente no sabía más de Liberace de lo que sabía antes y caigo en cuenta que esa era la intención; al mostrar la historia desde los ojos de Thorson, compartimos su frustración ante este personaje que ofrece amor, generosidad, una vida de exceso y abundancia. Por otro lado, eran los 70 y principio de los ochenta, ser abiertamente homosexual era prácticamente un tiro de muerte a la carrera de cualquier artista y Liberace llegaba al punto de litigio para mantener su ilusión mientras daba prenda suelta a su voracidad sexual con hombres mucho más jóvenes que él.
El libreto de Richard LaGravenese maneja la relación entre Scott y “Lee”, como llamaban al pianista, con sentido del humor pero también crudeza: aquí no hay espacio para sensibilidad social, Liberace necesitaba alguien quien fuera amante y familia y Thorson llenó ese espacio a la perfección, al punto de casi locura: Lee prácticamente le ordenó que se operara para parecerse a él. Thorson, por su parte, cae en un espiral de drogas cuando no puede lidiar con la obsesión de Lee por la apariencia de heterosexualidad y su estilo de vida.
Ambos actores son fantásticos en sus respectivas interpretaciones; Michael Douglas interpreta a Liberace, un hombre que de por si interpretaba un personaje todas las noches -dos veces en domingo- en el escenario, con sensibilidad, pasión, pero también crueldad cuando llega el momento de terminar la relación (recuerden que la historia es desde el punto de vista Thorson). Matt Damon se lleva la mejor parte al tener más arco de desarrollo: desde cuasi-inocente huérfano, amante mimado, adicto paranoico hasta hombre reconciliado con su pasado y quien realmente es.
No dejo mencionar el excelente trabajo de Debbie Reynolds como la madre de Liberace y Dan Aykroyd como su frio manejador quienes lo ven solo como fuente de dinero, irónicamente, su peor temor con respecto a la poca gente que dejaba entrar a su vida y a quien por poco se roba la película, Rob Lowe con su extraño Dr. Jack Startz, un cirujano plástico que es perfecto ejemplo de porque uno no debe hacerse muchas cirugías plásticas.
Este es un filme de amor, auto-descubrimiento, exceso y consecuencias. Es una interesante mirada tras bastidores a un mundo muy distinto al que la mayoría de nosotros estamos acostumbrados en la vida diaria. Soderbergh nos muestra el precio de la fama tanto para el que vive en ella como para los que lo rodean. Behind The Candelabra está disponible solo por HBO, HBO On Demand y HBOGo.com. Si tienen la oportunidad, súper recomendada. ¿Ya la viste? ¿Qué te pareció a ti?
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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