Reseña de Rock of Ages: Para cantar y disfrutar un rato

Gran parte de la acción en Rock of Ages sucede en el “Bourbon Room”; un pub rockero que tuvo mejores tiempos. Uno se pregunta por qué alguien quisiera ir pero una vez que estás adentro y empieza la música se te olvida todo: lo incómodo que es entrar y salir, moverse, los baños sucios, los precios exagerados, todo desaparece y lo único que piensas es en lo bien que la estás pasando, porque la música tiene esa magia, esa habilidad. Pienso que lo anterior es una analogía perfecta para el filme completo. Rock of Ages es una película llena de fallas pero cuando la música llega a tus oídos todo lo demás se vuelve secundario: es hora de rockear.

En 1987, “Sherrie Christian” [Julianne Hough] es una chica de ciudad pequeña, que se muda a Los Angeles para lograr su sueño de ser cantante. Cuando conoce a “Drew Boley” [Diego Boneta], descubre que no solo tienen en común sus sueños, pero también su amor por el rock & roll y especialmente “Stacee Jaxx” [Tom Cruise], el rockero más famoso y popular de su época. “Drew” le consigue trabajo a “Sherrie” en el suyo, el legendario “Bourbon Room” propiedad de “Dennis Dupree” [Alec Baldwin] el cual está teniendo problemas de impuestos y además tiene que aguantar el embate de “Patricia Whitmore” [Catherine Zeta-Jones], la esposa del alcalde [Bryan Cranston], quien está decidida a limpiar el “Sunset Strip”, la parte de la ciudad donde ubica el club, de la supuesta maligna influencia del Rock y especialmente “Stacee Jaxx”, en los niños. La única esperanza del “Bourbon Room” es el último concierto de “Jaxx” con su banda “Arsenal” antes de comenzar su carrera como solista.

Para ser honesto, no soy fan de los musicales pero desde que vi el primer trailer de esta película sabía que la quería ver por la sencilla razón de que me encanta la música de los ochentas, especialmente el rock, así que no me preocupaba mucho por la historia o sus protagonistas y les recomiendo que vayan con la misma mentalidad. Sin embargo, debo decir que la mayor sorpresa fue la fantástica interpretación de Tom Cruise como el excéntrico “Jaxx”. Confieso que soy de los que continuamente se olvida que Cruise es un excelente actor y su trabajo como este solitario y extraño dios del rock es sin duda mi parte favorita de Rock of Ages y de sus mejores trabajos en los últimos años. Seguido de lejos están las locuras de “Dennis” y su fiel asistente “Lonny” [Russell Brand] quienes se niegan a dar por vencido su sueño rockanrolero y aún más la clichosa y en momentos insoportable historia de amor de “Sherrie’ y “Drew”.  Catherine Zeta-Jones como “Patricia” logró arrancarme varias carcajadas, lo cual no me extrañó ya que la inglesa ha demostrado talento para la comedia, si no me creen, busquen la genial y cruelmente ignorada Intolerable Cruelty. Muchas risas surgen de ver o quizás recordar la vestimenta de aquellos tiempos, otras llegan gracias a las situaciones en que vemos sus protagonistas.

Si fuera a decir cuan buena es una película basado en lo mucho que me divierta, Rock of Ages se lleva los 10 chocolates, pero la realidad es que aunque la colección de exitoso ochentosos es buenísima, no todos los actores son apropiados para cantarlos y en algunas situaciones las canciones están fuera de lugar. Al igual que el “sountrack”, todo acerca de este filme lo hemos visto y escuchado de mil formas distintas: historia, personajes y desenlace. Afortunadamente, la energía y el carisma de la mayoría del elenco es suficiente para hacernos olvidar la familiaridad y envolvernos. Si me permiten una descarada analogía, Rock of Ages es una banda “cover” de otras más exitosas y aunque fallan por mucho la calidad de las originales, el entusiasmo de los músicos nos convence de cantar, brincar y disfrutar con ellos. Creo que ya entendieron mi punto, ¿verdad? Les recomiendo Rock of Ages si quieren pasar un buen rato y, ¡hey! No sean tímidos: canten, aplaudan, vayan a recordar esos años cuando los discos de vinil, los cassettes y las medias largas eran tu más preciada posesión o ve a descubrir cuando la música nos contaba historias, en lugar de repetir el mismo coro cien veces.  Rock on!