Es oficial. Alejandro García Padilla, “AGP” para los fans de los ‘apodos’ políticos modernos, es el líder y portaestandarte de la nueva generación de populares [rojos] que supuestamente llevarán a Puerto Rico nuevamente al camino del progreso del que nos alejamos tras la salida del caudillo Luis Muñoz Marín.
Alejandro es un joven abogado, que mientras fungía como secretario del Departamento de Asuntos del Consumidor adquirió una exposición inusitada e inusual, la cual combinada con sus atributos físicos [en Puerto Rico un político blanco y de ojos claros tiene la mitad del camino hecho, no nos engañemos] y su relativo oscuro/vacío pasado que impedía acusarlo de nada, pues se convirtió de momento en la figura a la que todos miraron tras el PPD recibir una paliza en las elecciones del 2008 por parte del Partido Nuevo Progresista [azules].
Pero bueno, por algo lo miraron. AGP fue el senador que más votos recibió en todo el país, incluso por encima del presidente del senado y popularísimo [no pun intended] Thomas Rivera Schatz. Ya como miembro de la cámara alta, García Padilla ha logrado posicionarse poco a poco como figura líder del partido, aunque siempre escudándose en momentos complicados por el mártir Héctor Ferrer, y tira piedras como Cirilo Tirado, Jorge Colberg y Luis Vega Ramos.
Entonces resulta que, de manera unánime, indudable e indiscutible, Alejandro se convertía en presidente y candidato a gobernación por el PPD con el apoyo y la bendición de todos. Curiosamente al mismo tiempo, nadie sabía muy bien por dónde se movía ideológicamente el “Ale” [cariñosamente]. La figura de García Padilla giraba y gira alrededor, precisamente, de su capacidad para estar con todos y con nadie; de decir que escucha a todos, pero al final no poder saber exactamente qué o a quién escucha; de prometer una atractiva unión, dentro de un vacío.
Pero poco a poco, y con algunos detalles, se puede ver hacia dónde se mueven las aguas. En una espera medio incomprensible, AGP no ha anunciado aún quién será su compañero de papeleta y ocupante de la silla decorativa del Comisionado Residente en Washington. Más de uno ha dicho públicamente que le interesa aspirar, y muchos otros lo han hecho indirectamente. No obstante la mayoría de los que parecen tener opciones responden al ala derechista, pseudo estadista del PPD. Encabezados por ‘Mr. Unión Permanente’, José Hernández, y con personas como Héctor Ferrer y Eduardo Bathia como supuestos pretendientes, nadie espera que el PPD busque darle alguna posición prominente a alguna figura del ala ‘soberanista’ del partido rojo más allá de la [indeseable] candidatura a la alcaldía de San Juan.
Por otro lado, la absurda creación [y posterior auspicio por parte de AGP] de movimientos de ‘populares estadistas‘, ponen en evidencia el apoyo que busca el PPD para equilibrar la balanza. En vez de apuntar, como siempre han hecho, al independentismo/soberanismo que da lo que sea por no ser gobernado por estadistas, enamorándolos con cuentos de equipos olímpicos, Miss Universo y un ‘ELA mejorado’, en esta ocasión el partido del ‘Pan, Tierra y Libertad’ apunta hacia el electorado estadista descontento con el gobierno actual. El electorado que no negocia su ciudadanía y unión permanente por nada, pero que no se siente parte de el partido que dirigen los Rivera Schatz, Rodríguez Emma y Jennifer González de la vida.
En vez de melones, o sea mezcla de rojos populares y verdes independentistas, el PPD busca ganar las elecciones gracias a algo parecido a la sangre, a veces parece azul, pero realmente es roja, es solo una cuestión de percepción de colores, siguiendo con la colorimetría que nos gusta tanto.
¿Cambiará esto el espectro político histórico local? ¿Por fin el centro/izquierda y la izquierda del país podrán crear un terreno común, no ocupado ni boicoteado por la zona de centro/derecha que controla el PPD y que al final del día solo usa esos votos para conseguir el poder, sin luego tomar en cuenta esas posiciones?
¿Será que entre el MUS, el PIP, el MINH, y la izquierda rezagada por el PPD, nacerá una tercera fuerza política en condiciones de balancear un poco el actual escenario político?
¿Podrá el PNP conservar suficientes votos de los ‘estadistas decepcionados’ a los que apunta hoy el PPD para ganar unas elecciones, tomando en cuenta la posible división de la izquierda?
Son muchas las interrogantes que surgen tras este movimiento tácito, disimulado, y claramente estratégico del PPD. Lo que está claro es que estamos ante un ‘shift’, un cambio radical en la base política del partido que ha dominado la historia de la política moderna puertorriqueña. Hoy tenemos un partido estadista de derecha, uno que promueve la unión permanente dentro de algún tipo de acuerdo, de centro y derecha, y un grupo grande de gente de centro y centro izquierda, regados y perdidos en la vida.
Será interesante ver el curso que toman las cosas con estos cambios que se avecinan.
Quién sabe, si quizás ahora, después de viejos tengamos que aprender nuevos colores. Ojalá.
Crédiitos foto | nodoca
Escritor y copywriter radicado en San Juan de Puerto Rico. Especialista en nada, práctico en todo. Colaborador en QiiBO y rotros medios del archipiélago. Que viva la fiesta.
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