Más allá de conocer los ochenta, Alexis Sebastián Méndez* entiende los ochenta. Todavía más importante, el también escritor entiende el lenguaje del teatro. Esa combinación logra una mágica formula que, al añadir el resto de los ingredientes como magistral dirección, elenco de primera, y eficiente equipo tras bastidores, produce una de las mejores experiencias que se pueda tener, con De-Generación 80: La Batalla Final, la más reciente (y quizás última) puesta en escena de su obra prima.
De-Generación 80: La Batalla Final es mi versión favorita de esta propuesta. Con cada iteración, Méndez quita y añade nuevas secuencias, mejorando lo que estaba bien, removiendo lo que no funcionaba, explorando nuevas estrategias para hacernos reír. No se trata de simplemente hacer referencia a cosas del pasado, Méndez logra expresar amor a los ochenta mientras simultáneamente disfruta burlarse de sus absurdos. Después de todo, es la época donde pensaban que el corduroy es tremenda tela, el “mullet” era un peinado cool, y el slinky un gran juguete.
Otra importante razón por la que De-Generación 80: La Batalla Final funciona a nivel más elevado que nunca es la tremenda dirección de Lynnette Salas, quien exitosamente comprendió la esencia de la obra traduciéndola de papel a escenario. Es una experiencia que comienza desde entrar a sala, siendo recibido por música de la década, con una escenografía que muchos reconocerán como la sala propia de sus casas, hasta un divertido conjunto de luces, y momentos musicales, logrando la versión más fluida hasta el momento, incluyendo una nueva secuencia con los anunciados invitados Lou Briel, Chicky Starr y Adrián García como Toribio.
Entre una compilación de divertidos sketches, De-Generación 80: La Batalla Final cuenta la historia de un matrimonio de rockeros, interpretados por Gerardo Ortiz y Tita Guerrero, a punto de conocer la novia de su hijo “Madonno” (Herbert Cruz), una “milennial” (Yamaris LaTorre) que trae sus propios retos como el lenguaje inclusivo, la obsesión por redes sociales y lo peor de todo: ¡un padre salsero!
Entre medio conoceremos un matrimonio en crisis debido a la extraña enfermedad de la esposa, dos amigas con una rivalidad que muchas reconocerán, y personajes infantiles de los ochenta traídos al mundo moderno, entre otros momentos.
Sin embargo, nuevamente el gran ingrediente en De-Generación 80 es la audiencia. En un momento donde el entretenimiento es individual, con cada persona pegado a un equipo, un servicio de streaming y listas personalizadas, De-Generación 80: La Batalla Final prueba que la mejor experiencia es colectiva. No hay palabras para describir la sensación de cantar un anuncio con miles de voces al unísono, creando una complicidad entre desconocidos solo posible en este tipo de producción. ¡Inmensamente recomendada!
Otros apuntes:
Tita Guerrero es ahora mismo la top performer en Puerto Rico. No hay nadie que se le acerque en términos de magnetismo, y dominio escénico. Cada movimiento es calculado para provocar una reacción de la audiencia, lográndolo en prácticamente todo momento. He visto muy poca gente agarrando el público en la palma de su mano desde su primera entrada como lo hace Tita.
Herbert Cruz tenía la imposible tarea de llenar zapatos gigantescos, antes ocupados por grandes figuras como Junior Álvarez y el fallecido Albert Rodríguez. No solo los llenó a capacidad, hizo suyos estos personajes, cumpliendo la misión, dándoles su propia chispa.
Cuando sea grande quiero ser como Adrián García.
Yamaris LaTorre debería estar en todo.
Aparte de Tita Guerrero, Gerardo Ortiz es el único miembro que ha estado en todas las versiones de De-Generación 80, y aun así siempre encuentra una diferente manera de trabajar sus personajes, haciendo que cada presentación se sienta nueva y especial.
La canción más romántica jamás escrita sigue siendo “Solo Pienso en tí” de Guillermo Dávila. No aceptaré discusiones al respecto.
La publicidad de los 80’s did not gave a Fuuuuck. Que pena que el miedo de las marcas tenga aguantado los creativos modernos. Las cosas que se podrían hacer.
*Nota de transparencia: Alexis es un amigo a quien respeto y admiro mucho. Pero antes de pensar que esta reseña esta parcializada, sepan que soy cinta negra en hacerme el pendejo cuando veo cosas mierdas hechas por panas. Cuando algo no me gusta, desaparezco más rápido que el sabor de los chicles rositas que siempre había en todos lados y ahora ya no se consiguen. Desaparecieron como la Pepsi transparente y la cerveza Zima.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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