Debería ser un crimen castigado por ley el poder tener una actriz del calibre de Alicia Vikander, solamente para tenerla viéndose casi tan aburrida como los que tengan que sufrir este sedante hecho película. Peor aún, hacer la adaptación de una popular novela con una interesante premisa, mereciendo mejores manos.
Si Netflix quiere desperdiciar tanto su dinero, podrían pagarme las deudas.
Comenzando en una sala de interrogación de algún cuartel de policía, Lucy Fly (Vikander) es una traductora sueca viviendo en Japón hace varios años, a la que dos oficiales preguntan sobre la extraña desaparición de su amiga Lily Bridges (Riley Rough). Lucy prácticamente vive en exilio, habiendo cortado toda comunicación con su antigua vida, lo que la hace aún más sospechosa.
Resulta que Lucy tuvo una pelea con Lily, debido a la relación demasiado cerca de Lily con Teiji (Naoki Kobayashi) el novio de Lily. También fue la última persona en verla con vida. El círculo se cierra.
Para complicar las cosas, Lucy ha dicho abiertamente que “la muerte la sigue”, debido a extraños fallecimientos de gente cercana a ella, en circunstancias curiosas.
Y su relación con Teiji tampoco es normal. El cocinero de profesión y fotógrafo de vocación la mantiene relativamente aparte de la mayor parte de su vida, algo resentido por Lucy.
El nuevo filme de Wash Westmoreland (Still Alice) confunde pesadez con reflexión. Esta es una de esas películas que te da varios momentos de “ahora es que se pone buena”, solo para regresar a su sopor. Si algún día me vuelve a atacar el insomnio, ya se que poner en televisión.
De hecho, honestamente no se cuál fue el punto del filme. Hay un principio, medio y final pero, Westmoreland arrastra tanto la trama que casi se sienten como diferentes historias. Y para empeorar la situación, ninguno de los personajes es interesante. O al menos Westmoreland no parece haberle preocupado por hacerlos interesantes.
Vikander es una de las mejores actrices de su edad pero, todo el talento del mundo no sirve si el resto de la producción no funciona al mismo nivel.
Si algún día necesitan interrogarme a mí sobre un caso, no tiene que torturarme, solo pónganme a verla nuevamente. Quizás soy yo. A lo mejor ustedes la ven y quedan encantados con Earthquake Bird. A mí no me movió ni un centímetro. Esto no registró ni un 1.1 en mi escala.
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
Comments are closed here.