Este mundo existe gracias al ego. Imperios enteros fueron construidos por hombres y mujeres obsesionados con controlarlo todo. Faraones construyeron pirámides, millonarios hacen rascacielos, naciones declaran guerra para imponer su superioridad, artistas inventan premiaciones para felicitarse entre si.
Mientras más grande e imparable, mayor impacto tiene el ego de los que quieren tener lo más grande, lo más rápido, lo más admirado.
En Ford v Ferrari, la nueva película de 20th Century Fox, es el ego de sus personajes tanto como el combustible impulsando la velocidad para llegar a la meta, y el viaje es fascinante de principio a fin.
Basado en eventos reales, el director James Mangold (Logan, Walk the Line, 3:10 to Yuma) construye una crónica anti-sistema que debió ser inmensamente personal; el creativo versus el ejecutivo, todos compitiendo por establecer su visión.
En los 60’s, luego de dominar por décadas las ventas de automóviles, la compañía Ford está en declive. Menos gente que nunca compra sus autos, considerados anticuados y aburridos. Su director Henry Ford II (Tracy Letts) ordena a sus ejecutivos encontrar una forma urgente de virar la tendencia. El publicista Lee Iacocca (Jon Bernthal) propone una locura: comprar la Ferrari para comenzar a ganar carreras y hacer de Ford la marca “cool” que anhelen los jóvenes.
El problema es que Enzo Ferrari (Remo Girone) tiene más arrogancia que edad, rechazando la oferta de la forma más humillante posible. Este desprecio es exactamente la chispa final que necesitaba Ford II para aceptar la propuesta de Iacocca, yendo más allá: ganarle a Ferrari con un vehículo propio estadounidense.
El lugar será la prestigiosa Le Man’s, una peligrosa carrera francesa de 24 horas capaz de destrozar voluntades tan devastadoramente como metal.
Ford II contrata a Carroll Shelby (Matt Damon), un ingeniero diseñador de coches, retirado prematuramente de las competencias debido a una condición cardiaca. Para lograr esta misión imposible, Shelby añade a su equipo a Ken Miles (Christian Bale), un impulsivo, problemático y voluntarioso mecánico y piloto de carreras.
Entre los dos y el resto de su equipo, tendrán que desafiar los límites tecnológicos de su tiempo, la superioridad de los vehículos italianos, los retos de la pista, la física misma, y la constante intromisión de Ford II junto a sus lacayos, quienes solo les interesa ganar la carrera para vender automóviles.
Para Moles y Shelby ganar la Le Man es un asunto de voluntad, redención y desafiar la constante subestimación con las que han vivido sus vidas enteras.
Como les dije: ego.
Ford v Ferrari es un filme sobre ambición, pasión y devoción. El combate eterno de mantenerse fiel a uno mismo ante la presión externa de los intereses corporativos. Miles y Shelby quieren construir el vehículo que gane la carrera, no el que venda unidades.
No, no solo ganar, sino derrotar a todos los demás por completo. Ir más rápido de lo que nadie jamás ha logrado antes. Porque si, porque lo pueden hacer y, ¿para que vivir la vida si no es para utilizar tus habilidades al máximo?
Mangold nuevamente demuestra su habilidad para sacarle lo mejor posible a sus actores, desarrollando todo a su alrededor. Desde la pulsante banda sonora de Marco Beltrami y Buck Sanders, hasta la intensa cinematografía de Phedon Papamichael, quien nos coloca en frente al asiento piloto, dejándonos sentir la fuerza de los motores, el poder de la carretera y la emoción de la competencia. Hombre y maquina uno solo, cada cual dependiendo del otro para sobrevivir.
Podría quejarme de Ford v Ferrari algo muy larga pero, ¿Cómo hacerlo? Si disfruté de cada línea de dialogo, cada confrontación de voluntades, cada victoria y derrota como si fuera propia.
Ford v Ferrari es una de las mejores películas del 2019; salí de verla con la adrenalina encendida, solo para recordar que mi coche prende con tristeza, menos todavía acelera como los potentes vehículos de Shelby y Miles. Que mucha gente saldrá chillando gomas del estacionamiento de los cines. ¡Inmensamente recomendada!
Podcastero, comediante, crítico de cine y TV miembro de la Critics Choice Association, crítico certificado en Rotten Tomatoes, y padre de gatos. Una vez cuando niño entré a un cine, y en cierta forma nunca salí.
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